DestacadoLas Afueras

BLACKHAT: AMENAZA EN LA RED

El cuerpo en busca

Blackhat. Amenaza en la red. Revista Mutaciones - 1

Con la llegada de Ferrari (2023) el propio Michael Mann reavivó la conversación en torno al fracaso en taquilla que tuvo Blackhat: Amenaza en la red (2015) en su estreno mundial. Señaló que quizás la película hubiera estado en cierto modo “adelantada a su tiempo”. Esta apreciación puede leerse en paralelo a la continua tensión que existe en el cine de Mann entre la dimensión comercial de sus obras y el componente estilístico propio que recorre toda su producción -y que ha sido cuestionado desde la teoría del autor en numerosas ocasiones-. Dicha tensión parece haberse manifestado de manera más palpable con motivo de Blackhat. La reciente llegada del corte del director (proyectado en la Brooklyn Academy of Music en 2016) a la edición en físico en el otoño de 2023 nos permite revisitar un film que, a pesar de trabajar con el habitual arquetipo masculino del cine de Mann, fundamenta su potencia en la abstracción formal y espacial.

Los cambios principales que plantea el montaje del director son, por un lado, la eliminación de una serie de escenas que favorecen aún más la dosificación de información y la frialdad de la toma de decisiones y, por otro, la reubicación de dos secuencias en su posición narrativa cronológica. En este sentido, la primera escena de la película corresponde al hackeo del sistema de la bolsa de Chicago que regula el precio de las semillas de soja. Se desplaza así el fallo de la planta nuclear al segundo tercio del metraje. Este cambio permite que la escena que abre la cinta sea aquella en la que se muestra el tránsito de datos y la propagación del virus informático en el interior del ordenador. Mann la equipara a la de la ruptura meticulosa del mecanismo de apertura de una caja fuerte situada en su día en los minutos iniciales de Ladrón (1981). El culto a la dimensión laboral de sus protagonistas es, una vez más, el punto de partida de Blackhat: Amenaza en la red, en la que el oficio físico del criminal da el salto al mundo virtual, difuminando el anclaje habitual a los espacios tangibles transitados por el cine de Mann y permitiendo la construcción de su atmósfera visual -concepto al que se ha referido Aarón Rodríguez Serrano- de forma profundamente inasible.

Blackhat. Amenaza en la red. Revista Mutaciones - 2

Jerold J. Abrams apunta en ‘Space, time, and subjectivity in neo-noir cinema’ a una traslación progresiva, desde 1980 en adelante, del arquetipo del detective en el noir, pasando de ser el que persigue al villano en la ciudad a aquel que se busca a sí mismo en el proceso. Si bien el cine de Mann ha abordado constantemente esta cuestión de la identidad individual relacionada con el mundo del crimen, ¿qué ocurre cuando el mal que se combate carece de una dimensión física alcanzable? Esta es la premisa clave en Blackhat: Amenaza en la red, a partir de la cual Mann estructura una película en la que la deslocalización y la ausencia de referencias espaciales son la vía para adentrarse en la realidad de la ciberdelincuencia. Los interrogatorios cara a cara se sustituyen por fríos diálogos en la pantalla con nombres de usuario en clave. Los personajes, apátridas a causa del fallo respectivo de sus sistemas políticos -la cárcel, el trauma del 11S o la no cooperación del gobierno chino-, se sitúan al margen institucional y hacen que la pérdida, en fuera de campo, de la fisicidad de la autoridad gubernamental desplace el habitual juego ético de Mann al aséptico y confuso intercambio virtual de datos. La ciudad, catalizadora del fatalismo propio del arquetipo masculino del director, se diluye en numerosas localizaciones resumidas en planos aéreos de rascacielos indistinguibles, en pisos donde alojarse para desencriptar un código,… Se condensa todo en un movimiento errático de cuerpos en busca de un recipiente sobre el que depositar su fuerza motriz. Es por ello que, cuando finalmente el hacker aparece, esa corporalidad adquirida no se percibe más que como una tela ilusoria que pretende distraer a Nick de la verdadera cuestión. El cuerpo a cuerpo ya no es el objetivo, ni el final de la historia, y la amenaza del villano concluye: “Si dejo de pensar en ti, si dejo de pensar en cualquier cosa, esta desaparece, se desvanece, deja de existir”.

Blackhat. Amenaza en la red. Revista Mutaciones - 3

En una tipología de géneros cinematográficos como son el noir y la acción, que se miden a partir del choque material de sus personajes entre sí y con el mundo, la inclusión del mundo virtual supone un cambio de parámetros que se debe problematizar desde el lenguaje y la planificación narrativa. Por ello, la penúltima película de Mann aparece como una de las obras que explora con meticulosidad el dilema de tensionar la esencia corporal inherente al género y la deslocalización virtual propia de la era digital. Una obra que busca comprenderse a sí misma en cada escena, que avanza más y más en un terreno tan poco explotado en el cine como es la ciberdelincuencia y que cuestiona los espacios y códigos de su ecosistema deshumanizado. Esta aproximación conecta con largometrajes mucho más recientes como Misión imposible: Sentencia mortal Parte 1 (Christopher McQuarrie, 2023), donde la inclusión de ‘la Entidad’ como agente desequilibrante incorpóreo condiciona a un nivel básico toda la concepción física que caracterizaba a la saga, encarnada puramente en el cuerpo de Ethan. En Blackhat: Amenaza en la red, los pulidos tiroteos y los setpieces aparecen como meros palos de ciego, del mismo modo que son los lugares en los que la película se permite aterrizar, en medio de la tormenta de una amenaza global intangible y fuera de la dimensión humana individual. No obstante, y como en todo el cine de Mann, la escala del relato sí es humana, el daño es real y los personajes mueren y desean, siempre en estrecha relación con los códigos del melodrama. Por ello, Blackhat: Amenaza en la red se sitúa como una rara avis, por la propia dificultad de su planteamiento, que remite al más puro cine de Mann -de un notable poso clasicista-, quien se pregunta al mismo tiempo sobre la vigencia de los géneros a los que remite, sus planteamientos y la validez representativa de sus arquetipos narrativos.


Blackhat: Amenaza en la red (Montaje del director) (Blackhat, EE.UU., 2015)

Dirección: Michael Mann / Guión: Morgan Davis Foehl, Michael Mann / Producción: Jon Jashni, Michael Mann, Thomas Tull / Dirección de fotografía: Stuart Dryburgh / Montaje: Robert Berman / Música: Harry Gregson-Williams, Atticus Ross / Reparto: Chris Hemsworth, Tang Wei, Viola Davis, Wang Leehom, Holt McCallany

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.