VIUDAS
Marchamo McQueen en un thriller dramático que no acaba de encajar
Viudas, el último trabajo del realizador Steve McQueen, es, por un lado, un retrato sobre el poder y la corrupción que en la mayor parte de los casos suele llevar aparejado, al tiempo que un relato sobre el empoderamiento de un grupo de mujeres presentadas, en primera instancia, como personajes frágiles y dependientes: una mujer en duelo por la pérdida de su hijo, otra víctima de malos tratos y una tercera arruinada por las deudas de juego de su marido.
Bajo su apariencia en superficie de la clásica historia de atracos, con golpe final incluido, existía cierto interés por conocer la manera en que McQueen se desenvolvería bajo los códigos del cine de acción, un registro situado en las antípodas de sus anteriores trabajos. En este sentido, el realizador sale airoso de la prueba, resolviendo las set-pieces con solvencia, con pirotecnia incluida al comienzo del film, en la que es, sin duda, la secuencia más impactante del mismo: justo allí donde contrapone tranquilas escenas domésticas de cada uno de los atracadores con sus respectivas mujeres frente a la tensión de las escenas de la persecución policial tras el atraco que llevan a cabo.
El resto del metraje, sin embargo, pone de manifiesto el menor interés de McQueen por las escenas de acción en favor del delineado psicológico de cada uno de los personajes, donde aparecen imbricadas la trama del golpe que planean las viudas con la de las elecciones en las que se enfrentan dos candidatos oponentes a un mismo distrito: de este modo, por un lado, el realizador dibuja un escenario sobre las cloacas del poder y el funcionamiento de las mafias criminales, al tiempo que las viudas que dan título al film toman conciencia del papel que habían venido desempeñando como meras esposas y mujeres dependientes del hombre, descubriendo su propia autonomía y coraje frente a un mundo de poder masculino. El hecho de que McQueen cargue las tintas en las escenas de violencia contribuye, sin embargo, a aumentar la sensación de pastiche de géneros, de propuesta que quiere abarcar demasiados temas y tonos -denuncia de la corrupción política, violencia de las organizaciones criminales, conexión entre poder y mafia, racismo policial-, todo ello en el contexto de un thriller de acción que arroja como resultado un film que no sabe exactamente en qué órbita inscribirse.
La caligrafía cuidada del realizador (marchamo de la casa que exhibió exquisitamente en Shame) está menos presente en Viudas, de superficie más tosca y menos pulida estilísticamente. En su lugar, McQueen se permite alguna filigrana de corte simbólico en cuanto a planificación y movimientos de cámara (la secuencia del coche tintado donde la secretaria y uno de los candidatos permanecen ocultos en cuadro mientras este reconoce su hastío y falta de principios, como metáfora que encierra la trastienda del poder, o la cámara que desciende desde el suntuoso techo de un club privado para situarse a la altura de un grupo de políticos que charlan despreocupadamente para, finalmente, acabar elevándose al mismo tiempo que uno de ellos se levanta, mientras su secretaria le sigue sumisamente). McQueen también tiene tiempo para seguir mostrándose atento por los pequeños detalles, como ese cigarrillo en primerísimo primer plano (al igual que el pendiente de la prostituta en Shame) que enciende Viola Davis mientras suena una canción de jazz en su apartamento, virando la historia por momentos hacia el drama intimista, principalmente a través de los recuerdos presentados en flahsback de aquella con su marido y de su hijo fallecido.
El film solo alcanza cierta velocidad en su tramo final, donde logra mantener bien la tensión y la acción cobra protagonismo, sin caer en el exceso. Por el camino, McQueen se reserva alguna carta escondida bajo la manga (como el papel de la cuarta viuda) y alguna que otra sorpresa(s) final, recogiendo la mejor de las tradiciones propias del género, aunque en el caso presente de forma algo rápida y precipitada. El problema del film de McQueen es que, haciéndolo todo bien, no consigue entusiasmar con la historia de estas viudas, en esa mezcla de serioso y presto que no acaba de empastar en la justa medida, en un tono intermedio que no acaba de definir la propuesta: no se puede ser David Simon y Steven Soderbergh a la vez, o se es uno o se es otro.
Viudas (Widows, Reino Unido, 2018)
Dirección: Steve McQueen / Guion: Steve McQueen, Gillian Flynn / Producción: Coproducción Reino Unido-Estados Unidos; 20th Century Fox / New Regency Pictures / See-Saw Films / Film 4 / Música: Hans Zimmer /Fotografía: Sean Bobbitt / Diseño de producción: Adam Stockhausen / Reparto: Viola Davis, Michelle Rodríguez, Elizabeth Debicki, Colin Farrell, Bryan Tyree Henry, Daniel Kaluuya, Liam Neeson, Robert Duvall, Cynthia Erivo, Jacki Weaver, Lukas Haas.
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