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VENECIAFRENIA

Agonía placentera

Todo lo que involucra a Álex de la Iglesia está destinado a lo incomparable. Ninguna película del director vasco ha estado exenta de un estilo que, desde principios de los noventa, destaca por su inconfundible horror y su arrebatada comedia negra. Los ejemplos son múltiples y dispares, desde la inolvidable El día de la bestia (1995), pasando por la histriónica Crimen Ferpecto (2004), o la reciente serie 30 monedas (2020-). Veneciafrenia (2021) es, oficialmente, la primera película dentro del seno The Fear Collection. Un nuevo sello para producir películas de terror que surge de la asociación de Sony Pictures International Production, Amazon Prime Video y Pokeepsie Films (la productora de Carolina Bang y Álex de la Iglesia). Después de su presentación en la última edición del Festival de Sitges, la nueva película del director de Las brujas de Zugarramurdi (2013) llega a los cines y reafirma lo que todos dábamos por sentado: están los que hacen terror, y después está Álex de la Iglesia.

Veneciafrenia dispone de todos los elementos para ser considerada un slasher al uso: jóvenes amenazados por la muerte, violencia extrema, gritos, sangre, incertidumbre. Puede parecer, a priori, una película más, pero, cuando se trata de Álex de la Iglesia –de nuevo, acompañado por el guionista Jorge Guerricaechevarría–, todo resulta, cuanto menos, inédito: por un lado, está la hermosísima y claustrofóbica ciudad de Venecia; y por otro, un poderoso trasfondo (y crítica) que no solo motiva la acción, sino que hace del conflicto algo terriblemente inmenso y colectivo: el descontento emanado del turismo de masas. Una trama donde la violencia no solo cumple unos intereses de género, sino que señala directamente tanto a los protagonistas como al espectador.

Al principio -concretamente, hasta el ecuador de la película-, los personajes sufren ante la adversidad (como en el caso de la desaparición de José). Una vez introducida la segunda mitad, el espectador descubre el verdadero objeto de los asesinatos, y empieza a comprender (y reconocer) que la violencia nunca es gratuita. El espacio, adornado con una atmósfera oscura y asfixiante, vuelve a convertirse en un personaje más. Venecia se viste de carnaval para introducir una trama profundamente encerrada en su localidad, y que, como es habitual en el maestro del horror español, termina salpicando al mundo entero. La puesta en escena se disfraza de barroquismo y acrecienta la naturaleza estranguladora del drama. Los personajes se mueven con el agua al cuello, tanto por el tenebrismo de unos villanos sin escrúpulos, como por la estrechez arquitectónica de la ciudad italiana, y el uso de las lentes medianas que reducen (y deforman) la magnitud de los encuadres. La sensación es que no solo no pueden huir de su realidad, sino que es el propio espectador el que está preso con ellos.

Veneciafrenia. Revista Mutaciones

Dentro de sus numerosas secuencias de violencia, es posible que Veneciafrenia comparta mayores similitudes con Balada triste de trompeta (2010), que con cintas como Mi gran noche (2015) o El bar (2017), pero la diferencia sustancial entre una película y otra es que, aquí, la acción parece mucho más descuidada. La frecuente estilización que caracteriza los planos de sus anteriores obras – estilización trasladada hasta en las escenas menos llamativas – se ha visto sustituida por el aumento atropellado de los mismos. El exceso en detrimento de un refinamiento continuamente anhelado. La impresión es que casi todo ha sido rodado con justa determinación. Los detalles, aparentemente más insignificantes – un pequeño travelling, un plano recurso, dos escenas paralelas –, están formalmente menos depurados. Y quizá su desperfecto pase desapercibido debido a la inmensurable densidad de otros recursos como el vertiginoso ritmo, la música o el decorado, que hacen del conglomerado una sensación de agonía permanente y placentera.

El resultado es un intrépido juego de supervivencia e investigación que, unido a las progresivas revelaciones, y a un montaje sumamente dinámico, definen a Veneciafrenia como un slasher agónico. Una vez más, el director Álex de la Iglesia demuestra un incondicional amor por su oficio y, como es natural, por su público. Primera cinta de un expectante sello de cinematografías que, sin duda, proporcionará cientos de momentos de disfrute.


Veneciafrenia (España, 2021)

Dirección: Álex de la Iglesia / Guion: Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría / Producción: Pokeepsie Films, Sony Pictures España, Amazon Studios, Mogambo, Eliofilm y TLM The Last Monkey / Música: Roque Baños / Dirección de fotografía: Pablo Rosso / Reparto: Ingrid García Jonsson, Silvia Alonso, Goize Blanco, Alberto Bang, Cosimo Fusco, Enrico Lo Verso, Caterina Murino, Nico Romero, Armando de Razza, Nicolás Illoro, Alessandro Bressanello y Diego Pagotto.

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