EL CINE DE ZACK SNYDER (3): LOS VALORES UNIDOS AL PODER
Los valores unidos al poder y el mensaje de Zack Snyder
A priori puede parecer que el mensaje del cine de Zack Snyder es vago y simplón. La defensa de los valores tradicionales, unidos al deseo de Estados Unidos de convertirse en «la policía del mundo», con los problemas internos que eso conlleva, más el maniqueísmo y la visión individualista que debe sublimar en la creación de un grupo/familia… Todo ello, como parte de un claro ejemplo de la tradición judeocristiana, en sus muchas ramas de protestantismo evangelizador americano, y cuyos objetivos son los que corresponden al último imperio del planeta. Pero, más allá de la visión que Snyder comparte con la mayoría de cineastas norteamericanos, encontramos una extraña complejidad en cuanto a su propia convicción en torno a ciertos postulados que representan sus personajes.
Partiendo de su interés por una serie de motivos cristianos, aunque sea en forma de simples símiles, Zack Snyder teje un continuum en el que el altruismo y la unión entre los privilegiados deben sobreponerse a sus necesidades personales y limitarlos. Acabando con su vanidad, estos seres deberán desempeñar los papeles para los que han nacido y completar una especie de evolución positiva. Los héroes con características no divinas (Leónidas, Búho Nocturno, Rorschach, Batman, Flash y Cyborg) necesitarán del amor que proporciona la familia, una pareja o ambas para desenvolverse entre su oscuridad y su propia luz; la violencia unida a la impotencia que se anulan por medio de la esperanza y la fe. En La Liga de la Justicia (Zack Snyder’s Justice League, 2021) hay alusiones directas a esta idea por parte de Bruce Wayne, el personaje heredero del Rorschach de Watchmen (2009) que, en lugar de «rendirse» ante la obtención de una paz basada en una mentira y ser asesinado por petición propia, logrará «renacer» de su vacío interior (su cueva). Por otro lado, los héroes no-humanos o divinos (Dr. Manhattan, Superman, Wonder Woman y Aquaman) precisarán de una contrapartida humana, en forma de amante, para mantenerse en el lado correcto y no perder el contacto con su lado bondadoso. Queda claro, como apuntábamos anteriormente, la importancia de Lois Lane y su posterior muerte, que llevará a Superman a cambiar completamente de bando. Dentro de este mestizaje alienígena/divino-humano, Manhattan es la prueba de la trascendencia mediante la indiferencia; y Superman, de la caída por la dependencia. En un sentido, la fragilidad de esa relación que, de alguna manera, ata a los semidioses y los evade de aniquilar el mundo debe mantenerse a cualquier precio. Teniendo en cuenta que la cinta sugiere levemente la posibilidad de que Lois Lane esté embarazada, sería el claro ejemplo de la defensa de la familia como núcleo de cualquier sociedad, al margen de que Snyder anule este tipo de relación en los villanos.
El amor romántico ha funcionado desde la mitología griega como vía para unir pueblos. La importancia de los hijos de los dioses, los héroes, y sus líos amorosos son tan esenciales como sus gestas. En el cine de Zack Snyder la relación entre padres e hijos dentro de una cultura concreta son el tema clave ya desde El amanecer de los muertos (Dawn of the Dead, 2004). En 300 (2007), frente a la amenaza persa, los espartanos se muestran como valientes hombres de familia que deben defender su estilo de vida democrático frente a los tiranos que vienen de Oriente. Estados Unidos y una visión del paganismo que viene desde Irak, Irán y otras naciones enemigas herederas del Imperio Persa del 400 a.C. no son las únicas relaciones que pueden establecerse; también el hecho de que, en el ejército persa, Xerxes sea la representación del exceso, la esclavitud y el libertinaje y sus hombres sean una suerte de bestias híbridas, extravagantes y deformes1. Si comparamos las escenas que contienen connotaciones sexuales en 300 (y que Snyder ha perdido tras Watchmen) veremos que las de los espartanos ejemplifican una unión romántico-sensual cargada de ardor mientras que las de los persas manifiestan prácticas como la poligamia, la homosexualidad e incluso el bestialismo.
La visión de Zack Snyder, como la de Frank Miller, se sustenta en una suerte de unión entre la idea democrática de Pericles, que tanto gusta a los norteamericanos y que supone la creencia de que es el mejor sistema concebido siempre y cuando no se altere la cultura predominante, y la inclinación casi obsesiva por el poder individual representado en el físico y/o en las hazañas. Y la de 300 no es la única alusión a una guerra cultural. En Batman v Superman: El amanecer de la justicia (Batman v Superman: Dawn of Justice, 2016) hay referencias visuales al 11S, está el grupo terroristas en África y todo el concepto de la invasión alienígena que se toma como una clara afrenta al modo de vida del país. También en La Liga de la Justicia aparecen los atuendos de los nigromantes de Darkseid (similares a las vestimentas islámicas) que, en palabras de Wonder Woman, «usan una ciencia que parece magia negra» al igual que algunas facciones del ejército de Xerxes en 300… Esto nos lleva, necesariamente, a hablar del concepto del «otro» en el cine de Snyder; los extranjeros como amenaza principal del imperio estadounidense.
- Teniendo en cuenta que Snyder se vale del cómic y el mito para hacer un ejercicio de apropiación, es inútil hablar de veracidad histórica o rigor cultural. Los propios griegos eran esclavistas y la visión de Snyder no es más que una actualización que se nutre de un estereotipo rancio para llegar a construir su obra. A estas derivas maniqueístas se podría sumar la reivindicación de la independencia de la mujer que se lleva a cabo por las tres o cuatro frases «feministas» que Wonder Woman dice en La Liga de la Justicia y Batman v Superman y que poco tienen que ver con la realidad helenística.
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