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BAGGER DRAMA

El tríptico del duelo

Bagger Drama. Revista Mutaciones - 1

“No escucho nada” es la primera línea de diálogo, en off, que abre Bagger Drama (Piet Baumgartner, 2024). Simultáneamente, la imagen nos muestra un plano del cielo, donde los brazos y los cucharones de unas excavadoras aparecen como flores brotando de debajo del encuadre y danzando al viento. Esa falta de escucha verbalizada y esas máquinas realizando una especie de ballet sincronizado como anomalías en el paisaje siembran el arranque de una exploración por el duelo familiar y la incomunicación dentro del seno del hogar. 

Organizada en forma de tríptico (más una especie de epílogo), la película se desarrolla a lo largo de los cuatro años posteriores a la muerte de la hija (y la hermana) de los protagonistas. La unidad familiar se presenta como una entidad frágil y fría, mecánica incluso, casi como un símil de las excavadoras que forman parte del negocio doméstico. Cada uno de los años toma el punto de vista de sendos miembros: el hijo, el padre y la madre, consecutivamente. Mientras tanto, el peso de la pérdida los acompaña a ritmos distintos y deviene uno de los detonantes de conflicto entre ellos, debido a las diferencias en cómo lo superan cada uno. 

Bagger Drama. Revista Mutaciones - 2

No obstante, la tragedia es solo eso, un detonante que derriba el telón de un problema mucho más arraigado y muy anterior: una falta de comunicación y empatía con el prójimo. Baumgartner presenta este choque estableciendo una barrera entre los propios personajes. Por un lado, están las barreras físicas: las ventanas, los marcos de las puertas, el techo corredizo del coche… Todos ellos funcionan como escotillas que encorsetan el espacio de cada individuo y reflejan su imposibilidad de expresión. Por otro lado, se establece todo un dispositivo formal con esos límites físicos que enfatizan el distanciamiento. Desde el plano contraplano, pasando por la impresión de planos tirados desde perspectivas que encarcelan entre líneas a padres e hijo, hasta el uso constante de teleobjetivos en un intento por acercarse a individuos que están alejados entre sí. 

Asimismo, hay otros elementos recurrentes en esa puesta en escena en línea con dicha intencionalidad. Así pues, es recurrente el uso de una baja profundidad de campo, permitiendo enfocar a un personaje y mantener desenfocado al resto en la misma toma. Esto resalta aún más ese mutuo cisma, sobre todo en escenas donde se establece una dinámica de miradas que nunca se acaban encontrando. 

Paralelamente a ese distanciamiento formal, entra en juego una constante interrupción desde sonido y montaje. La música incidental, los ruidos de las excavadoras, el tono de una llamada de teléfono, etc. rompen con esos acercamientos hasta convertirse en parte del lenguaje de la película e interponerse en las acciones. Esa parte sonora es, además, uno de los recursos que se usan para los repentinos cortes entre escena y escena, lo cual genera una sensación de que siempre se queda algo incompleto, algo por decir. 

Bagger Drama. Revista Mutaciones - 3

En Bagger Drama lo único que parece acabar de sustentar las relaciones es el negocio familiar. Este, tal y como apunta Daniel, el hijo de la familia, en un momento dado, parece ser el único tópico frente al que pueden mantener un diálogo con naturalidad y sin filtros. Consecuentemente, la necesidad de ir más allá del trabajo para propiciar el reencuentro se produce con un sutil movimiento de cámara en ese epílogo donde, tras los capítulos individuales, se adopta un punto de vista más objetivo. Entra en juego un nivel simbólico del lugar: los personajes se reencuentran donde está sembrado el árbol en recuerdo de la hija (y la hermana), un punto donde se ha estado reflejando sus distintos procesos de duelo. Ese mismo sitio donde, hasta hace unas pocas escenas, aún permanecía el bloque de hormigón con el que la joven tuvo el accidente; un bloque ahora taladrado y eliminado, como las aparentes barreras de hormigón que impedían la comunicación familiar. Entonces, se produce un ligero paneo sobre los tres personajes, aún separados en el espacio, pero ahora todos enfocados, y la cámara se distancia a la izquierda hasta quedarse contemplando el campo. Al final de este, por la carretera, antes de que se produzca ese corte a negro, las grúas se llevan las excavadoras del negocio familiar que el padre acaba de cerrar. El paisaje se queda sin máquinas, en un aparente gesto por invitar a que padre, madre e hijo dejen de hablar el idioma del silencio y comiencen a restituir los vínculos comprensivos en sus respectivos nuevos capítulos. 


Bagger Drama (Piet Baumgartner, Suiza, 2024)

Dirección: Piet Baumgartner / Guion: Piet Baumgartner / Producción: Karin Koch / Fotografía: Pascal Reinmann / Montaje: Tania Stöcklin / Música: Rio Wolta / Reparto: Bettina Stucky, Phil Hayes, Vincent Furrer, Maximilian Reichert, Karin Pfammatter

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