AMOR DE GATA
El espíritu bakeneko
La nueva película anime de Netflix, Amor de gata (Junichi Sato y Tomotaka Shibayama, 2020), narra la historia de Miyo (doblada por Mirai Shida), una joven profundamente enamorada de su compañero de clase, Hinode (por Natsuki Hanae), cuya única manera de lograr su atención es transformándose en un adorable gatito de ojos azules. Esta idea de adoptar la figura de un gato proviene de la mitología folclórica japonesa, concretamente del término bakeneko (???, que se traduce literalmente como gato monstruo o fantasma) y que hace referencia a aquellos gatos que poseen habilidades sobrenaturales que les permiten convertirse en humanos.
Su premisa, aunque infantil, no se aleja de muchas de las mejores historias fantásticas que la animación japonesa nos ha presentado a lo largo de los años. De hecho, la historia y la animación recuerdan, en gran medida, a algunas de las obras del reconocido Studio Ghibli, especialmente a Haru en el reino de los gatos (Hiroyuki Morita, 2002), a partir de esa inmersión que realizan las protagonistas de ambas películas en un mundo gobernado por gatos del que deben escapar, o a la célebre El viaje de Chihiro (Hayao Miyazaki, 2001) en la que participó como animador el propio Shibayama y cuyo título en inglés (Spirited Away) se asemeja mucho al de Amor de gata (A Whisker Away). Su animación también se ve muy influenciada por el trabajo del, más recientemente popular, Makoto Shinkai (Your Name, 2016; El tiempo contigo, 2019), principalmente a raíz del tratamiento de los paisajes y la iluminación, siempre tan cuidados, aunque la propuesta de Sato y de Tomotaka no alcance al realismo de Shinkai.
A pesar de las evidentes similitudes de Amor de gata con obras anteriores y la redundancia de muchas de sus ideas, su mayor acierto se encuentra en su personaje principal y la original manera en la que plantean su relación con el chico del que está enamorada. Es muy común en las historias de anime que la chica enamorada de su senpai (habitualmente referido a esa persona que genera un enamoramiento casi platónico), tenga un comportamiento muy reservado y tímido, sin llegar ni siquiera a dirigirse a él ni cruzar su mirada. En cambio, Miyo tiene una personalidad muy extrovertida y no le supone ningún reparo asaltar a Hinode día tras día en su escuela a pesar de que él la ignore constantemente. Ese comportamiento no es más que otra máscara, igual que la que emplea para transformarse en gato, con la que ocultar una serie de problemas familiares y aproximarse a Hinode. La dinámica que se establece entre los dos personajes, tanto en su forma humana como gatuna, funciona con el tono cómico e infantil que prevalece en la primera parte del filme pero se desvincula en las subtramas familiares de ambos personajes y en su tramo final. Es en la resolución de la trama donde se ve más reflejado el trabajo de ambos directores en series de anime, ya que recuerda a las clásicas batallas finales, donde los carismáticos personajes que acompañan a los protagonistas en su aventura, les ayudan a vencer al villano. Al final todo en Amor de gata nos introduce en un mundo que resulta ya familiar pero, sobre todo, predecible.
En sus aspectos más originales y divertidos, la película logra animar nuestra atención, pero una vez éstos se ven eclipsados por diversas ideas ya explotadas y reconocibles, Amor de gata no deja más huella que una simpática historia de gatetes.
Amor de gata (A Whisker Away, Nakitai Watashi wa Neko o Kaburu, Japón, 2020)
Dirección: Junichi Sato y Tomotaka Shibayama / Guion: Mari Okada / Producción: Studio Colorido / Fotografía: Shinya Matsui / Música: Mina Kubota / Montaje: Shigeru Nishiyama / Reparto: Mirai Shida, Natsuki Hanae, Kouichi Yamadera, Minako Kotobuki
