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THE PALACE

Un castillo en ruinas

Seamos consecuentes. Cualquier ataque furibundo dirigido contra The palace, sin ningún sesgo personal presente hacia la figura del autor, no ha sido casualidad y estaría plenamente justificado. Tras una interrupción voluntaria de cuatro años desde la solvente El oficial y el espía (2019) -posiblemente lo mejor de su última etapa-, The palace se confirma como la peor película en una carrera que se extiende a lo largo de seis décadas. ¿Puede alguien quedar tan expuesto, tan señalado a ojos del público, después de tamaño despropósito? Olvídense del más mínimo atisbo de sutileza: estamos frente a un ejercicio de brocha gorda que se sirve de la zafiedad, sin disimulo y descaradamente, con el objetivo de no dejar títere con cabeza. Pero, antes, vamos a desgranar sus líneas argumentales que simulan ser en apariencia, y sólo a simple vista, una bomba de relojería dispuesta a dinamitar los convencionalismos de la comedia.

The Palace. Revista Mutaciones - 1

Nos encontramos en los albores del cambio de siglo, concretamente en la Nochevieja de 1999, en un hotel de lujo: el Palace del título. Este se ubica en un valle de los Alpes suizos, donde se dan cita cada año algunas de las mayores fortunas del planeta: mafiosos conectados a la oligarquía rusa, un eminente cirujano plástico, una marquesa que siente devoción por su perro, un actor porno retirado del negocio, un excéntrico millonario octogenario prometido con una joven obesa, etc. Por añadidura, el trasfondo del efecto 2000 origina una neurosis colectiva en los huéspedes, latente a lo largo de todo el metraje. Con esa coyuntura, la narración fluctúa de una historieta a otra, mediante las aventuras que viven sus variopintos habitantes, para componer un mosaico-denuncia. A priori, su intención última es desenmascarar el esnobismo de las clases altas y, de paso, señalar simbólicamente a todos aquellos que predican la cultura de la cancelación contra su persona.

Así pues, lo primero que nos viene a la mente cuando leemos la sinopsis de The palace es un paralelismo con El triángulo de la tristeza de Ruben Ostlünd, ganadora de la Palma de Oro en Cannes en 2022. Nada más lejos de la realidad. Digámoslo abiertamente, más allá de la coincidencia inicial, las comparaciones entre ambas son odiosas. Lo que en la cinta del sueco era un análisis profundo de las relaciones de poder, aquí deviene en impostura, no existe lectura que valga. Mientras que El triángulo de la tristeza hacía gala de un humor corrosivo e ingenioso, The palace acumula los peores tics del género. Si en el largometraje de Ostlünd la caracterización psicológica de los personajes ahondaba en las diferencias sociales, en la de Polanski lo que desfila por la pantalla es pura pose. El resultado, entonces, está más cerca de un Especial del programa Noche de fiesta de José Luis Moreno que de la imagen especular en la que se pretende reflejar. El problema es que no funciona nada, ni continente ni contenido, y lo que aspiraba a erigirse como una de las comedias de la temporada, acaba transformándose en un acto de autosabotaje carente de sentido. Una obra capaz de tambalear seriamente los cimientos de una filmografía mayúscula.

The Palace. Revista Mutaciones - 2

Y sí, en el blanco de las iras del director, es verdad todo lo que se ha dicho de ella: rusófoba, sexista, edadista, misógina, islamófoba -bochornosa la escena del ascensor en la que aparecen unas mujeres árabes en niqab– y, también, extremadamente vulgar. Duele comprobar, por otro lado, cómo el elenco, con un indiscutible olor a formol -John Cleese, Fanny Ardant, Mickey Rourke o Joaquim de Almeida-, tampoco ayuda a salvar la propuesta del incendio. Hay que reconocer que, aunque la comedia nunca fue terreno propicio para Polanski -recordemos los casos de Piratas (1986), ¿Qué? (1972) o El baile de los vampiros (1967)-, el film que nos ocupa supera las expectativas: emplea una fórmula desgastada y añeja, es fea, de difícil digestión, una sucesión de sketches sin gracia, con diálogos sonrojantes, situaciones mal resueltas e inconclusas, tiene una nula gestión del ritmo, etc.

Quizás Polanski, ávido por rendir cuentas, había concebido The palace como un vehículo urgente para zafarse definitivamente de los fantasmas que lo persiguen, sin embargo, el efecto que produce es el contrario: el del descrédito. Los que celebran el dogma de la incorrección a cualquier precio estarán de enhorabuena, para todos los demás, para todos aquellos que esperábamos algo más del creador de La semilla del diablo (1968), The palace supone un agravio sin precedentes. Imagínense cuán grave será el asunto para que el propio Polanski evitara comparecer en la Mostra el día del estreno de la película.

 


The palace (FranciaItaliaPoloniaSuiza, 2023)

Dirección: Roman Polanski / Guion: Roman Polanski, Jerzy Skolimowski, Ewa Piaskowska / Producción: Luca Barbareschi, Piotr Bogusz, Jaroslaw Fabianski, Claudio Gaeta, Wojciech Gostomczyk, Adam Gudell, Janusz Hetman, Kimberly Hines, Jean-Louis Porchet, Beata Radkiewicz, Jerzy Skolimowski / Fotografía: Pawel Edelman / Montaje: Hervé de Luze / Música: Alexandre Desplat / Interpretación: Mickey Rourke, John Cleese, Anton Pampushnyy, Joaquim de Almeida, Fanny Ardant, Oliver Masucci, Bronwyn James, Luca Barbareschi, Milan Peschel, Fortunato Cerlino, Danny Exnar, Alexander Petrov, Ilia Volok, Irina Kastrinidis

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