LA VIRGEN ROJA
¿Un relato maquiavélico?
La virgen roja (2024), dirigida por Paula Ortiz, se adentra en la turbulenta vida de Hildegart Rodríguez (Alba Plana) y la perturbadora relación con su madre, Aurora Rodríguez Carballeira (Najwa Nimri), en la España de los años treinta. La trama gira en torno al ambicioso proyecto de Aurora: criar y formar a su hija para que se convierta en la mujer del futuro, una mente revolucionaria y libre que desafíe las limitaciones de su época. Con esta premisa, Ortiz explora la tensión entre el control materno y la búsqueda de independencia personal, llevando al límite el conflicto entre ideales y realidad. Así, Hildegart, con apenas 18 años, se convierte en una figura reconocida internacionalmente. Sin embargo, a medida que crece, también lo hace su deseo de vivir una vida propia. Por ello, el filme culmina en una noche de verano de 1933, cuando las tensiones ideológicas y emocionales se desatan, llevando a un desenlace tan trágico como inevitable.
Cabe destacar que esta no es la primera vez que la historia de Hildegart y Aurora se lleva al cine. Anteriormente, Fernando Fernán Gómez dirigió Mi hija Hildegart (1977), con Amparo Soler Leal en el papel de Aurora, abordando los hechos dentro del marco de la crónica negra española. La historia también ha inspirado otros trabajos, como el cortometraje The Red Virgin de Sheyla Pye y el documental A Virxe Roxa de Marcos Nine, así como obras literarias de autores como Eduardo de Guzmán y Almudena Grandes. Con La virgen roja, Ortiz ofrece una nueva perspectiva, integrando elementos del thriller psicológico para analizar la relación madre-hija desde un enfoque contemporáneo.
El guion, escrito por Clara Roquet y Eduard Solà, adopta un tono oscuro para desarrollar la narrativa. Ortiz se centra en Aurora como una madre que consume emocionalmente a su hija, intentando controlar cada aspecto de su existencia. La directora fundamenta su película en esta contradicción: la búsqueda de una libertad radical que, paradójicamente, se convierte en una prisión debido a la imposición y el sometimiento. Esta complejidad, además, no se comprende sin la colaboración esencial de Roquet y Solà. Por un lado, Roquet, en su filme Libertad (2021), aborda temas como la búsqueda de identidad y las tensiones intergeneracionales. Por otro, Solà ha trabajado en proyectos como El cuerpo en llamas (Laura Sarmiento, 2023) y Creatura (Elena Martín, 2023), que también exploran relaciones humanas cargadas de conflicto y poder. Estas experiencias previas se reflejan en La virgen roja, donde la lucha entre los ideales de Aurora y la realidad que enfrenta Hildegart se explora a través de diálogos cargados de significado, enfrentando las ideas extremas de la madre con los deseos de libertad y madurez personal de la hija.
Visualmente, La virgen roja se presenta como un trabajo que destaca por su composición artística. La iluminación crea una atmósfera sombría y tensa, mientras que los escenarios logran reflejar fielmente la época histórica con un estilo riguroso y detallado. Ortiz recurre a planos cerrados que reflejan la incomodidad y la presión que sufre Hildegart, así como la frialdad y el control que emanan de Aurora. La sensación de encierro se enfatiza con un diseño de ambientes sobrio y oscuro, transmitiendo el contexto opresivo en el que vive la joven protagonista. Además, la película utiliza elementos visuales simbólicos, como una estatua que se deteriora poco a poco, que supone una metáfora para ilustrar la inevitable desintegración de la relación entre ambas.
Desde una perspectiva narrativa, La virgen roja se aleja del biopic convencional al incorporar elementos de thriller psicológico y horror. Este enfoque no es nuevo en la obra de Paula Ortiz, quien ya ha mostrado interés por personajes femeninos complejos y sus luchas internas. En De tu ventana a la mía (2011), exploraba la profundidad de las emociones humanas; en La novia (2015), adaptando a Lorca, desplegaba una narrativa lírica y simbólica. Posteriormente, en Teresa (2022), se adentró en el drama histórico para abordar la vida de Santa Teresa de Jesús desde una perspectiva poética. Y con Al otro lado del río y entre los árboles (2022), consolidó un estilo visual más depurado. De este modo, La virgen roja se presenta como una evolución natural en su filmografía, utilizando una sensibilidad cinematográfica única para examinar las tensiones entre ideales y realidad, enmarcadas en un contexto histórico.
Asimismo, las interpretaciones son uno de los pilares que sostienen el impacto del filme. Najwa Nimri encarna a Aurora con una intensidad que captura tanto su control calculador como las grietas en su rígida fachada. Su actuación transmite la complejidad del personaje: una mujer que se presenta como la salvadora de su hija, pero que en realidad ejerce un control implacable. Por tanto, Nimri logra reflejar las contradicciones de Aurora, destacando sus convicciones ideológicas mientras revela su espiral de obsesión. Por su parte, Alba Planas da vida a Hildegart con una sutileza que muestra su transformación de joven sumisa a una mujer que busca romper las cadenas impuestas por su madre. Este cambio se aprecia especialmente en las escenas con Abel Vilella (Patrick Criado), quien aporta una perspectiva terrenal que contrasta con la excepcionalidad de las protagonistas.
Acompañando a todo esto, la banda sonora compuesta por Guille Galván y Juanma Latorre se integra en la narrativa para potenciar la tensión, especialmente en los momentos más críticos del conflicto. Así, el ritmo de la película se mantiene en una inquietud constante y evitan que el espectador se acomode en una interpretación simplista de los hechos.
En definitiva, Paula Ortiz presenta una historia que, aunque se desarrolla en el pasado, resuena con las preocupaciones del presente. La directora no solo recrea una época, sino que plantea preguntas profundas sobre el coste de las ideas extremas y la búsqueda de la libertad. Esto nos lleva a cuestionarnos: ¿puede una idea justificarse si lleva al sacrificio de aquello que debería proteger? Una duda que parece evocar la máxima maquiavélica de que «el fin justifica los medios» y que invita a reflexionar sobre cuáles deben ser los límites de nuestras propias convicciones.
La virgen roja (España, 2024)
Dirección: Paula Ortiz/ Guion: Eduard Sola y Clara Roquet/ Producción: Daniela Alvarado, Maria Contreras, María Zamora y Stefan Schmitz / Fotografía: Pedro J. Márquez/ Montaje: Pablo Gómez-Pan/ Música: Juanma Latorre y Guille Galván/ Sonido: Coque Fernández Lahera/ Maquillaje: Eli Adánez/ Vestuario Arantxa Ezquerro/ Reparto: Najwa Nimri, Alba Planas, Aixa Villagrán, Patrick Criado, Pepe Viyuela.