David Simon

TREME

Una serie a fuego lento

“Nueva Orleans, Louisiana. Tres meses después”. Con estas coordenadas espacio-temporales en blanco sobre negro se inicia Treme. Pero…¿qué es exactamente lo que ocurre tres meses después? ¿Después de qué? La cuarta serie realizada por David Simon para HBO es una crónica de Nueva Orleans, en concreto, de Tremé, un barrio de inmenso mestizaje cultural (como toda Nueva Orleans) que sufrió las devastadoras consecuencias desatadas por el huracán Katrina en agosto del año 2005. La ciudad de Nueva Orleans quedó prácticamente inundada por la mayor catástrofe natural de Estados Unidos, viendo reducida la población casi a la mitad de sus habitantes de forma estrepitosa y veloz; dramática. Treme se encarga, a lo largo de sus 4 temporadas, de hablar de la repoblación y reconstrucción de este barrio a través de un encomiable trabajo de análisis social y humano. La serie invita al espectador a sentir las tripas y el alma de sus habitantes, y a la vez que destroza, también emociona. Treme es una novela, un ensayo, una crónica, una elegía, una epopeya. Un funeral y una fiesta o viceversa; las dos cosas al mismo tiempo.

Los primeros minutos con que arranca el episodio piloto son un esbozo a mano alzada del planteamiento formal de la serie. Escuchamos, de fondo, la algarabía festiva y nerviosa mezclándose en la banda sonora con la afinación de diversos instrumentos de viento, alguna sirena de policía, rap, hielos y líquidos etílicos corriendo por algún vaso de plástico. Ruido, mucho ruido, y ritmo, mucho ritmo. Todos los sonidos se van haciendo visibles en un rápido e inteligente encadenado de planos detalle que juegan con la profundidad de campo en pantalla hasta que una banda sale de su bar de reunión a la calle tocando Feel Like Funkin´It Up de la Rebirth Brass Band. Llegados a este punto la cámara se vuelve más ágil, más nítida, y desde diversos puntos de vista, tanto desde fuera de la acción mediante planos generales, como desde dentro mediante planos inmersivos, el espectador consigue sentir uno de los motivos culturales más relevantes de Nueva Orleans: las “Second Line” o segunda línea. Una costumbre de raíz africana que tras el Katrina se ha ido consolidando, aún más, como un referente cultural, como una tradición que sirve para exorcizar el daño sufrido. La segunda línea es el grupo de personas que, cimbreante, como en una cabalgata o una procesión sigue a la “primera línea” (la banda de música) mientras bailan al ritmo de tubas, clarinetes, saxos, trompetas, trombones e instrumentos depercusión. Las Second Line también tienen lugar como homenaje fúnebre, de manera que una banda se encarga de acompañar el duelo de los familiares durante el entierro con música ceremonial primero, y con música festiva después. Las lágrimas, el dolor, el baile y las sonrisas se cruzan y abrazan en una tradición que celebra la vida y la muerte al mismo tiempo. La serie muestra con gran efectividad diversas Second Line de forma tan cruda como vibrante y en la mayoría de las ocasiones aparece participando en ellas uno de los personajes más carismáticos de la serie, Antoine Batiste, interpretado por Wendell Pierce (el detective Bunk de The Wire), un pintoresco trombonista que se  pasa los capítulos de bolo en bolo para buscarse la vida y arrancar las carcajadas más gamberras al espectador.

El eje principal sobre el que va a gravitar toda la serie es la cultura. David Simon y Eric Overmyer son conscientes de los principales elementos que canalizan el sentimiento de comunidad de Nueva Orleans y ponen en marcha un mecanismo brillante para hablar de una ciudad dejada de la mano de dios y del poder. La gran protagonista de la serie es la capacidad de resiliencia de un pueblo que lucha por salir a flote, que quiere volver a ser y recuperar su hogar perdido, su suelo. Con este fin, los personajes tienen que representar las diferentes esferas de una sociedad e invitarnos a respirar y a pasear con ellos, a luchar y a soñar con ellos, a sufrir y a llorar con ellos, a cantar y bailar con ellos. Y probablemente, por ese motivo, en Treme no existen ni héroes ni villanos. Los personajes simplemente se dedican a vivir, a ser en la pantalla de televisión. Muchos de los actores son originarios del lugar por lo que la temperatura y la atmósfera que se genera en el relato es tan real como la vida misma. David Simon solamente enseña músculo, no hay grasa en su narrativa. No hay lugar para visiones subjetivas ni moralizantes porque siempre hay una respuesta desde el otro lado. Primera y segunda línea, todos juntos remando para no ahogarse ante los problemas estructurales de un mundo decadente.

