ENTREVISTA A CATHERINE CORSINI (REGRESO A CÓRCEGA)
«lo primero es la puesta en escena»
Regreso a Córcega trata la relación familiar de dos niñas con su madre al volver al hogar de su padre, la isla corsa. ¿De dónde surge tu interés por narrar esta historia y la vida de estos personajes?
Me he apoyado mucho en mi guionista, Naïla Guiguet. Queríamos poner en el centro las relaciones de jóvenes negras homosexuales y ella sabe bien de lo que habla. Ella es una chica joven, mestiza, homosexual, madre de un hijo nacido por inseminación artificial y que vive a las afueras de París en el extrarradio. Respecto a Córcega me une una historia familiar. Mi padre era corso y falleció cuando tenía dos años y medio. Es una relación muy dolorosa. Siempre me he sentido excluida porque me crié en Francia con la familia de mi madre. Quería que estos fuesen los mimbres de la película.
Su anterior película, La fractura (La Fracture, 2021) era más satírica, mucho más referencial y encerrada en un mismo espacio. Me preguntaba por qué en esta ocasión ha optado por un lenguaje mucho más transparente y naturalista.
Tengo la sensación de hacer una película para contrarrestar la anterior. En La fractura, se venía después de Covid-19, de las mascarillas y de estar enterrados por el confinamiento. Para romper esa sensación angustiosa de dolor físico eché mano del humor. Por el contrario, en Regreso a Córcega todo es al aire libre, abierto, y sin embargo lo que se cuenta es algo muy íntimo. Justo al revés.
Al haber tantos exteriores, ¿cómo fue el proceso de rodaje y el trabajo con la luz del sol?
Conozco muy bien la isla de Córcega desde hace quince años porque visité el pueblo de mi padre y sus playas. También estuve previamente trabajando en las localizaciones con la directora de fotografía, Jeanne Lapoirie, y tenía muy claro cómo quería que fuese. Le enseñaba fotos, un determinado tipo de luz, del sol, de los atardeceres, los amaneceres. Trabajo desde hace cinco años con ella, nos conocemos perfectamente e hicimos un trabajo de campo previo al rodaje de la película.
Regreso a Córcega todo es al aire libre, abierto, y sin embargo lo que se cuenta es algo muy íntimo.
El lenguaje de la película es transparente y continúa la narración de una forma fluida, pero hay determinados momentos donde este formalismo se rompe con breves elipsis como la discusión entre la madre y las hijas o por ejemplo el accidente de coche cuando el sonido del viento ocupa toda la pantalla. ¿Por qué cambia de esta manera?
Desde el guión estaba previsto que fuesen dos puntos de inflexión en la película. Sin embargo, el viento y la tempestad no estaban previstos. No sabíamos cómo íbamos a sacarlo adelante porque no contábamos con ello. La violencia, el enfado de la discusión, sí estaba previsto.
En consecuencia me gustaría preguntarle si usted parte de la realidad para crear la puesta en escena o si ya tiene la puesta en escena pensada antes de ir a rodar.
Me gusta mucho tu pregunta. Depende de las escenas y los lugares. Hay algunos que ya solo con verlos te dan una idea de cómo tiene que ser la mise en scène, y en otras ocasiones depende de los actores y del movimiento que vaya adquiriendo la película. Pero creo que lo primero es la puesta en escena. Porque si no lo haces hay algo que no encaja, que no te permite avanzar en la película. Aunque también es verdad que en otros momentos hay una especie de dicotomía entre los actores y te obliga a repensar la escena, a darle una vuelta más. Y el problema del cine hoy en día es que no hay mucho tiempo para pararte, repensar, verlo desde fuera y volver a retomarlo. Es muy difícil redirigir o recambiar lo que habías pensado.
El problema del cine hoy en día es que no hay mucho tiempo para pararte, repensar, verlo desde fuera y volver a retomarlo.
Hablando de las actrices, que están muy bien entre ellas, ¿cómo fue el proceso de casting, que es lo que buscabas? ¿Luego modificaron la idea que podía tener usted de los personajes?
Ha sido muy complicado. Especialmente con las chicas jóvenes. Al ser negras creen que no tienen mucho que hacer en el cine, no se sienten invitadas a participar en el cine francés. Tuvimos que buscar dos chicas que hubiesen hecho ya cositas pequeñas con anterioridad, que conociesen el medio. E hicieron un gran trabajo, en el plató era todo magia. En la vida real no se llevan para nada bien. Una de ellas viene de un lugar cercano a lo popular, mientras que la otra de uno más educado… No se entendían bien. Incluso con Aïssatou Diallo Sagna tampoco tenían muy buena relación. Tuvimos que tirar de un coach para hacerles entender las relaciones familiares y trabajamos muchísimo los ensayos de tal forma que la vida real y la ficción estuviesen diferenciadas.