WENDY
Trenes que nunca llegamos a coger
Para todo un maestro del séptimo arte como David Lean, no había una película concebible sin la existencia de trenes. Sus locomotoras conectaban continentes, países y personas, pero también servían para ilustrar el estado vital de los personajes de sus films, ya fuera el torbellino de emociones de Breve encuentro (1948) o los cambios sociales de la Rusia de Doctor Zhivago (1965). De alguna manera los trenes tenían para Lean algo mágico que se encerraba en cada uno de sus compartimentos, algo de lo que carecían el resto de medios de automoción. En Wendy, los trenes son lo único que la pequeña niña (Devin France) que da nombre al film conoce, el elemento que la conecta con el mundo exterior ya sea a través de la ventana de su cuarto o de las cristaleras de la cafetería en la que trabaja su madre. El tren comienza a dibujarse en los zafiros ojos de la joven como la posible respuesta a mil preguntas, una pulsión prohibida pero irrefrenable.
Desde que el escritor escocés James Matthew Barrie crease al personaje para la obra de teatro homónima, Peter Pan ha tenido incontables adaptaciones, especialmente cinematográficas. Desde la silente de Herbert Brenon (1924) y la clásica de Walt Disney (1951) hasta Peter Pan, la gran aventura (P.J. Hogan, 2003) pasando por Hook (Steven Spielberg, 1991), cada una de ellas ha marcado a una generación a través de ese mundo de magia y fantasía que proponía Barrie. Un mundo tan inabarcable que ha dado pie a obras extendidas como el universo de Campanilla o incluso reflexiones sobre el autor y la propia obra como Descubriendo nunca jamás (Marc Forster, 2004). Dada la cantidad de referentes es lógico que Ben Zeitlin haya querido ubicar Wendy en un universo algo distinto, un país de Nunca Jamás personal que remite en gran medida al sureño e inhóspito de su primer largometraje, Bestias del sur salvaje (2012).
Tal y como hacía en este anterior film, el cineasta norteamericano sitúa la cámara muy cerca de sus personajes y la mayoría del tiempo a la altura de los niños que protagonizan, dando lugar a grandes contrapicados que ayudan a generar esa sensación a medio camino entre el pavor y el asombro. Los temblores de la cafetería de la madre de Wendy no dejan de ser ecos de los seísmos que sufría la Hushpuppy (Quvenzhané Wallis) de Bestias del sur salvaje, así como todo el juego que se propone en torno a los supuestos poderes de los niños perdidos sobre el entorno que les rodea. Es decir, estamos ante una película que utiliza el mismo dispositivo, el del realismo mágico, para contar en buena medida lo que ya había relatado Zeitlin: la descomposición del planeta Tierra y la ignominiosa desidia de la población que la provoca, a la que solo parecen poder redimir los más pequeños.
El realismo mágico de Zeitlin, en la teoría, marida a la perfección con la obra de Berrie, regalando planos de gran belleza y armonizados por la banda sonora de Dan Romer y el propio director. No obstante, toda la poesía visual de Wendy ?que recuerda en gran medida a la de Terrence Malick en esa fascinación por el paisaje rural americano? corre en varios momentos el riesgo de volverse demasiado pedante y cursi en su ensimismamiento, amén de unos niños que si bien guardan su apariencia comienzan a hablar como si fueran Cortázar o Borges. Solo Wendy parece conservar una mirada pura, ni tan infantil como la que reproducen el resto de chicos ni tan madura como la que pretenden evitar a toda costa. Ella comprende el mundo tal y como es y que, como dice, “la mayor aventura no es otra que la de crecer”. Y regresando de nuevo al andén podemos verla, ya mayor pero con los mismos ojos zafiro, y comprender por qué la fascinación por el mundo de Peter Pan sigue y seguirá siendo eterna y universal: porque recuerda a niños, adolescentes y adultos aquellos trenes que siempre quisimos y nunca llegamos a coger.
Wendy (Estados Unidos, 2020)
Dirección: Benh Zeitlin / Guion: Benh Zeitlin, Eliza Zeitlin / Producción: Cinereach, Department of Motion Pictures, Court 13 production / Fotografía: Sturla Brandth Grøvlen / Música: Dan Romer, Benh Zeitlin / Diseño de producción: Eliza Zeitlin / Montaje: Scott Cummings, Affonso Gonçalves / Reparto: Devin France, Gage Naquin, Gavin Naquin, Yashua Mack, Shay Walker.