CUTRECON 2019 (II): INVITADOS Y SECCIONES PARALELAS
El Bronson húngaro y el Cthulhu de Torremolinos
CutreCon, el Festival Internacional de Cine Cutre de Madrid, celebró su octava edición del 23 al 27 de enero entre el Palacio de la Prensa de Madrid, el Auditorio del Centro Cultural Casa del Reloj y Cineteca. A lo largo de las cinco jornadas con las que contó el festival se proyectaron más de 20 películas en sesiones marcadas por el “sello CutreCon”: interacción con el público, comentarios jocosos durante la proyección, sorpresas y, como siempre, muchas carcajadas. El festival tomó como leit motiv el mejor-peor cine de monos, homínidos e imitaciones de King Kong (Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, 1933), pero contó además con numerosos eventos paralelos e invitados tan variados como interesantes, entre los que destacaron Robert E. De Souza (mítico guionista del cine de acción norteamericano de los 80/90), Pedro Temboury (director de la emblemática película de 2003 Kárate a muerte en Torremolinos) y Robert Bronzi (el clon húngaro de Charles Bronson).
Precisamente Bronzi fue el protagonista de la inauguración de esta edición. La proyección del clásico fascistoide El justiciero de la noche (Death Wish 3) (Michael Winner, 1985), donde el mítico Charles Bronson acaba con la chusma del barrio a base de bazucazos mientras las viejas aplauden desde los balcones, sirvió de aperitivo para presentar los trailers de los nuevos trabajos del actor húngaro. Robert Bronzi (que en realidad se llama Robert Kovacs), formado profesionalmente en la escuela de teatro Maria Mezey de Budapest y actualmente con 63 años de edad, ha trabajado como acróbata, jinete, músico, militar, carpintero y, finalmente actor. Su carrera en la interpretación comenzó en 2004 en la zona “Far West” del parque temático Port Aventura, y prosiguió en el cinematográfico Poblado del Oeste del desierto de Tabernas, en Almería. Fue allí donde René Pérez, director californiano, quedó asombrado con su parecido con Charles Bronson y le reclutó para realizar junto a él películas de bajo presupuesto en Hollywood. De momento ya han hecho cuatro, lo que convierte a Bronzi en el actor húngaro con más papeles protagónicos en la meca del cine de la historia (o eso dice él, al menos). Un par de días después comprobamos, durante la sesión de Death Kiss (2018, exploitation de la saga Death Wish), que Bronzi tiene cogido el gesto de cara de mala hostia de Bronson a la perfección. El resto de la película, tanto técnica como artísticamente, un completo desastre. Pero lo importante estaba ahí. Como nota curiosa al margen de CutreCon, Bronzi aprovechó el viaje para participar en el rodaje de un videoclip español con un reparto, cuanto menos, curioso.
El otro gran invitado internacional, este con una carrera bastante más amplia, fue Steven E. De Souza. Guionista de un gran número de clásicos del cine de acción americano de los 80/90 entre los que se encuentran Commando (Mark L. Lester, 1985), Perseguido (Paul Michel Glaser, 1987), Jungla de Cristal (John McTiernan, 1988), La Jungla 2: Alerta roja (Renny Harlin, 1990) y Juez Dredd (Danny Cannon, 1995), De Souza acudió a CutreCon para celebrar el 25 aniversario de su único largometraje como director: Street Fighter, la última batalla (1994). Y hay que admitir que la adaptación del icónico videojuego de Capcom ha ganado con los años. Sí, la interpretación de Van Damme sigue evidenciando los excesos del rodaje, el argumento es tan absurdo como infantil y se echan de menos escenas de acción que no parezcan sacadas de un capítulo de Power Rangers. Pero lo que no se puede negar es que cada vez es más evidente la autoconsciencia cómica de la obra y, por lo tanto, de De Souza. Muchos directores acuden a CutreCon con películas que se han hecho célebres por su comedia involuntaria, afirmando que es lo que pretendían desde un principio. Y claro, no cuela (Lo siento, Claudio Fragasso). Sin embargo, en el caos que supone crear y entremezclar las historias de origen de 12 luchadores con poderes sobrenaturales, el humor era necesario y De Souza pudo entenderlo y aplicarlo. El director y guionista, siempre con una sonrisa y con ganas de participar, mantuvo varios encuentros con prensa y público comentando anécdotas y experiencias de su carrera. Pronto convertiremos esas mesas redondas en un artículo para que podáis disfrutarlas tanto como lo hicimos nosotros.
