THE BOYS. T4.
La deconstrucción del mito
El afamado cómic estadounidense The Boys, escrito por Garth Ennis y dibujado por Darick Robertson, presenta una realidad contemporánea en que los superhéroes co-existen con los simples humanos ¿Un cómic donde aparece gente con superpoderes y que son admirados por quienes no los tienen? A estas alturas, ya es por todos conocido que no pocas líneas editoriales se han lucrado de esta popular premisa (y continuarán haciéndolo). Asimismo, grandes estudios de Hollywood se han servido de la entusiasmada pasión de sus lectores para ofrecerles, un año tras otro, distintas entregas cinematográficas de sus superhéroes favoritos. Una excelente oportunidad para consolidar a los ya convencidos del noveno arte, pero también para atraer a lectores no habituales de estas historias. Además, el consecuente y creciente afán de sus seguidores se ha atiborrado de narrativas cada vez más intrincadas bajo los complejos multiversos que incrementan la exaltación en masas, ergo la recaudación en taquilla.
En este contexto, existe una abundancia evidente de esta clase de cine. Tanta es la cantidad que, algunas entregas, ofrecen desarrollos preformulados en detrimento de su calidad cinematográfica y a favor de producir y producir taquillazos. Véase un entramado estructuralmente típico sobre el descubrimiento del héroe, personajes muy arquetípicos, así como diálogos o giros de guion que parecen colocados desde una plantilla. Por ello, la adaptación televisiva del cómic, a manos del creador Eric Kripke y estrenada en 2019 a través de Amazon Prime Video, supuso una reformulación opositora a los tan extendidos códigos de superhéroes. Hasta su estreno, representantes de las bondades humanas y proyectadas en personajes deificados. Tras su estreno, representantes de nuestras sombras y personificadas en cínicos antihéroes.
Cabe recordar que, al fin y al cabo, estos personajes son el legado cultural contemporáneo de aquellas mitologías, cuyas narraciones permitieron a distintas civilizaciones y culturas explorar múltiples arquetipos del pensamiento y de la estructura moral. De ahí, su pronta conexión con la política y la religión. Cada gran Dios funcionaba como apelación significante de un determinado valor, virtud, elemento, incluso de la vida o la muerte. Todo aquel panteón reunido en lo más alto del Olimpo (si empleamos el símil de los mitos griegos). Precisamente, en la socarrona serie de Amazon, el glorioso e inalcanzable panteón de dioses (denominados como los Siete) habitan en lo alto de la torre Vought, un conglomerado del entretenimiento desde el que se gestiona la televisión, la publicidad y otras industrias comerciales que alcanzan la política de un Estados Unidos en silente decadencia. Todo el poder social y político concentrado en una empresa, cuya máxima autoridad es el Zeus reconvertido como Homelander (interpretado por un inspirado Antony Starr), y que supone una desfiguración ética del distinguido Superman (superhéroe americano por excelencia). He aquí el primer dardo en la diana: la gloria americana transformada en un cínico sociópata que no tolera al diferente, de quien discrepa. El paralelismo político con los extremismos políticos y el trumpismo está servido.
Con todo, esta sátira anti-superhéroes que resuena en nuestro presente podría contrariar al público en su retrato de la realidad sociopolítica internacional. Por este motivo, el uso de una comedia negra bañada en torrentes de sangre y otros líquidos corporales, fruto de su violencia gore y el sexo explícito, sirve de marco esencial para reírnos de la propia incomodidad que se nos muestra. A través de un inteligente guion que conecta los conflictos, dilemas y debilidadesde sus personajes con los apremios de la política actual, la síntesis discursiva de Kripke contrasta complejos conceptos sociológicos: de la cohesión a la autoridad, de la empatía a la vanidad, de la comprensión a la dominancia, de la comunicación a la violencia. Incluso, de la necesidad de sentirse amado frente a ser temido. Posiblemente, esta última sea la principal dicotomía que dirige el rumbo de la serie, de nuevo representada por la deconstrucción del héroe americano: Homelander.
Entre toda esta vorágine de conceptos que orientan la ética social, esta cuarta temporada continúa representando de forma ácida y autorreferencial la influencia de las fake news, los influencers, la programación televisiva y las ideologías populistas. La mastodóntica empresa Vought evoca a los potenciales gobiernos con intereses comerciales corrompidos. De esta forma, no se trata únicamente de una serie burlona con anti(super)héroes, sino también de una crítica social a nuestros dirigentes y a los ciudadanos que siguen la estela de la sobreinformación sin reflexión crítica. Porque detrás de la superficial y manoseada capa idealista de imágenes e información, puede esconderse un fuego violento, ardiente y anárquico en su núcleo más profundo. Solo hay que tomar tiempo y rascar.
Cabe decir que podría no ser la mejor temporada de la serie a causa de una versión más descafeinada de los elementos que la catapultaron en sus anteriores temporadas. El deseo de sus personajes, así como sus respectivos arcos de desarrollo, evocan cierto estancamiento. Las alianzas u oposiciones entre estos parecen haber encontrado su lugar, por lo que los desafíos resuenan a una prolongación de los ya vividos, salvo con pequeños avances en sus luchas de poder. Sin embargo, continúa ofreciendo una celebrada falta de “corrección política”. Si los superhéroes son un reclamo del público como lo fueron los grandes dioses mitológicos de nuestros antepasados ¿por qué no seguir por esta misma línea para abrir nuevas rutas de pensamiento? He aquí un sabio ejemplo de la deconstrucción narrativa.
The Boys, T4. (Estados Unidos, 2024)
Showrunner: Eric Kripke / Producción: Amazon Studios, Original Film, Point Grey Pictures, Sony Pictures Television, Kripke Enterprises. Productor: Evan Goldberg, Seth Rogen. Distribuidora: Amazon Studios / Reparto: Karl Urban, Jack Quaid, Antony Starr, Erin Moriarty, Laz Alonso, Claudia Doumit, Cameron Crovetti, Tomer Capone, Karen Fukuhara, Susan Heyward, Valorie Curry, Jeffrey Dean Morgan, Giancarlo Esposito, Chace Crawford, Jessie T. Usher, Simon Pegg, Colby Minifie, Nathan Mitchell & Laila Robins.