VENECIA 2019 – SECCIÓN OFICIAL
Aciertos, sorpresas y decepciones
Decían que Lucrecia Martel, la presidenta del jurado de este Festival de Venecia, no era una gran amante de Polanski y de las producciones americanas que estaban dentro de la Sección Oficial. Por eso nos extrañamos todos cuando, a la hora de presentar el Palmarés, pareció olvidar los principios morales que le impedían aplaudir la última cinta del polémico Roman Polanski y otorgarle el Gran Premio del Jurado al filme del cineasta, El oficial y el espia (J’Accuse, 2019). Pudo más la profesionalidad que la opinión personal frente a un filme que tampoco fue una de las piezas más relevantes de esta Sección Oficial.
Más sorpresa se produjo a la hora de descubrir la cinta galardonada con el León de Oro a mejor película: Joker (2009), de Todd Phillips. Se hubiera entendido, y hubiera sido más que justo, que el galardón a mejor actor hubiera ido a parar a Joaquin Phoenix por su gran interpretación en el filme de Phillips pero un premio de estas características para una película que no deja de ser un producto que todos conocemos, sin sorpresas, donde prima más lo espectacular que lo novedoso. Resulta cuanto menos chocante que se haya llevado el premio más importante de todo el festival. No sorprendería tanto si la calidad de las demás películas estuviera por debajo de Joker pero no parece ser, a simple vista, así.
Para demostrar de la forma más coherente posible que el Palmarés puede ser polémico hay que hacer un repaso por gran parte de las películas que han estado presentes en la Sección Oficial.
Sorpresas
El festival se inauguró con la nueva película del director japonés Hirokazu Koreeda, La verdad (La vérité), en la que el cineasta ha reunido a un elenco de lo más internacional (Catherine Deneuve, Juliette Binoche o Ethan Hawke) para contar el drama de una estrella del cine que se enfrenta, en la madurez de su vida, a uno de sus peores momentos profesionales. No llega a ser El crepúsculo de los dioses de Billy Wilder pero Koreeda realiza una disección muy precisa de lo que supone el oficio de actor y la propia vida, fusionando realidad y ficción sobretodo en el personaje que realiza Deneuve: interpreta a Fabienne pero también podría ser un reflejo de ella misma. Que no se haya otorgado el premio a mejor actriz a Catherine Deneuve es sorprendente.
De las películas de Netflix que se presentaron en Sección Oficial merece la pena centrar la atención en Historia de un matrimonio (Marriage Story). La nueva cinta de Noah Baumbach (Frances Ha, Mistress America) se mantiene en el mismo estilo al que el director nos tiene acostumbrados. En el caso del filme protagonizado por Adam Driver y Scarlett Johansson presenta la descomposición de una pareja desde un tono tragicómico, alternando a la perfección lo traumático de la situación con lo humorístico de la catástrofe emocional que viven los protagonistas. Formalmente, el comienzo del filme resulta muy original al introducir imágenes de la pareja en momentos felices con las voces en off advirtiendo de lo que está por venir. A partir de ahí los actores consiguen que el espectador pueda empatizar con cualquiera de los dos: es el hecho de reflejar lo difícil y contradictorio que supone saber sobrellevar una situación tan complicada como la destrucción de un matrimonio, donde no se puede romper todo vínculo al existir un hijo en común. Hacer humor de la tragedia matrimonial es uno de los pilares fundamentales para que el film de Baumbach esté acertado en su desarrollo y conclusión.
Uno de los grandes aciertos de toda la sección fue la nueva película de Pablo Larraín, Ema. Protagonizada por Gael García Bernal (Gastón) y Mariana Di Girolamo (Ema), la película se adentra en la vida de ambos, que viven separados desde que dieron a su hijo en adopción. Si en Historia de un matrimonio asistíamos a la descomposición de un matrimonio desde el punto de vista cómico, aquí se presenta un ambiente totalmente distinto marcado por la búsqueda de un hijo, el reggaetón, la fiesta, las escenas de sexo y el deseo de volver a la normalidad creando una película de lo más sorprendente y extravagante, en cuanto a las personalidades de sus personajes y en cuanto a la historia alocada que crea la protagonista, Ema. Larraín expone sin juzgar, y ahí acierta. Algo parecido, de luchar por conseguir lo que uno quiere, ocurre en Joker, donde Todd Phillips muestra el origen del enemigo de Batman en un ejercicio entre el thriller psicológico y la acción habitual en este tipo de producciones con villanos como protagonistas. El director de Resacón en las Vegas (2009) ha creado un guion al que muchos han comparado con la mítica Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976) y puede que la escasez de superpoderes, que suele estar impregnada en los filmes de villanos y superhéroes, sea uno de los elementos positivos para que el filme de Phillips resulte más que correcto. Es en los aspectos intimistas y en el tratamiento psicológico de sus personajes donde gana frente a los momentos más sangrientos y violentos que resultan más convencionales Además, es de justicia valorar el trabajo de Joaquin Phoenix que, aparte de perder 23 kilos para llevar a cabo el papel, ha hecho suyo al personaje de Joker sin caer en la -tan fácil- parodia y manteniendo un equilibrio algo endeble entre la locura y la insensatez característica del personaje. No se le observan mayores pretensiones que conseguir un producto de entretenimiento para el espectador. Hasta ahí todo bien, el problema viene cuando se plantea la cuestión de si es o no la mejor película de todo el festival. Que cada uno juzgue según su criterio.