La cuota nacional la cubrió, y no de cualquier manera, Pedro Temboury, el autor de la considerada por muchos como la peor película de la historia del cine español: Kárate a muerte en Torremolinos (2003). El director malagueño, discípulo de Jess Franco, recuperó en pantalla grande su historia de karatecas, curas, surfistas, zombis, mad doctors y, cómo no, Jocántaro, el monstruo marino tentacular más lamentable, el Cthulhu cañí mitad pulpo mitad centollo, el gran icono del cine cutre español. Además de esta cumbre de la caspa en forma de película (totalmente disfrutable en el ambiente adecuado), Temboury también tuvo ocasión de proyectar su documental La última película de Jess Franco (2013), un repaso por la vida y obra de su mentor, el director más prolífico de nuestro cine y, no lo recordemos, ganador de un Goya de Honor. El homenaje a Franco (qué mal suena esto) compartió sesión con otro documental, en esta ocasión sobre uno de los directores más odiados por la crítica cinéfila (y, por lo tanto, adorado por los asistentes de CutreCon), el teutón Uwe Boll. El responsable de títulos como House of the Dead (2003), Alone in the Dark (2005), BloodRayne (2005), En el nombre del rey (2007), Postal (2007) y Far Cry (2008), ya retirado del mundo del cine, fue (y sigue siendo) una máquina de crear polémica. Fuck You All: The Uwe Boll Story (Sean Patrick Shaul, 2018) sigue la carrera del autor alemán desde sus inicios en el cine independiente hasta sus últimos trabajos por crowfunding, tras abandonar por el camino una prolífica carrera en Hollywood profiriendo insultos a diestro y siniestro a todo (y todos) lo que se pusiera a tiro. Mención especial al relato de dos momentos memorables en su vida: El primero, cuando se le ocurrió retar a un combate de boxeo a 5 críticos americanos y les reventó sin piedad. El segundo, cuando comenta con cierto orgullo y alegría cómo rodó en 2011, al mismo tiempo y con el mismo equipo/decorados, la tercera entrega de BloodRayne (BloodRayne: El tercer Reich), su parodia (Bubberella) y un documental dramatizado sobre el Holocausto (Auschwitz). Ese año además le dio tiempo a hacer En el nombre del rey 2. Genio y figura.
La guinda al festival llegó con la nueva película del dúo más infame y mediático del reciente cine cutre mundial. Tommy Wiseau y Greg Sestero, protagonistas de la película/fenómeno social The Room (Tommy Wiseau, 2003), vuelven a compartir pantalla gracias a un guion de Sestero (autor también, recordemos, del libro que sirvió de base para la película The Disaster Artist) y a la dirección de Justin MacGregor en Best F(r)iends: Volume 1 (2017). Sestero interpreta a un vagabundo sin recursos que consigue trabajo en la morgue de un extrañísimo personaje (Wiseau, cómo no) y, juntos, terminan metidos en el negocio de venta de piezas dentales de oro de cadáveres. Un thriller pausado, de buena factura técnica, que sorprendió para bien a un público que no estaba preparado para ver una película que se podría catalogar hasta de decente. Incluso Wiseau está genial en un papel que le queda como un guante, y el que no lo conozca flipará pensando lo bien que hace de desequilibrado mental. Intriga, suspense, traición e incluso toques bizarros de cambios de identidad, bucles temporales… No hay desenlace ni respuestas, pues todo queda abierto para una segunda parte que esperamos ver (quién sabe si con la presencia de alguno de los protagonistas) el año que viene en la novena edición de CutreCon.
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