SAUVAGE

La salvaje necesidad

En El desconocido del lago (2013), Alain Guiraudie reflexionaba sobre la obnubilación que producía el deseo en contraposición a una realidad observable. Frank, el protagonista, había sido testigo de un delito, sin embargo, delatar al agresor hubiese significado renunciar a la pasión que sentía hacia él. Las dudas que embriagaban a Frank serían la simiente para cuestionar el suceso y revertirlo inconscientemente para acomodarlo a su deseo. Esa capacidad de querer negar la realidad para reconstruirla según las expectativas individuales de cada espectador es de la que se sirve Camille Vidal-Naquet en Sauvage.

Leo es un joven indigente de 22 años que se prostituye en un bosque cercano a un núcleo urbano. En el mismo bosque conoce a Ahd, otro joven que vende su cuerpo y del que Leo se enamora, aunque Ahd no siente lo mismo por él. Del rechazo producido, Leo busca el cariño en la compañía de Mihal, otro joven del bosque capaz de cualquier argucia para robar y trapichear, y posteriormente en la seguridad que le aporta la estabilidad económica de Claude. En sus relaciones, Leo persigue el cariño y el amor, aunque el resultado no es el inicialmente esperado. En el caso de Ahd, al perdonar los desplantes y amenazas cuando lo que deseaba era amar; con Mihal, al aceptar sus acciones y su manera de lastimar al prójimo; y en el caso de Claude al cambiar su estilo de vida aunque parezca perjudicarle.

En ese sentido, todas las relaciones de Leo están atravesadas por la necesidad: Leo se lava la cara en el agua estancada de la calle, duerme bajo cualquier puente o padece de los pulmones por su adicción al crack. Vidal-Naquet se asegura de no aportar ningún dato del pasado de Leo, ni siquiera cuando la médica que le atiende le pregunta sobre su familia o sus relaciones. Así Sauvage centra el objetivo en su protagonista, contextualizando un espacio y un tiempo.

Otra característica que vincula a El desconocido del lago y Sauvage es su atrevimiento para mostrar los actos sexuales. En el caso de Sauvage, se puede observar a Leo interpretando a un paciente para cumplir la fantasía sexual de un cliente al hacerse pasar por médico, o sentirse obligado a utilizar juguetes sexuales que podrían desgarrarle para cobrar una decena de euros. Escenas sexuales grabadas preferentemente mediante el plano fijo para mostrar el dolor de Leo, en contraposición a la cámara en mano utilizada en las escenas en exteriores.

Rafael Chirbes narraba en Paris-Austerlitz (2016) los últimos suspiros en la relación de un joven pintor madrileño con un obrero cincuentón francés. El desamor que narraba Chirbes se centraba en la multitud de diferencias que existían entre los protagonistas. Porque mientras el pintor madrileño disfrutaba de la comodidad que le ofrecía la solvencia económica de su familia en España y a una edad en la que los errores se pueden resolver, el otro tenía el cuerpo destrozado de trabajar en la fábrica y dudaba si su salario podría llegar a fin de mes. En la novela de Chirbes, el dispositivo funcionaba basado en las diferencias generacionales, económicas, de clase, o sociales.

Las diferencias que utilizaba Chirbes en su novela son similares a las que debe enfrentarse Leo en Sauvage. En una escena en la cama de un octogenario, Leo pregunta por los muebles de la habitación y el hombre rememora a su difunta esposa. Tras la tristeza que le produce el recuerdo, Leo le dice: “¿Te puedo abrazar?”, con la esperanza de que el abrazo pudiera contenerle. Aunque quizás las diferencias a las que se tiene que enfrentar Leo no se solucionen con abrazos.

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Sauvage  (Francia, 2018)

Dirección: Camille Vidal-Naquet / Guion: Camille Vidal-Naquet / Producción: Emmanuel Giraud y Marie Sonne-Jensen para Les Films de la Croisade y La Voie Lactée / Música: Romain Trouillet / Fotografía: Jacques Girault / Montaje: Elif Uluengin / Diseño de producción: Charlotte Casamitjana / Reparto: Félix Maritaud, Eric Bernard, Nicolas Dibla, Philippe Ohrel, Marie Seux, Lucas Bléger, Camille Müller, Jean-Pierre Baste