LEAN ON PETE
Jugando con el exceso
¿Cuánto sufrimiento es demasiado sufrimiento? ¿Dónde está esa línea que marca el fin del drama y el inicio del melodrama, entendido este como el género en el que se busca magnificar las emociones de forma casi pornográfica? Lean on Pete, la nueva película de Andrew Haigh, parece estar constantemente adentrándose en los terrenos de la miseria y la tristeza por el mero afán de sacar al espectador un lagrima o dos. El director de Weekend y 45 años, dos dramas construidos sobre mínimas anécdotas argumentales (un encuentro sexual de fin de semana y el descubrimiento de un viejo amor de juventud), camina aquí en dirección contraria con una historia que ofrece tragedia tras tragedia, como si hubiera cogido la trama de un culebrón juvenil y la hubiera condensado en dos horas de metraje. Pero, para todos aquellos que aún duden de lo importantes que son los matices, de lo diferente que puede ser una misma historia rodada de una u otra forma, dialogada de una manera u otra, interpretada por este o aquel actor, Lean on Pete resulta una excelente demostración.
Charley es un adolescente de 16 años que vive con su padre, Ray. Desde que su madre salió de la ecuación hace mucho tiempo, Charley está obligado a seguir a su padre allí donde este consiga un trabajo. O un ligue. Ray, constantemente enganchado a una lata de cerveza, con su aspecto de tipo duro y su sonrisa de pilluelo, es un padre desastroso. Algo igualmente negativo se puede decir de Del y Bonnie, el jefe y la compañera de Charley en el trabajo que este consigue, por una mezcla de necesidad y aburrimiento, en el hipódromo. Del es un bruto acostumbrado a maltratar a los caballos para sacar unos dólares rápidos, mientras que Bonnie se las ha apañado para ignorar todo aquello de su entorno que le molesta para seguir trabajando. Charley, un chaval silencioso y de mirada triste, se mueve entre estos personajes con resignación, sin enfrentarse a ellos pero sin amoldarse a su comportamiento. Hasta que se encariña de uno de los caballos de Del, el veterano Lean on Pete, y la película se convierte en una suerte de historia de aventuras constantemente surcada por la tragedia.
Muchos directores harían de esta historia un festival del llanto, reforzando cada momento de tragedia, remarcando el dolor del protagonista a través de música, primeros planos y un diseño de la imagen que acentuase lo miserable del entorno de Charley, hasta que este y los que le rodean se convirtiesen en clichés. Otros muchos se concentrarían en la relación de Charley y Lean on Pete, suavizando los aspectos más brutales de la trama hasta convertir el viaje de ambos en una fantasía descontextualizada. Andrew Haigh no opta por ninguna de estas opciones. En su película hay gente que hace cosas horribles, pero esa gente sigue siendo humana.
Ray es un padre desastroso, sí, pero también un padre que quiere a su hijo y, más importante aún, que se sabe desastroso. “Me gustaría poder darte algo más”, le dice a su hijo cuando encuentra solo 20 dólares en su cartera, pero intuimos que no se refiere solo a dinero. Ray se ha quedado atrapado en la espiral de dejadez de un eterno adolescente, y no sabe cómo salir de ahí. Del y Bonnie también tienen mucho de figura trágica. Para ambos, su vida está marcada por una decisión laboral de la que no han sabido dar marcha atrás y que ha acabado por condicionarles moralmente. Aún así, tratan de ser algo más para Charley, convirtiéndose durante una parte de la película en otras figuras paternas, ofreciendo, hasta donde pueden, algo de amor o sabiduría a ese chaval de aspecto frágil. Haigh, que es también el guionista de la película, consigue con el retrato de estos y otros muchos personajes dar volumen y entidad a lo que podría ser un banal folletín de niño que sufre. Cuando le sucede algo dramático a un cliché, ese algo se queda en la película, no tiene alcance porque solo afecta a ese personaje ficticio y su entorno. Cuando el drama golpea a un ser humano, golpea a los espectadores por igual, que se llevan ese drama a casa mientras se preguntan “¿Por qué?” y “¿Qué haría yo?”.
Pero los logros de Lean on Pete, la forma en la que bucea en el culebrón para salir a la superficie cargada de drama, rico, humano e intenso, no está solo en el guion. El delicado trabajo de cámara mantiene la distancia, dejando espacio en el plano para los personajes y favoreciendo la observación al enjuiciamiento, e imprime cierta calma a una historia que bien podría desbocarse a los pocos segundos, mientras la fotografía otorga a toda la película, incluso en sus momentos más sórdidos, una calidez e incluso cierta capacidad de evocación que por momentos se torna fantástica, como si quisiera recordarnos que los momentos más trágicos de nuestra existencia también están teñidos de belleza. El trabajo de los actores avanza por la misma senda, todos ellos entregados a sacar la mayor complejidad posible de sus personajes, su cansancio y su dolor pero también lo que les hace felices. Valga como ejemplo el excelente trabajo de Travis Fimmel, que logra que Ray acabe resultando cercano y digno de observación. Igualmente, es el esfuerzo de Charlie Plummer el que evita que Charley se convierta en un pánfilo santurrón.
Así, la película va construyendo una historia sobre las decisiones que tomamos en nuestra juventud, sobre cómo todo a nuestro alrededor puede quedar destruido y cómo lo más importante es recordar que siempre hay un después, que hay que seguir viviendo. Es la historia de un viaje constantemente en peligro de no llegar a ninguna parte, pero que resiste hasta llegar a su destino, aunque este no fuera el esperado. Como la adolescencia. Lean on Pete es la historia de Charley, pero también la de cualquier otro adolescente, cualquier otro ser humano, y ahí radica su grandeza.
Lean on Pete (Estados Unidos, 2017)
Dirección: Andrew Haigh / Guion: Andrew Haigh, basado en la novela de Willy Vlautin / Producción: Tristan Goligher para BFI Film Fund, Film4 y The Bureau / Música: James Edward Barker / Fotografía: Magnus Nordenhof Jonk / Montaje: Jonathan Alberts / Diseño de producción: Ryan Warren Smith / Reparto: Charlie Plummer, Steve Buscemi, Travis Fimmel, Chloe Sevigny, Steve Zahn, Amy Seimetz, Rachel Perrell Foskett, Alison Elliott1
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