Uno de los platos fuertes de todo el festival ha sido, sin duda, Martin Eden. El nuevo filme de Pietro Marcello está basado en la novela homónima de Jack London aunque se trata de una adaptación libre. Martin Eden (Luca Marinelli) es un joven marinero que salva la vida a un joven de clase alta el cual, como agradecimiento, invita a Martin a su casa y así, poco a poco, se va introduciendo en un nuevo estilo de vida. Martin Eden es un viaje, narrativa y visualmente hablando, del propio protagonista: desde la miseria y la ignorancia hasta llegar a la consecución de uno de sus sueños, ser escritor y poder dedicar su vida a ese ello y a la política. Pero el filme de Marcello no solo habla de la lucha por el éxito profesional sino también de conflictos amorosos donde se mezclan las diferencias sociales con los deseos imposibles de reprimir. Con un montaje donde se alternan imágenes de archivo con las del propio metraje de ficción, el cineasta consigue una fusión entre realidad y ficción en un largometraje que, por su fotografía, su puesta en escena y su mezcla de pasado y presente mediante la unión de imágenes de archivo en formato análogico con música electrónica en algunas escenas, se puede considerar una gran película. La interpretación de Luca Marinelli, premiado con la Copa Volpi a mejor actor, puede pecar de algo sobreactuada pero consigue crear un personaje lleno de matices, de capas, de temores, del esfuerzo por llegar a ser alguien hasta culminar con un final desgraciado, señal de que no por prosperar profesionalmente se tiene por qué conseguir una felicidad plena. Una estética muy cuidada, unas interpretaciones más que correctas, un guion bastante completo lleno de tramas amorosas, de pobreza, de ignorancia y de política a la vez… Martin Eden es de lo mejorcito del Festival.

Decepciones
La presentación del nuevo filme protagonizado por Timothée Chalamet, The King, se vivió con gran expectación pero no por la película en sí sino por ver al joven galán que parece no pasar de moda. De la sinopsis del filme dirigido por David Michöd solo comentar que se trata de un convencional largometraje histórico centrado en la figura de Enrique V (interpretado por el propio Chalamet) que debe afrontar el reinado tras la muerte de su padre. De una película de estas características el foco se podría poner en las escenas de lucha, de guerra, donde el director (si tiene ingenio) se puede lucir con la cámara, pero aquí no ocurre ni eso. Una escena bastante larga dentro del combate, en el último tramo del filme, que lo único que provoca es la sensación de que es algo demasiado visto en múltiples películas de estas características. Eso sí, la figura y belleza de Timothée Chalamet está bien explotada por parte del director: ya se asegura de que salga con el torso desnudo y, obviamente, con la cara destapada en la larga secuencia de batalla. Se ve que Enrique V luchaba sin casco.
De Netflix también es la nueva película protagonizada por Meryl Streep, The Laundromat: Dinero sucio (Steven Soderbergh, 2019), acerca del escándalo de los papeles de Panamá. En un intento por recrear una polémica con un tono entre la comedia y el disparate más absoluto el filme llega a salvarse, por momentos, gracias a la interpretación de Streep que regala secuencias brillantes dentro de un largometraje que se pierde en demasiados tecnicismos y cifras olvidando su pretensión de película didáctica.
La crítica internacional puso entre sus favoritas a Ad Astra, la nueva película de James Gray, cuyo poco interés reside en el protagonismo de Brad Pitt el cual, sin exagerar, permanece durante todo el metraje (124 minutos) con el mismo gesto, la misma expresión facial, en un intento, quizás, de imitar la gestualidad de Ryan Gosling en First Man (Damien Chazelle, 2018), salvo que aquí se trata de un astronauta que viaja en busca de su padre perdido. Esto se puede deber a una dirección por parte de James Gray poco preocupada por las interpretaciones y más centrada en otros aspectos, más formales y narrativos, de todo el conjunto de un largometraje centrado en escenarios solitarios, característica que, por otra parte, no chirría dentro del estilo del propio cineasta. El tema de los conflictos paternofiliales, y de la familia en general, es un leitmotiv dentro de la filmografía de James Gray que vuelve a aparecer: en el último tramo del filme, con la participación de Tommy Lee Jones como padre del protagonista, Gray se aleja de las escenas espaciales y de acción y traza una escena llena de intimidad en la que los dos actores pueden lucirse de la mejor forma posible. De todo lo demás, nada reseñable: otra más de astronautas.

