WORTH
Heridas abiertas
Basta con visitar el National September 11 Memorial & Museum en Nueva York para acercarse y comprender el dolor que sigue provocando en los estadounidenses, y concretamente en los neoyorquinos, la herida causada por el ataque al World Trade Center. Quizás el tiempo aun no haya aflojado las riendas del bocado que permita pasear por este triste episodio de la historia sin la infiltración cultural y emocional que sigue despertando ese acontecimiento. Tampoco el cine (más bien la industria americana) ha podido todavía aproximarse a estos hechos con el nervio y la templanza necesarias para despegarse de lo epitelial y provocar esa desconcertante, extraña y magnifica aparición de lo que conocemos como Arte. Oliver Stone tropezaba en la irregular World Trade Center (Oliver Stone, 2006), Paul Greengrass facturaba un producto solvente en United 93 (Paul Greengrass, 2006), siendo La noche más oscura (Kathryn Bigelow, 2012) el film más relevante sobre las consecuencias que se derivaron del ataque a las Torres Gemelas.
Worth (2020) de Sara Colangelo (estrenada con evidente acierto comercial en el vigésimo aniversario del ataque terrorista) se presenta como un drama político y legal sobre la implantación del fondo de compensación a las víctimas del 11-S. El filón en el que tanto la directora como el guionista, Max Borenstein, podrían haber hundido el pico es generoso en cuanto a sus posibilidades. Pero desde el mismo arranque de la cinta se evidencia que la atmósfera y el clima que va a envolver la película es emocional; esa obscenidad emocional a veces expuesta con el único objetivo de epatar al espectador: en primer plano, y dirigiéndose directamente a cámara, un personaje relata (emocionado, evidentemente) la tragedia de la pérdida de un familiar en el derrumbamiento de las Torres. Y este plano se convierte en seña de identidad; de hecho, habrá secuencias calcadas a ésta diseminadas por toda la película a modo de testimonios del horror. De entre los diversos caminos que, narrativamente, ofrecía este material, su directora opta (eso sí, frontalmente, sin aspavientos y sin querer enmascararlo) por el menos interesante fílmicamente hablando, pero el de mayor gancho comercial. Y la película se va instalando progresivamente en unos márgenes convencionales, típicos de estas producciones realizadas para plataformas de televisión, lugar que, quizás, hubiese sido el destino ideal del estreno del trabajo de Colangelo en nuestro país.
Y es que, en el fondo, a pesar de tratar un tema tan delicado como la forma de valorar la pérdida de seres queridos en una tragedia como la del 11-S, la película se reduce a la fórmula de la consecución de un objetivo: el héroe debe conseguir que un determinado porcentaje de víctimas suscriban el acuerdo para que pueda formarse la plataforma de compensación a los damnificados. Es Caballero sin espada (Frank Capra, 1939) sin la épica del guion de Sidney Buchman ni el temple de Capra detrás del objetivo y, por supuesto, sin James Stewart. Porque otro de los contratiempos con los que cuenta Worth se llama Michael Keaton. Un actor de expresividad exacerbada que, en esta ocasión, llega a la irritabilidad, en un despliegue de muecas y tics que poco ayudan a la credibilidad del personaje. En comparación, se agradece la siempre eficaz (aunque esta vez escasa) presencia de Stanley Tucci en la pantalla.
Sin duda la conjunción del aniversario del 11-S y el estreno de esta obra volverá a plantear cuestiones delicadas. El avance del calendario iluminará el lugar que podría haber ocupado esta película y cuestionará el camino que, deliberadamente, decidió tomar.
WORTH (Worth, EEUU, 2020)
Dirección: Sara Colangelo / Guion: Max Borenstein / Productor: Max Borenstein / Fotografía: Pepe Avila del Pino / Música: Nico Muhly / Reparto: Michael Keaton, Stanley Tucci, Amy Ryan, Tate Donovan, Laura Benati, Talia Balsam.