JUNUN
Comunión circular
Escucha el álbum «Junun»
En ocasiones los grandes creadores, aunque estos pertenezcan a disciplinas diferentes, encuentran espacios para enriquecerse y retroalimentarse. Toda la segunda mitad de la filmografía de Paul Thomas Anderson; de Pozos de Ambición (2007) a El hilo invisible (2017), ha contado con la participación de Jonny Greenwood como responsable de las partituras originales de sus películas. De este fructífero y gozoso encuentro entre estos dos genios heterodoxos surge uno de los trabajos más desconocidos de Paul Thomas Anderson, la pieza inédita* en nuestras salas de la que damos cuenta en este texto; Junun. Al finalizar el rodaje de Puro Vicio (2014), el guitarrista de Radiohead se embarcó en un proyecto colectivo y ecléctico. Greenwood, el compositor israelí Shye Ben Tzur y el grupo indio The Rajasthan Express estuvieron grabando durante tres semanas el álbum Junun, en el majestuoso paraje de la Fortaleza de Mehrangargh. El director californiano registra dicha experiencia musical a través de este homónimo film.
El documental trasciende la identidad de un mero making of desde su prólogo. Colocando la cámara como eje centrífugo y mirando a los músicos (sentados en el suelo) a la misma altura de sus cuerpos e instrumentos, el travelling circular con el que se abre Junun es la síntesis de su esencia musical. Reproduciendo la figura de la onda sonora, la fusión de estilos, culturas y credos se ofrece como experiencia artística de hermandad y comunión. Desde ese momento se desarrolla por parte del director un juego entre el espacio interior (lugar de la grabación) y el exterior (el de las calles de la ciudad).
Llama la atención el lugar desde el que filma el director en todo momento; la humildad con la que asume su lugar de mero testigo de ese encuentro. Esa prudente distancia se evidencia durante los 55 minutos de su duración, pero incluimos estas dos imágenes como muestra.
La dimensión espiritual del continente asiático contagia a las imágenes de este carácter mistérico, al colarse en la sala de grabación la figura recurrente de una paloma que revolotea libre y solitaria. Como si fuera testigo y mensajero del magnífico espacio de tolerancia y paz que transpira el lugar. Resultan también interesantes las escenas en las que se capturan los “tiempos muertos” de la grabación. Músicos descansando o durmiendo en un lateral de la habitación, mientras otros ensayan o se muestra a las cantantes del grupo indio entonando sus himnos. La paz y fluidez que transmiten las imágenes de este documental dan cuenta de la ecléctica mixtura del estilo vanguardista y alternativo de Greenwood, con la hibridación de Ben Tzur y sus composiciones en hebreo de versos sufíes, rematado por la riqueza de la percusión y energía del grupo ‘Rajasthan’.
No existen los trabajos rutinarios o anecdóticos si te llamas Paul Thomas Anderson. El dinamismo con el que la cámara se pasea por los pasillos, escaleras y terrazas de la monumental fortaleza donde se grabó este sensacional álbum, la humildad del cineasta para ocupar siempre un lugar distanciado de los músicos, y el optimismo final del vuelo de los pájaros que irradian (cual ondas sonoras) ese mensaje de comunión artística, constituyen la auténtica celebración de esta interesante película.
* En 2017 tuvo un pase en La casa encendida de Madrid.