La directora saudí Haifaa Al-Mansour presentó The Perfect Candidate, un filme que destaca por el atrevimiento de la propia cineasta al tener la valentía de retratar los problemas que tienen las mujeres en Arabia Saudí y de mostrar todas las carencias y desprecios que sufren diariamente por parte de los hombres. Como base es bastante sólida para realizar un filme donde la protagonista decide posicionarse públicamente e intentar cambiar la situación de injusticia en la que mujeres viven. El problema reside en que no es suficiente tener un mensaje de denuncia como tal, y un feminismo muy simplista, para desarrollar todo un filme y eso provoca que la cineasta se adentre en tramas secundarias totalmente innecesarias que lo único que hacen es desmerecer su propia película y dejarlo como un intento de querer hacer un producto de crítica al sistema pero sin conseguirlo.
La polémica estaba servida con Roman Polanski y su nueva película, El oficial y el espia (J’accuse) dentro de la Sección Oficial del festival. El director, que no asistió a la presentación por motivos legales, se basa en la novela homónima escrita por Robert Harris para crear una película histórica (basada en Alfred Dreyfus y su traición por ser un espia alemán) protagonizada por Louis Garrel y Jean Dujardin donde nada falla, todo está bien tanto en la forma como en el contenido y en las interpretaciones pero ¿cuál es el problema? Que se puede hacer bastante aburrida la película con tantos datos, fechas, diálogos irrelevantes o demasiado vistos dentro del género conformando así una película donde la firma de Polanski estará en los créditos, pero poco más. Lo mismo le ocurre al último filme de Ciro Guerra, Waiting for the Barbarians, donde los nombres de Johnny Depp y Robert Pattinson son el único reclamo de una historia ambientada en una ciudad colonial en pleno Imperialismo. La desgana latente en la interpretación de un Depp en horas bajas es el reflejo de un filme que no muestra nada nuevo.
No.7 Cherry Lane fue la única propuesta de animación de la Sección Oficial. El director del filme, Yonfan, consiguió llevarse el premio a mejor guion por una película donde las referencias cinematográficas son una constante y el intento de entender lo que el cineasta intenta explicar con su animación un fracaso. Tan solo existe la opción de quedarse a mirar las bellas imágenes que ha creado, bellas pero eso sí: la lentitud con que los propios personajes se mueven puede resultar, por momentos, amateur. Ese elemento se puede deber a la inexperiencia del propio director dentro del mundo de la animación. En definitiva, un intento de mostrar una historia de amor que se queda demasiado irregular.
De conflictos familiares se habla en los filmes A Herdade y Gloria Mundi. La primera de ellas es del director portugués Tiago Guedes donde realiza una crónica, a lo largo de varias décadas, de una familia portuguesa bien posicionada económicamente. Guedes muestra todos los secretos, confesables, de una saga familiar, desde 1940 hasta la actualidad. Es curiosa en cuanto a la idea de mostrar todos los acontecimientos que le ocurren a una saga familiar pero le falta ritmo, le sobra duración, y tampoco interesa -ni sorprende- los conflictos que le surgen a los personajes. Se trata de una película sencilla al igual que lo es Gloria Mundi (Robert Guédiguian, 2019) donde, sorprendentemente, el director realiza un retrato de una familia a la que nada les va bien y, encima, tampoco hacen nada por quitar la desgracia de sus vidas. Comparada con la de Tiago Guedes esta película pierde bastante ya que aquí no hay ni un conflicto latente, ni un secreto inconfesable, solamente se desarrollan una serie de acontecimientos donde los protagonistas parecen ausentes a todo lo que ocurre y para adornar toda esa trama de lo más insulsa se añaden drogas e infidelidades. Además, la que menos demuestra estar interpretando es la ganadora a mejor actriz: Ariane Ascaride. Ni es la protagonista ni tampoco sale demasiado.

