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ZEROS AND ONES

¿Quién mira las imágenes?

Zeros and Ones es un thriller tan oscuro como Teniente corrupto (Bad Lieutenant, 1992), o más bien un antithriller, que se salta todas las convenciones del género. En su última película, Abel Ferrara da rienda suelta a su obsesión por lo apocalíptico de 4:44 Last Day on Earth (2011) y por lo onírico de Siberia (2020), que sublima aquí. El director abandona en esta cinta al actor Willem Dafoe, cómplice habitual en su cine, para dejar el protagonismo, por partida doble, en manos de Ethan Hawke.

Zeros and Ones. Revista Mutaciones

En un viaje alucinado por una ciudad de Roma a punto de estallar e interiores apenas algo más iluminados que la noche de afuera, el actor interpreta a dos hermanos gemelos enfrentados a un enemigo desconocido: un soldado norteamericano al que solo se identifica por las iniciales JJ y Stephen, al que se referirán como un anarquista, un comunista y un revolucionario. Grupos radicales, ejército, mafias asiáticas, espías rusos, un misterioso compañero con quien JJ comparte material grabado en videollamadas y el aún más críptico personaje del mendigo con el que se cruza en un par de ocasiones desfilan por una noche interminable en una trama apenas comprensible. Ni pretende serlo, quizá, dado que parece prevalecer el interés del director por retratar una atmósfera malsana y opresiva en un ambiente conspiranoico surgido de la ansiedad pandémica.

Zeros and Ones es la primera propuesta cinematográfica que aborda lo más angustioso de los días de confinamiento, y muestra constantemente caras semiocultas por las mascarillas, continua desinfección y calles, autobuses y vagones vacíos. Distancia social, cuarentena, toques de queda y aislamiento. Las imágenes, con una textura granulada que parece querer arañar la pantalla, se suceden como en una pesadilla acompañadas de una partitura musical y un diseño sonoro que apenas descansan para dejar entrar algo de silencio y que desbordan el sentido (o el sinsentido) de la escena. Además del estado del mundo pandémico y lo incierto del futuro, hay otra reflexión apuntada, aunque no del todo desarrollada, sobre el sentido de las imágenes. En la secuencia del secuestro la cámara de Ferrara gira en un momento dado para encuadrar la videocámara con la que están grabando a JJ, al que obligan a mantener relaciones sexuales con una mujer. Dado que se trata de la misma videocámara con la que JJ ha estado registrando imágenes por la ciudad, el director parece plantear en ese movimiento las cuestiones más interesantes del film: qué se graba, para qué y quién mira las imágenes.

Sorprende en medio de todo este paisaje enfermizo y apocalíptico el giro final en el que un amanecer improbablemente esperanzador se abre paso a duras penas y se encarna en dos niñas que pasean de espaldas por un parque, ajenas, parece, al infierno nocturno por el que transitó el resto de la película. Zeros and Ones es la respuesta de Abel Ferrara a lo sucedido en el mundo en el último año y aunque la mayor parte del metraje se desarrolle en la cara negativa de su particular visión dual de la actualidad, opta por, finalmente, dejar aflorar la cara más esperanzadora.

Zeros and Ones (Estados Unidos, 2021)

Dirección: Abel Ferrara / Guion: Abel Ferrara / Producción: Diana Phillips, Philipp Kreuzer / Fotografía: Sean Price Williams / Montaje: Leonardo Daniel Bianchi / Música: Joe Delia/ Reparto: Ethan Hawke, Valerio Mastandrea, Cristina Chiriac, Babak Karimi, Dounia Sichov, Salvatore Ruocco, Phil Neilson, Anna Ferrara

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