ZINEBI 2020 – SECCIONES PARALELAS
Santos y bendecidos
La mirada que ha tomado el festival ZINEBI durante esta pandémica edición es la que lleva fortaleciendo durante estos últimos años: el arraigamiento de nuevas promesas y la difusión y consolidación de los grandes maestros del cine contemporáneo. Tras una crónica de la Sección Oficial de cortometrajes, ZINEBI ofrece un catalizador mucho más amplio, la robusta sección de BEAUTIFUL DOCS, que une a nombres tan importantes como Frederick Wiseman, con su mastodóntica pieza City Hall, con jóvenes debutantes como las argentinas Laura Citarella y Mercedes Halfon y su híbrida pieza Las poetas visitan a Juana Bignozzi.
En esta edición también hemos podido disfrutar, tanto en pantalla grande como en Filmin, de la creciente sección de óperas primas ZIFF. Zinebi First Film. Una increíble propuesta que aúna grandes piezas triunfantes en festivales internacionales como Beast Beast de Danny Madden, estrenada en el festival de Sundance 2020, y grandes debuts como la ganadora de la sección The Earth Is Blue as an Orange de la directora ucraniana Iryna Tsilyk. Asimismo se ha inaugurado una nueva sección en ZINEBI titulada GLIMPSES-DISTIRAK, un conjunto de cortometrajes realizados por reputados cineastas rodados durante este año. Luca Guadagnino y Jafar Panahi conviven con Alice Rohrwachter y Sergei Loznitsa para presentar una serie de brillantes piezas que reflexionan sobre la propia artesanalidad del cine y las consecuencias de rodar en tiempos de pandemia, asuntos centrales que preocupan a estos cineastas.
Por último también destaca BERTOKO BEGIRADAK, una completa disección del cine vasco de este año. Largometrajes y cortometrajes dirigidos por realizadores y realizadoras vascos cohabitan para desentrañar historias sepultadas como Josep Morell y Jordi Vilar en Ernst Lluch, libre y atrevido y honrar la memoria del propio cine como Pablo Maqueda en Dear Werner. Una 62 edición poliédrica y heterodoxa, híbrida, pero sin perder la mirada.
El Gran Premio de la sección ZIFF. Zinebi First Film recayó en la directora ucraniana Iryna Tsilyk con su opera prima The Earth Is Blue as an Orange. Una poderosa voz femenina que retrata el devenir de una familia con aspiraciones a realizar una película en un paraje bélico; dos cámaras, dos miradas, una ficción y una realidad. El sonido de la explosión de una bomba en mitad de la grabación de una pieza de ficción en el propio documental desvela la cruda situación del cine en zonas de guerra. En la película confluyen temas como la protección familiar, la solidaridad de un pueblo donde las mujeres se ven involucradas en la educación de sus hijos, el sufrimiento de las personas mayores y referencias pop como villancicos universales o las cámaras digitales. La grabación del documental que dirige la hija mayor de la familia coexiste con el esfuerzo de la madre por sacar adelante a la familia, una dura convivencia donde la destrucción de la ciudad en la que viven y el paso del tiempo se registra con una mirada humilde y un tono cómico, la única manera de plasmar la situación de Donbass, zona fronteriza entre Ucrania y Rusia.
Otra de las propuestas ganadoras fue A nossa terra o nosso altar del director portugués André Guiomar. El jurado joven de la 62 edición de ZINEBI otorgó su premio a esta pieza por “situarse en el corazón del protagonista en el barrio de Aleixo, donde camufla al espectador entre su gente, pudiendo sentir el dolor de su pérdida”. Un film sobre personas a la deriva, al igual que su hogar donde han pasado toda su vida. Cómo se plasma el dolor de una madre tan solo con una mirada, una mirada de desesperación por perder lo que más quiere en este mundo, su hijo, mientras ve desaparecer todos los objetos y recuerdos que le transportan a él. El barrio donde viven va a ser demolido y esa espera se hace eterna a través de rutinas sin salida, cristales rotos y reflexiones íntimas.
Petit Samedi de la directora belga Paloma Sermon-Daï también reflexiona sobre una relación maternofilial. Pero esta vez la directora otorga una segunda oportunidad a sus protagonistas, la oportunidad de dejar, a través de los dos puntos de vista, exculparse y sopesar las inquietudes de ambos tras pasar veinte años luchando contra las adicciones. Tanto el arduo apoyo de la madre como la insistencia de un hijo a no abandonarse, ni resignarse a vivir una vida el uno sin el otro se registra a través de una pulcra estaticidad. El retrato de ambos que Sermon-Daï realiza por separado es muy revelador, la sinceridad que transmiten frente a la cámara, planos muy desgarradores tanto por el diálogo como por esa mirada tan profunda, resultan confesionales. La madre busca a su hijo y este rehúye para poder rehabilitarse. Son actos tan dolorosos que a veces es imposible fotografiarlos juntos, la cámara se toma su tiempo para comprenderlos. Sensible en sus miradas, maternal en sus desahogos y eterna en el tiempo que la directora les concede para poder darse una nueva oportunidad y evitar sangrar aún más.
