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EXPEDIENTE WARREN: OBLIGADO POR EL DEMONIO

De sentencias no firmes

Ya es prácticamente un ritual. El regreso del matrimonio más querido de demonólogos y espiritistas en la ficción (y uno de los más afamados de la realidad, aunque sus figuras proyecten alguna sombra de recelo) es un evento para celebrar. Tanto entre los amantes del cine de terror, que vamos creciendo junto con los personajes, como, me atrevería a decir, entre los que aprecian el cine en general. Siempre es interesante observar cómo se desarrolla una saga a lo largo del tiempo y en una industria cambiante, y especialmente cuando está protagonizada por dos personajes tan carismáticos como son Ed y Lorraine Warren. Sin contar los spin offs de monjas y muñecas diabólicas, Expediente Warren: Obligado por el demonio (2021) es la tercera entrega de la saga iniciada por James Wan en 2013.

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El director australiano, tras Expediente Warren: The Conjuring (2013) y Expediente Warren: El caso Enfield (2016), deja su silla a uno de sus aparentes discípulos espirituales como es Michael Chaves (La llorona). En un pequeño paréntesis incidir en que, sin devaluar el trabajo del sucesor simplemente por tomar relevo (en la Historia del cine ha habido grandes nombres que se han hecho cargo de segundas y terceras partes de forma exitosa), lamentablemente… Chaves no es Wan. Eso se siente desde el mismo arranque de la cinta, que pierde, con su nueva dirección, el sensible sentido de timing y la cuidada construcción de la tensión que son sello de identidad en el cine de James Wan. Michael Chaves apuesta, en cambio, por una hibridación entre géneros mucho más presente, desde el drama hasta el true crime, enfoque al que parece dedicar todos sus esfuerzos. Paradójicamente, tampoco eso lo hace totalmente convencido, demasiado deudor de un cine de terror actual que parece valorar mucho más el giro de guión / susto (jumpscare) gratuito, que una coherencia en el tono.

Veamos el esqueleto narrativo del caso real al que referencia Expediente Warren: Obligado por el demonio. Tras un brusco arranque centrado en el exorcismodel pequeño David (Julian Hilliard, el tierno crío de todo un cierto cine de terror actual), el prometido de su hermana mayor, Arne Johnson, invita temerariamente al demonio a entrar en él. En un gesto noble del que, aparentemente, no entiende las implicaciones, Arne se condena a sí mismo. Ed y Lorraine Warren, presentes desde el principio en el caso de David, sospechan ahora lo peor para su “cuñado”. Sospechas que se confirmarán cuando este asesine encarnizadamente a su casero y jefe de su prometida Debbie. La imagen de dulce pareja joven norteamericana con toda una vida por delante que encarnan Arne y Debbie (y que resuena con el propio pasado de Ed y Lorraine) queda truncada por un crimen incomprensible y un igualmente confuso proceso judicial. En él, la única defensa por parte de Arne es declararse no culpable porque “el Diablo le hizo hacerlo”. Efectivamente, estamos ante un caso real, y particularmente ante la primera vez que la posesión demoníaca fue usada como defensa ante la justicia estadounidense. A priori, los sucesos en los que se basa resultan extraordinariamente golosos a nivel narrativo. Igual que pasaba con las hipnóticas escenas de interrogación en Mindhunter, la fantástica serie de David Fincher, el mashup entre la dinámica Warren (anclada en lo oculto, lo oscuro) y la investigación policial (el mundo objetivo) podría apuntar hacia propuestas realmente fructíferas.

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Resulta prácticamente imposible considerar Obligado por el demonio fuera de la tendencia creciente alrededor del ya mencionado true crime. En esta ola, renombradísima tanto en documental (de dónde surge la temática) como la permeabilidad de este en la ficción, se encuentra la clave del intento de singularizar esta propuesta de las anteriores. Desde el inicio, ahora hará cerca de una década atrás, del ya mítico podcast Serial, se establecieron una serie de pilares sobre los que se basan estas narrativas. Principalmente, que se trate de investigaciones en retrospectiva. Los hechos se encuentran en el pasado, el papel del detective -tanto en el caso de la creadora y presentadora de Serial, Sarah Koenig, como en el caso de la propia audiencia que repasa junto a ella las pruebas, o en esta última entrega de Expediente Warren, la propia pareja- es el de recuperar fragmentos de historia y ponerlos en orden. Así, se entremezcla lo oculto antedicho, la búsqueda de fuerzas mayores e innombrables, con la propia necesidad de encontrar formas de llevarlo al terreno de la evidencia palpable y demostrable, interpretable desde lo judicial.

Sin embargo, lo que sobre el papel se intuye como una atrevida y distinta exploración de híbridos en el género del terror, un paso más en dinámicas de personaje ya familiares, pierde fuerza cuando es plasmada en el filme. A parte de que no esté dirigida por Wan (con los inconvenientes que ello conlleva, citados al inicio), está el hecho de que Chaves intente apuntar a demasiados frentes, sin llegar a apostar por ninguno en concreto. Esto acaba descentrando la importancia de la historia de Ed y Lorraine, convirtiéndola en algo disperso que se intercala entre susto y susto sin mucha dirección. Queriendo sumar demasiado, Chaves acaba restando de lo realmente potente e imperecedero de la saga que, efectivamente, es el matrimonio protagonista. Y, con él, los dos increíbles intérpretes que son Patrick Wilson y Vera Farmiga, la energía tierna y el desasosiego que se genera cuando investigan, cuando están juntos, pero también los instantes en los que se separan. Es en ese ir y venir que puede modularse la verdadera tensión, y no solamente en la impresión que pueda generar un golpe de sonido tras un minuto de silencio. En la paleta de Expediente Warren: Obligado por el demonio su genuinamente empática relación pierde terreno al sentimentalismo arbitrario, lo que acaba estandarizando toda la propuesta. En la época de la sobreinformación, debería saberse ya que un “basado en hechos reales” no es reclamo suficiente. Y que un puñado de bocetos de interesantes ideas no sirven de mucho si no se está dispuesto a llevarlos a la última consecuencia.


Expediente Warren: Obligado por el demonio (Estados Unidos, 2021)

Dirección: Michael Chaves / Guion: David Johnson / Producción: Atomic Monster, New Line Cinema, The Safran Company / Productores: James Wan, Peter Safran / Fotografía: Michael Burgess / Diseño de producción: Jennifer Spence / Montaje: Peter Gvozdas, Christian Wagner / Música: Joseph Bishara / Reparto: Vera Farmiga, Patrick Wilson, Sterling Jerins, Charlene Amoia, Julian Hilliard, Shannon Kook, Andrea Andrade, Mitchell Hoog, Megan Brown, Stacy Johnson, Nicky Buggs, Ronnie Gene Blevins, Beth Pilgreen.

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