CIUDAD DE DIOS. LA LUCHA SIGUE
Distinto formato, misma fórmula, menos concisión
Fernando Meirelles y Kátia Lund filmaron Ciudad de Dios en 2002, una película que describe el clima de violencia en una favela construida en Río de Janeiro a fin de desplazar a la periferia, con fines meramente especulativos, a comunidades del centro de la ciudad. La película se desarrollaba durante los finales de los 60 y las décadas de los 70 y 80 y llamó la atención por su violencia descarnada y cruda -especialmente violencia infantil-, por un montaje vibrante con tomas cortas, pantalla fragmentada, el uso de la cámara en mano con intención de emular un documental y la utilización de encuadres con composición fotográfica.
Ciudad de Dios atrajo al público y ganó el Premio Bafta por su montaje y el Premio a la mejor película extranjera de habla no inglesa del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York. La muerte final del sanguinario Zé Pequeño y su sustitución por una joven banda de criminales aún más brutales abrigaba pocas esperanzas para los vecinos de la favela.
La nueva serie Ciudad de Dios, la lucha sigue (2024), donde Meirelles se aleja de la dirección, pero mantiene la función de productor, continúa 20 años después con algunos de los personajes de aquella película. Ha cambiado el paisaje urbano: ahora Ciudad de Dios se parece más al resto de favelas de Río. También ha habido otros cambios menos perceptibles: la lucha por sobrevivir ha sido sustituida por el deseo de avanzar. No ha cambiado, sin embargo, lo esencial de la vida en la favela: el clima de violencia e inseguridad y las dificultades para lograr un futuro mejor y salir de la pobreza.
La serie mantiene el estilo de la película: violencia seca, montaje rápido, personajes contundentes y definidos en pocos trazos, escenarios reales. En una serie de 6 episodios de una hora de duración cada uno es posible desarrollar más las situaciones y los personajes, pero esto necesariamente no da más profundidad al producto final. En este caso, el cambio de formato no ha beneficiado al resultado. La concisión facilitaba el discurso del film anterior. Ahora, en la serie, la trama se dispersa entre una primera mitad que se dedica a la lucha entre clanes y una segunda a la lucha política y la corrupción alrededor de ella y sus conexiones con las bandas callejeras, quedándose todo, sin embargo, en la epidermis. Poco rastro de las favelas como forma urbana de encapsular la violencia, marcar físicamente las fronteras sociales y vehiculizar la corrupción sistémica. Como si Meirelles hubiera optado por lo mismo que hizo Buscapé (Alexandre Rodrigues) en la película de 2002, ocultar las fotos más comprometidas.
La serie conserva la esencia y señas de identidad visuales de su precedente cinematográfico y eso le honra, pero no es suficiente, no va más allá. Queda la sensación de lo ya visto, de oportunidad perdida, de no haber crecimiento. Es como si el salto a las plataformas hubiera edulcorado algo las intenciones de los autores. El original era más desolador. Aquí mueren asesinados algunos personajes importantes de la trama, pero son sustituidos y les sobreviven otros que toman las riendas para defender los intereses de la comunidad y dar testimonio de los sucesos.
Entre tanto desgarro, Meirellles ha querido dejar un hilo de esperanza a sus personajes y a los habitantes de Ciudad de Dios (y espacio para una segunda temporada). En La Ciudad de Dios, la vida sigue, Meirelles ha pasado de la denuncia y amargura sin solución al thriller noir.
Ciudad de Dios. La lucha sigue (Cidade de Deus: A Luta Não Para, Brasil, 2024)
Dirección Aly Muritiba / Producción: O2 Filmes/ Productores: Andrea Barata Ribeiro y Fernando Meirelles/ Distribuidora en formato domestico: Max / Guion: Sérgio Machado, Renata Di Carmo, Armando Praça, Estevão Ribeiro, Rodrigo Felha y Muritiba / Reparto: Alexandre Rodrigues, Thiago Martins, Roberta Rodrigues, Sabrina Rosa, Kiko Marques, Edson Oliveira, Andréia Horta, Marcos Palmeira, Jefferson Brasil, Eli Ferreira, Luellem de Castro, Otávio Linhares, Rafael Lozano, Leandro Daniel, Luiz Bertazzo / Plataforma: Max