ENTREVISTA A CAMILLE VIDAL NAQUET – ‘SAUVAGE’
Especialistas en emociones
A propósito del estreno de Sauvage este viernes 14 de junio nos reunimos con el director, Camille Vidal-Naquet, en la cafetería del Instituto Francés de Madrid para hablar sobre la película, que narra las relaciones a las que se enfrenta Leo (interpretado por Félix Maritaud), un joven que se prostituye en un bosque en los alrededores de Estrasburgo.
¿Qué te llevó a querer escribir y rodar una película como Sauvage?
Estuve escribiendo el guion de la película durante tres años en los que colaboraba con una asociación. En aquel momento me comencé a fijar en un chico que paseaba por las calles de encuentro en encuentro. La incertidumbre que me generaba este personaje fue el detonante de la película, por encima de todo, rodé Sauvage por un deseo hacia un personaje. Comencé a imaginarlo durmiendo en la calle, sin domicilio físico, y posteriormente, reflexioné sobre su soledad y el abandono afectivo que podría sentir. Eso me llevó a pensar que este chico buscaba el cariño, el afecto y el amor por medio de la prostitución.
Entonces, ¿el personaje de Leo está inspirado en alguien?
No, Leo es un personaje de ficción, un personaje bastante misterioso en su manera de actuar, y quizás muy complicado de entender para nosotros. Desde nuestra perspectiva, que tenemos las necesidades básicas cubiertas, comprender a Leo es muy difícil. A veces me ha pasado que después de un debate tras la proyección de la película, hay gente que ha interpretado a Leo mejor que yo. Eso es fantástico porque significa que el personaje se escapa a mi concepción original en muchos aspectos, y es de inmensa riqueza en el cine tener un personaje del que yo he perdido el control.
¿Crees que esa percepción que pueda tener el espectador, matizada con respecto a la tuya, está motivada porque no conocemos datos previos a la vida de Leo?
La película no conforma un análisis sociológico de la prostitución. Podría existir una explicación posible a la prostitución de Leo, y creo que es una cuestión muy interesante, pero no es la que me preocupaba en la película. Existe mucha literatura sobre los mecanismos sociales que llevan a la prostitución, pero hay mucha menos acerca de lo cotidiano de los trabajadores del sexo. A menudo surgen planteamientos muy teóricos sobre la prostitución, pero no existen análisis en profundidad sobre la cotidianidad de la prostitución. Y es por eso que no he dado ninguna explicación en la película sobre el pasado de Leo, porque la película quiere pasar momentos con ese personaje sin justificar ni explicar su pasado.
¿Tienes miedo de que el espectador pueda especular acerca de los datos no conocidos sobre el pasado de Leo para darle una visión diferente a la película?
Para nada. Muy a menudo tenemos la tendencia a pensar que las personas de la calle no tienen sentimientos, y que está fuera de lugar que busquen el cariño. Además tendemos a categorizar sin fundamento. Esto me aterra, porque por encima de todo los indigentes son personas. En ese sentido hay prostitutos que son cínicos y no tienen ningún sentimiento. Yo los he conocido. Y otros que tienen sentimientos y tienen necesidad de buscar el cariño y el afecto. Yo no lo llamaría la búsqueda del amor, sino más bien la búsqueda de la cercanía, la proximidad, el sentirse arropado y protegido. Todas las parejas de Leo terminan estando cerca de él, tocándole, mimándole, abrazándole. Esa proximidad se origina después de vivir muchas experiencias juntos. Los trabajadores del sexo son especialistas en emociones, gestionan los sentimientos de muchas personas que vienen a consumir.
En ese sentido, Ahd le da su visión de la prostitución a Leo y consecuentemente Leo busca la cercanía junto al octogenario que recuerda a su esposa.
En realidad, Leo y Ahd son dos personas que tienen una concepción completamente diferente de la prostitución. Por ejemplo, para nosotros es muy difícil interpretar a Leo, porque él no tiene ninguna noción sobre el comfort, sin embargo, nunca expresa que tenga problemas por dormir en la calle, no busca remediarlo. Es una persona en el olvido de sí mismo, no se mira, no se ve. Es alguien que no conoce el miedo, no sabe lo que es. En contraposición, los amigos sí tienen miedo de dormir en la calle, de no alcanzar unas expectativas. Y Leo no es que no tenga la vida que no quiera tener, es que él no se hace la pregunta. Es algo imposible de asimilar para nosotros.
Por eso cuando la médica le pregunta si existe alguna posibilidad de salir de la droga, Leo se extraña y le pregunta por qué.
Lo que más me gusta de esa escena, es que ella le dice: “tienes que dejar la droga”, y Leo podría responderle: “mire váyase usted a la mierda”, de manera directa. Pero Leo no es un rebelde, es mucho más fuerte que eso, Leo no comprende de qué le está hablando ella. Es como si yo fuera a ver a un médico y me ofreciera drogarme. Y yo le respondería lo mismo, “¿por qué?”. Es ese nivel de desajuste.
En el plano visual, la película no esconde reparos en mostrar el carácter sexual del trabajo de Leo, ¿se busca provocar al espectador mediante el sufrimiento de Leo?
Simplemente la película filma con transparencia y honestidad un oficio. Si fuera un panadero, le filmaría amasando el pan rodeado de harina. Así la película lo que quiere mostrar es algo que la gente no puede imaginarse, es abstracto para el común de nosotros. En Francia tenemos una expresión para referirnos a la prostitución: decimos «hacer un pase». Es sencillamente un eufemismo para no nombrar la prostitución. La película busca demostrar la actividad permanente de estos trabajadores, porque nosotros el sexo lo concebimos como una actividad íntima, no como una profesión.
Hay una escena muy impactante junto a la pareja de punkis en la que el plano permanece fijo durante unos segundos mostrando el sufrimiento de Leo.
Nunca pensé que la escena podría tener el impacto que está teniendo. La gente dice que es una de las escenas más explícitas, pero es una escena en la que no se ve nada. Cinematográficamente, está montada de manera clásica: plano largo de situación, plano sobre el opresor, plano sobre el oprimido. Me interesaba mostrar el lado deshumanizante de la prostitución, en el que muchos clientes piensan que tienen derecho a todo porque pagan. Es como una pareja que se compra un juguete y hace con él lo que les da la gana.
La interpretación de Félix Maritaud le da muchos matices al personaje de Leo, ¿cómo fue su elección?
Él había trabajado en 120 pulsaciones por minuto (Robin Campillo, 2017), pero yo no la había visto porque cuando realicé el casting la película se estaba montando. Me hablaron de él y nos encontramos. Era un actor que descubría el oficio. Confluyo el inicio de su carrera con mi primera película. Por otro lado, nunca me pude imaginar el personaje de Leo en un cuerpo como el de Félix, un cuerpo tatuado con una perspectiva tan viril. Yo en realidad buscaba a alguien frágil. Por eso es interesante mostrar esa fuerza viril en el cuerpo y esa fragilidad en la interpretación que es posiblemente la que matice tantos aspectos del personaje.
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