Cine pandémico
Mientras que las películas de ZIFF. Zinebi First Film trataban de abrir viejas heridas o luchar contra un agobiante presente, GLIMPSES nos encerraba en el pandémico universo de 2020 donde el cine ocupa un lugar incierto. El director de la aclamada Under the Skin, Jonathan Glazer, literalmente nos preguntaba como estábamos, quienes éramos y en qué nos habíamos convertido. A partir de la música Techno de Mica Levi, Glazer recreaba los bailes espasmódicos de nuestra mente durante el confinamiento con su trabajo Strasbourg 1518, la búsqueda de nuestra identidad a través del caos y la rutina. Desde otra perspectiva, Luca Guadagnino con su cámara digital salía de casa en su Italia natal para volver a ver la naturaleza, reencontrarse con su familia y acercarse a los olores de siempre, una regresión esperada. Una obra que dirige mientras rueda y monta mientras dirige, y que recuerda el paso del tiempo mediante movimientos acelerados desde su coche, observando las flores; una emoción sorpresiva en lugares ya conocidos. Fiori, fiori, fiori nos acerca a esta “nueva normalidad” nostálgica de un pasado muy cercano.
Por otro lado, Sergei Loznitsa nos muestra el retorno a un pasado aún más lejano en A Night at the Opera. Años 50 y 60, grandes palacios, estrellas de cine, glamour, hordas de fans a la salida del Palais Garnier de París. Imágenes que ahora serían imposibles de captar, junto con un trabajo de montaje impecable por guiarnos entre el punto de vista del pueblo llano y de la alta sociedad francesa. La elegancia y la pasión de una época irrepetibles. Impactante ese shock que produce ver a grandes masas en la pantalla, como si la realidad no fuese suficientemente surrealista.
Esta sección de Zinebi no solo capta el sentimiento posconfinamiento, también refleja muy bien el papel artesanal del oficio del cine. La directora Alice Rohrwachter muestra en su pieza Omelia Contadina la Italia vaciada, el esfuerzo titánico por mantener vivo el campo. Rohrwachter colabora con el fotógrafo JR para organizar juntos un funeral en la meseta Alfina y denunciar un nuevo sistema de cultivo impuesto en el lugar. Ese grito por parte de los campesinos, acompañados de planos cenitales para observar de una manera global el arte más primitivo y el más sofisticado, augura una resurrección todavía más poderosa después de la muerte, tanto del campo como del cine. “Nos habéis enterrado pero no os habéis dado cuenta de que estos cadáveres son nuestras semillas” canta un campesino. Explícitamente es un augurio hacia una nueva era de consumición de la cultura.
Jafar Panahi rinde tributo a su propia filmografía en Hidden, discutiendo sobre las herramientas que utiliza en su propio cine para captar la verdad como denuncia y poniendo de nuevo en primer plano las duras imposiciones de la población iraní sobre las mujeres. Panahi junto a su hija y una actriz se dirigen a un pueblo cercano a la capital para ver a una cantante de música tradicional. La mujer no puede salir en cámara, pero, tras esconderse sobre una manta blanca (que imita a la pantalla de cine) y con un leve zoom in del móvil de la hija de Panahi (un movimiento que consigue traspasar esa pantalla) puede alzar su voz al mundo entero para desvelar el gesto cinematográfico más profundo, mágico. La otra pieza de corte político proviene de Canadá, del trío compuesto por Guy Maddin, Galen Johnson y Evan Johnson. El cortometraje Stump the guesser parte de una fábula utilizando recursos del cine clásico para poner en escena la pérdida de los valores del individuo bajo una surrealista dictadura (sospechosamente contemporánea). Las diferentes formas utilizadas en la película representan el teatro de la vida, la moral de una época totalmente contaminada por el estado y una evocación chapliniana, con tintes del surrealismo alemán bajo los códigos de un montaje soviético.
Bring down the walls del director Phil Collins fue una de las películas más notables de la sección Beautiful Docs. Este documental etnográfico y político trata sobre las alternativas a las cárceles, el racismo en la época contemporánea y la visión de una nueva generación unida en las calles de los Estados Unidos. El movimiento Black Lives Matter ha puesto de nuevo en cuestión los valores y la sociedad de este país y a ritmo de música disco y activismo político personas racializadas narran sus experiencias al salir de las cárceles. Una exposición plural de innumerables casos de persecución, vulnerabilidad y discriminación sufrida hacia hombres y mujeres que han sido tratados como herramientas de opresión y puro negocio del estado. “Queremos desmantelar el sistema penitenciario a través del arte, el baile y la música” comenta una de las conferenciantes en el centro donde se debate todo el documental, una iglesia neoyorquina reconvertida en el centro neurálgico de este movimiento. Por la mañana se conforma una radiografía sobre la nueva generación que recoge el legado de las luchas humanas de personas racializadas y por la noche, a golpe de house, se derriban los muros de un espacio real y metafórico para deconstruir la justicia y la libertad en una país donde la cuestión ciudadana está supervisada por las élites.
Los valores de este documental sirven como conclusión para definir la mirada de las secciones paralelas de ZINEBI 2020; la cartografía de un territorio sin límites en cuanto a imágenes, sonidos, géneros y tiempos, una nueva constelación llena de individuos protagonistas de sus propias vidas, un férreo compromiso con el cine en constante movimiento, una decisión política en 2020.