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BITELCHÚS BITELCHÚS

Body horror para los más pequeños

«Bitelchús, bitelchús, es cierto, mantiene el ánimo presente en los primeros trabajos del cineasta (aquellos que lo acercaron a esta crítica) de abordar la noción de la mortalidad durante la más tierna infancia, reminiscencias de un Burton que experimentaba con las posibilidades del stop motion y fantaseaba con revivir, imitando a Frankenstein, a su perro de la infancia».

En Operación miedo (1966), Mario Bava hace uso del zoom de su cámara para subrayar lo inexplicable: un columpio que se balancea sin la presencia de ningún cuerpo, la primera aparición de Ruth, acechando en las catacumbas envuelta en sus ropajes oscuros, o la imagen fantasmagórica de la niña Melissa, asomada con una expresión vacía al ventanuco que da a la sombría habitación de Nadienne, atemorizada y confinada a descansar postrada en la cama. Tim Burton referencia la cinta del italiano como parte de la construcción de Astrid, asegurando que ésta fue dada a luz en una proyección de la película como premonición de su carácter apático y su predilección por lo oscuro. Jenna Ortega, tras haber expresado su descontento con la introducción forzada de tramas amorosas contra su Miércoles, tropieza con la misma piedra con esta joven aparentemente freak, con rastros del estilo gótico que caracterizaba a Lydia Deetz, pero activista del cambio climático, en contra de la institución del matrimonio y escéptica ante la existencia del más allá. Los gastados planos generales y planos contraplanos de la cámara inerte de Burton enfocan, con nula profundidad de campo, a Astrid, amnésica a esta primera caracterización, subyugada durante la mayor parte del metraje a las mentiras del primer chico que muestra interés en las letras manipuladoras de Los Smiths.  

Tim Burton, pronunciando el nombre del maligno tres veces, revive en una suerte de secuela a su Bitelchús, en una cinta nutrida por la nostalgia, la autorreferencia y el reciclaje, marcada por la ausencia de Michael McDowell y Larry Wilson en calidad de guionistas. En un arrebato de reunir la máxima cantidad de nombres posibles, Winona Ryder y Catherine O’Hara vuelven a encarnar a Lydia y Delia, que orbitan alrededor de prometidos-obstáculo y maridos ahogados, para erigir un relato que se agarra con desesperación a las manos purulentas de Michael Keaton. Bitelchús, bitelchús, es cierto, mantiene el ánimo presente en los primeros trabajos del cineasta (aquellos que lo acercaron a esta crítica) de abordar la noción de la mortalidad durante la más tierna infancia, reminiscencias de un Burton que experimentaba con las posibilidades del stop motion y fantaseaba con revivir, imitando a Frankenstein, a su perro de la infancia. La sangrienta secuencia de la muerte de Charles Deetz, devorado por las fauces de un tiburón, y la caracterización práctica, alejada de tecnologías, de los moradores del otro lado, conforman un imprescindible primer contacto con el subgénero del body horror dirigido a los más pequeños.

Entre los escombros de historias vacías de ideas controladoras, tramas femeninas atadas a la voluntad masculina y menciones de mal gusto a templos como Disney o Netflix, aún se rescatan indicios de un autor movido por la curiosidad y fascinación mórbida desde su infancia en la pequeña localidad californiana de Burbank. La cinta se mantiene, en momentos fugaces, como cuando el cineasta descuartiza y recompone, como si se tratase de la Sally de Pesadilla antes de navidad (Henry Selick, 1994), a Monica Bellucci, su actual pareja, en un juego tétrico que traspasa la ficción reflejada en la pantalla. Ante estas imágenes, mi madre aún protestaría, apelando a mi corta edad y a lo grotesco de Burton, si esta cinta hubiese salido hace una década. Sin embargo, todo esfuerzo de horror es en vano, cuando en un arrebato sobreexplicativo y asesino de la mística propia del mundo del más allá, Astrid, inteligente en escenas contadas con los dedos de una mano, apunta que las aterradoras serpientes del desierto son de naturaleza alienígena y habitan en una de las lunas de Saturno.


Bitelchús Bitelchús (Beetlejuice, Beetlejuice; EEUU, 2024)

Dirección: Tim Burton / Guión: Milles Milar y Alfred Gough / Producción: Warner Bros Pictures / Música: Danny Elfman / Fotografía: Haris Zambarloukos / Edición: Jay Prychidny / Reparto: Winona Ryder, Jenna Ortega, Michael Keaton, Catherine O’ Hara, Justin Theroux, Monica Bellucci

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