Aciertos
Con más expectación recibió el público italiano a Il Sindaco del Rioné Sanitá (Mario Martone) que no deja de ser una película muy marcada por la adaptación teatral de la obra con el mismo título. Con los mismos escenarios durante todo el metraje y unas interpretaciones de lo más sobreactuadas, el filme, que muestra el día a día de un conjunto de mafiosos, no consigue mantener un equilibrio entre los dos géneros por los que parece circular: la seriedad de la mafia frente al humor que se intenta provocar en algunas situaciones. Con más humor retrata Franco Maresco el mundo de la mafia en La mafia non è più quella di una volta, un retrato documental en clave cómica y casi esperpéntica del mundo de los mafiosos y los que luchan contra ellos ambientado en Sicilia y Palermo. Podría ser producto de la imaginación del propio director por lo absurdo de muchas situaciones pero no, es el reflejo de la realidad, una realidad donde los propios protagonistas se dejan en evidencia ante las cámaras de Franco Maresco.

La red avispa (Wasp Network), el nuevo filme de Olivier Assayas, puede recordar a la estética e interpretaciones de Loving Pablo (Fernando León de Aranoa, 2018) aunque en el filme de Assayas el argumento no tenga nada que ver: en los años 90, una serie de desertores cubanos afincados en Miami crean una red de espionaje para infiltrarse en organizaciones responsables de ataques terroristas. Con un reparto donde destaca la brillante interpretación de Penélope Cruz (que domina casi a la perfección el acento cubano), Edgar Ramírez, Gael García Bernal y el desastroso acento de Leonardo Sbaraglia en un intento por hacerse el cubano. Una película que no demuestra tener más pretensiones que entretener, igual que le ocurrió el año pasado a León de Aranoa.
Babyteeth es la película por la que el joven actor Toby Wallace recibió el premio Marcelo Mastroianni a mejor actor emergente. La cineasta Shannon Murphy destaca con su debut a través de la historia trágica de una adolescente vulnerable, además de enferma, que se enamora de un chico conflictivo. Es la historia de un amor poco conveniente pero placentero, y satisfactorio a la vez que amargo, por ser el último de una vida que se va apagando por culpa del cáncer. Murphy relata con mucha delicadeza un drama familiar y la ilusión por el primer -y único- amor en los últimos meses de una vida corta. El filme desprende mucha dulzura gracias a las interpretaciones de unos jóvenes actores, y prometedores, Eliza Scanlen y Toby Wallace que forman una extraña pareja algo más que amistosa. Muy recomendable por no caer en sensacionalismos ni en la enfatización del dolor humano y reflejar una tragedia familiar desde el punto de vista de que el amor puede con todo lo demás.
Hay películas que se sustentan, y lo dicen todo, a través de las imágenes y esa es una de las características más evidentes dentro del cine de Roy Andersson. En su última película, About Endlessness (Om det oändliga), el director sueco plantea una serie de historias cortas con algo característico entre todas ellas: un plano fijo, unos personajes perfectamente dispuestos dentro del encuadre y un humor muy particular. El director intenta recorrer las distintas etapas del ser humano en un filme (basado en Las mil y una noches) donde el guion se basa en una voz en off que va explicando las distintas situaciones que se desarrollan. Si no se tiene en cuenta, o no se conoce, el estilo del director sueco se puede hacer bastante difícil su visualización.

Si es difícil que una película como la de Roy Andersson guste a todo tipo de públicos, más complicado lo tiene The Painted Bird, el nuevo filme del director checo Václac Marhoul. Centrada en la visión de la Segunda Guerra Mundial a través del punto de vista de un niño judío, se trata de un duro reflejo de los desastres de la guerra ambientada en algún lugar (que no se especifica) de la Europa del Este donde el protagonista es sometido a toda clase de torturas y desprecios por parte de la gente que lo acoge. En una especie de recreación libre del Lazarillo de Tormes el joven judío va aprendiendo a autodefenderse conforme va pasando por las vidas de gente de distinto comportamiento y clase social. Si el final de la película no le otorgase cierta redención al protagonista se podría decir que el director tiene el único afán de torturar a su personaje pero no es así, y eso, sumado a una fotografía impecable que pretende hacer bello lo horrible, hace que la propuesta de este cineasta sea perfectamente plausible. En los años 60 se criticó, de forma algo exagerada, el famoso zoom del final de Kapó (1961), de Gillo Pontecorvo. Si se hiciera una comparación de ambas películas, el filme de Pontecorvo se quedaría en una simple anécdota frente a uno de los filmes más duros que se han rodado sobre el Holocausto. ¿Es provocativa? Para nada, porque para contar un suceso como el que se relata es necesario ser más que desagradable en sus imágenes.
Con toda esta selección de lo que se proyectó dentro de la Sección Oficial resulta algo sorprendente que el Palmarés haya sido el que es. Pero fuera de los premios, la selección de títulos se puede resumir con una simple palabra: variedad. Y dentro de esa variedad entran filmes de todas las categorías: buenas, fallidas, interesantes o auténticos despropósitos. Pese a ello, en este artículo se ha intentado poner en valor algunos filmes que no han tenido tantas criticas positivas como merecen.
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