Estrenos

Misión Imposible: Sentencia Mortal – Parte Uno

Haciendo posible lo imposible

En los últimos años, el fenómeno cinematográfico por antonomasia se encuentra en pugna constante con los nuevos formatos de proyección y distribución de películas. La excitante experiencia por pagar y asistir a un espacio reservado a proyecciones especializadas, idea impulsada por los Nickelodeon a principios del siglo pasado, queda lejos de las nuevas formas para acoger las películas, tanto en lo temporal como lo conceptual. Parece que las grandes plataformas cuentan con el acomodamiento y beneplácito del público general para disfrutar los estrenos desde sus casas, transformando la asistencia en salas de cine en una mera opción. Repito, solo lo parece. El estreno de Misión Imposible: Sentencia Mortal – Parte Uno (Christopher McQuarrie, 2023), si bien no renueva la genuina experiencia cinematográfica, recuerda el sentido mismo de realizar cine hecho para la gran pantalla.

Ciertamente, la icónica estrella que brilla sobre el nombre de Tom Cruise ya dejó otro recuerdo al respecto con la todavía reciente Top Gun: Maverick (Joseph Kosinski, 2022). Esta secuela, naturalmente concebida como el blockbuster del verano con toques irrefrenables de nostalgia a la película original, fue un éxito rotundo para las salas comerciales. No es de extrañar que el idolatrado actor y productor una fuerzas con Christopher McQuarrie, quien también participó en el guion de aquella película, así como en los guiones y dirección de la saga Misión Imposible desde su quinta entrega. Cabe mencionar la inicial colaboración que mantuvieron con Jack Reacher (2012), hace ya más de diez años, en la que dejaron señas del tipo de thriller de acción al que ha derivado esta saga. Y alcanza el punto álgido en su última entrega hasta el momento.

En el contexto de la saga Misión Imposible, la dupla conformada por ambas figuras siempre ha apostado por dos pilares fundamentales: un thriller reflejado en las narrativas de espionaje clásico y la construcción de acción desde una medida puesta en escena sobre métodos y espacios realistas -evitando así la sobreexplotada recreación digital-. De este modo, el primer aspecto se identifica más fácilmente con la primera entrega y sus múltiples capas y giros de sorpresa, dirigida por Brian de Palma en 1996. Pero esto quedó desprovisto con su primera secuela a favor de una acción más histriónica e irregular, bajo la mano de John Who en el 2000. Habría que esperar hasta 2006 para que J.J. Abrams se estrenara en el largometraje (amparado por el propio Cruise) para recuperar algo de este equilibrio. Eso sí, denotando su autoría estética con los continuos destellos de luz que recuerdan sus tendencias sobre la ciencia-ficción. Luego, en 2011, Brad Bird se encargó de la cuarta entrega que acercaría el código de acción realista por la que los últimos años se ha reconocido a la franquicia, así como un entretenido (a veces, incluso cómico) sentido del suspense. Y finalmente, llega McQuarrie en 2015 para continuar como el indiscutible realizador con quien se asientan ambos pilares.

Esta última entrega, por primera vez, se presenta como “parte uno”, aguardando una continuación directa con su próxima película, y no tanto una secuela prototípica. Este hecho ratifica la confianza comercial de continuar la saga, como bien se ha explicado al inicio del presente texto. Para ello, el espectáculo puramente cinematográfico se alza a elevadas cuotas. Ya en su secuencia de apertura, queda claro un acertado ejercicio de edición para el bloque de presentación, pues anticipa la capacidad del film para estructurar y asentar un genuino sentido del ritmo sobre las distintas set pieces de acción. Además, no queda indiferente un vibrante e intenso diseño de sonido que potencia la inmersión sobre el divertido espectáculo que nace de la gran pantalla.

Por primera vez en la franquicia, sobre todo desde el ya acostumbrado estilo de su director titular, destacan los saltos de eje durante los diálogos. Incluso, diálogos entre solo dos personajes filmados con planos cerrados, evidenciando más si cabe el salto. Sin embargo, no son gratuitos ni interfieren en la gramática. Esto no es cine de Wong Kar-wai, precisamente. No obstante, el salto de eje se muestra medido a los intereses de los personajes, denotando las dobles intenciones en un contexto de espionaje donde las motivaciones de algunos personajes son algunas de las emocionantes incógnitas que abarcan el metraje. Asimismo, la película presenta otra interesante novedad sobre el tipo de villano: una super inteligencia artificial (tan reclamada en nuestra actualidad), cuya intangibilidad constituye el mayor reto del super agente Ethan Hunt.

Tan solo separa un año hasta conocer la conclusión de esta nueva aventura de la saga, esperada con adrenalínicas expectativas. Sobre todo, atendiendo a la progresiva evolución de la franquicia que le ha permitido realizar siete películas hasta la fecha. En definitiva, un elaborado proyecto que aúna los deseos comerciales inherentes a la industria junto al deseo de ofrecer emocionantes experiencias cinematográficas como solo las salas de cine pueden lograrlo.  El código del thriller de acción y espionaje clásico, la acción real y un uso medido sobre el CGI parecen ser una de las mejores propuestas para conseguir este anhelado equilibrio.


Misión: Imposible – Sentencia mortal – Parte Uno (Mission: Impossible – Dead Reckoning – Part One. EEUU, 2023)

Dirección: Christopher McQuarrie / Guion: Christopher McQuarrie & Erik Jendresen / Producción: Paramount Pictures, Skydance Productions & TC Productions. Distribuidora: Paramount Pictures / Fotografía: Fraser Taggart / Montaje: Eddie Hamilton / Música: Lorne Balfe / Diseño de producción: Gary Freeman / Reparto: Tom Cruise, Hayley Atwell, Ving Rhames, Simon Pegg, Rebecca Ferguson, Vanessa Kirby, Essai Morales, Pom Klementieff, Cary Elwes, Shea Whigham & Henry Czerny.

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