Cine malo

TUNO NEGRO

Cuando la ignorancia mata

Tuno negro - Revista Mutaciones

Tuno negro, el debut en el largometraje de dos directores desconocidos (Vicente J. Martín y Pedro L. Barbero), llegó a las carteleras en 2001 con el respaldo de Andrés Vicente Gómez -uno de los productores más importantes de la época con filmes como Matador (Pedro Almodóvar, 1986) o El día de la bestia (Alex de la Iglesia, 1995) entre muchos otros-, y una serie de aspiraciones evidentes: realizar un producto comercial con un casting llamativo y sin tener en cuenta la consistencia del guion. Con una idea original de los propios directores, el filme se centra en la posible existencia del llamado “Tuno negro”, que aparece por las universidades, en este caso las de Salamanca y Alcalá de Henares, en época de exámenes (febrero, junio, septiembre) para asesinar a los alumnos con peores notas o que se salten las normas.

“La gente se asustará cuando se tenía que asustar y se reirá cuando se tenía que reír” decían los cineastas debutantes. Vista hoy, esa afirmación dista mucho de la realidad: Tuno negro no es capaz de adentrarse en el género de terror -o más concretamente en el slasher– ni de sumergirse en un ambiente propicio como para causar intriga alguna,  por otro lado, tampoco es capaz de provocar la carcajada del espectador en ningún momento. Todo en ella busca generar la sensación de ambiente universitario con actitudes propias de los jóvenes (sexo, drogas, fiestas) pero que no hacen gracia y, lo más preocupante, no tienen nada que ver con lo que, a simple vista, pretende contar la película, la leyenda del Tuno negro y cómo desenmascararlo.

Catalogar el género del filme es un ejercicio difícil, porque ni es de terror ni es cómica. Lo que sí  queda claro –es el aspecto más evidente- es que la película es, ante todo, un desfile de caras conocidas de la época: la protagonista es Silke, que años atrás había despuntado con Medem y le faltaba poco para retirarse de la interpretación -debido a sus altas cualidades interpretativas-; Fele Martínez -que estaba de moda desde Tesis (Alejandro Amenabar, 1995)- venía de hacer El arte de morir (Álvaro Fernández Armero, 2000) muy parecida al tono de esta película y a esta corriente que resurgió también en España de películas influenciadas por el cine slasher norteamericano con ejemplos como Scream (Wes Craven, 1996). Junto a estas nuevas promesas del cine español destaca también un Eusebio Poncela en horas bajas -si hace falta dinero se acepta cualquier cosa- y un inexpresivo Jorge Sanz en un papel tantas veces ya visto. Lo de Maribel Verdú haciendo de jovencita universitaria -con treinta años como tenía- es ya casi imposible de explicar.

Tuno negro - Revista Mutaciones

De esta época también es Nadie conoce a nadie (1999) de Mateo Gil -guionista de Amenabar- donde la tecnología también estaba presente durante todo el filme: surge todo a partir de conversaciones desde la pantalla de un ordenador y hay asesinatos, es una mera coincidencia argumental pero que sirve también para hablar de cómo estas dos películas mezclan, de algún modo, tradición y tecnología. En la de Gil estaba presente la Semana Santa y en Tuno negro los directores defienden esta teoría de conexión entre algo tan antiguo como puede ser la tuna con la nueva era de Internet, pero el resultado no es para nada comparable. Porque en Tuno negro no aciertan ni en efectos especiales, ni en casting, siendo el único acierto –y encima desaprovechado- la idea central, la leyenda de los Tunos negros, porque da la sensación de que hasta a la película se le olvida la existencia del Tuno negro y gira por otros derroteros insospechados.

La idea es original pero es una lástima de que el filme no sea capaz de crear un ambiente idóneo desde el principio para que lo que se está contando pueda generar interés, hasta el escenario escogido -Salamanca- es un acierto para crear cierta intriga pero hasta eso da la sensación de que ha sido desaprovechado. Todo ello conforma una película un tanto irregular que quedaría dentro de la historia del cine de terror como una simple anécdota que se olvida a los pocos minutos de terminar de verla. Pero el objetivo de los directores quedó cumplido: recaudaron 200 millones de pesetas la primera semana que estuvo en cines -y encima se estrenó en pleno mes de julio- y consiguió finalmente congregar a casi 600.000 espectadores en las salas. Quizás era otra época, y estaba muy de moda las series y películas de adolescentes. Puede ser que influyera eso, quién sabe…

Tuno negro - Revista Mutaciones


Tuno negro (España, 2001)

Dirección: Vicente J. Martín y Pedro L. Barbero / Guion: Vicente J. Martín y Pedro L. Barbero / Producción: Andrés Vicente Gómez para Lolafilms / Música: Alex Martínez y Roque Baños / Fotografía: Carlos Suárez / Montaje: Juan Carlos Arroyo / Dirección de arte: Wolfgang Burmann / Reparto: Silke, Fele Martínez, Jorge Sanz, Maribel Verdú, Eusebio Poncela, Patxi Freytez, Enrique Villén

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