David Simon trabaja al otro lado de la inmediatez. No piensa en la audiencia. No le importa el espectador medio. Sus personajes no son trozos de carne esperando a ser asesinados, no son arquetipos fabricados para la risa enlatada ni moldes de barro sacados de la nueva lógica del algoritmo de Netflix. Para el espectador de mirada paciente, Treme guarda una ficción capaz de llegar a los más profundos sentimientos del espectador porque es, quizás, la serie más humana que ha creado el periodista. La realidad inunda la pantalla de manera frontal a través del perfecto manejo de los diálogos y los escenarios, pero la esencia lírica de Treme se abre al corazón a través de la utilización de dos elementos primordiales: la música y la gastronomía.

La forma en que se introducen y se mezclan estos dos importantes componentes de la vida cultural de Nueva Orleans proponen una sinergia efectiva que evita, en todo momento, caer en los tópicos de postal. De hecho, el turismo aparece en escena en todas las temporadas y se reflexiona sobre la problemática de hacer de la tradición un parque de atracciones en el que se prostituya la identidad de un pueblo mermado al que le urge recuperarse anímicamente. Y qué mejor reconstituyente que una dosis infinita de conciertos en los numerosos locales de un una ciudad que es cuna del jazz, o asistir a los fogones de una cocina de larga tradición criolla y cajún.  De episodio en episodio pasan ante nuestros ojos muchísimos músicos conocidos y desconocidos, y también chefs de estrella michelín. A través de estos dos elementos acompañaremos a los protagonistas músicos que luchan por triunfar o simplemente por sobrevivir: Annie, una violinista de gran talento (Lucia Micarelli); Sonny, un teclista que coquetea con la cocaína (Michiel Huisman); Davis McAlary, un Dj que parece no madurar nunca (Steve Zahn); Delmon Lambreaux, un trompetista muy bueno que busca su sonido a medio camino entre Nueva York y Nueva Orleans (Rob Brown); y el ya mencionado Antoine Batiste. Y también a la chef Janette Desautel (Kim Dickens), una cocinera de nivel con poco ojo para los negocios pero que parece acabar encontrando su camino.

Uno de los grandes temas que también encuentra representación en Treme es la dicotomía entre tradición y modernidad. Se identifica claramente en los personajes de Janette Desautel y Delmon Lambreux. Ambos intentan hacerse un hueco en la gran ciudad que es Nueva York, la primera a los fogones de la vanguardia culinaria, y el segundo en las notas del jazz moderno frente al jazz clásico que le es inherente y con el que se ha criado en casa bajo la atenta y exigente mirada de su padre, el “Gran jefe indio” Albert Lambreaux (Clarke Peters). No obstante, de la misma manera que la serie se gana el corazón del espectador atento, ambos acaban cediendo a los impulsos del pulso de Tremé, destacando precisamente por encontrar un punto de equilibrio entre lo que son y lo que han aprendido.


El crimen y la corrupción también tienen lugar a diferentes niveles. A modo de investigación y tomando recursos similares a los empleados en The Wire, David Simon se enfrenta a los problemas sistémicos de la alta cúpula viciada y acomodada. El profesor Creighton Bernette (un magnífico John Goodman) y su mujer, Toni Bernette (una sensacional Melissa Leo), una abogada especializada en derechos sociales son las voces más críticas de la serie. A ellos se les suman en las siguientes temporadas el teniente Terry Colson (David Morse), un lobo solitario en la lucha contra la brutalidad policial de sus compañeros y el joven periodista Everett (Chris Coy) que llega para destapar la lamentable actuación policial durante los meses siguientes al huracán Katrina.

La catarsis de cada una de las temporadas que forman esta magnífica serie ocurre siempre en su último episodio con la celebración del Mardi Gras, el particular carnaval de Nueva Orleans. En este evento confluye el verdadero desahogo de los habitantes de la ciudad. Aquí es donde el mestizaje y la multiculturalidad de Treme se expresa con fuerza, un evento para el que se están preparando durante todo el año, especialmente los indios, que con esmero preparan su traje para lucirlos durante esta fecha y luchar por su territorio. Todos estos elementos y muchos otros que se me escapan forman una serie de visionado casi obligatorio. Treme es como un plato de Gumbo, una receta tradicional de la cocina criolla en la que se mezclan los ingredientes propios de su gastronomía  junto con un caldo hecho a fuego lento. Un regalo para los más pacientes y la imagen reposada.

Enrique Pérez Acosta

Treme (HBO, Estados Unidos, 2010-2013)

Showrunner: David Simon y  Eric Overmyer / Dirección: Anthony Hemingway, Ernest R. Dickerson, Agnieszka Holland, Jim McKay, Brad Anderson, Simon Cellan Jones, Adam Davidson, Roxann Dawson, Tim Robbins, Alex Hall, Daniel Attias, Christine Moore, Rob Bailey, Alex Zakrzewsk/ Guión: Eric Overmyer, David Simon, George Pelecanos, Anthony Bourdain, Lolis Eric Elie, Tom Piazza, David Mills, Mari Kornhauser, James Yoshimura, Davis Rogan, Jordan Hirsch, Micah Kibodeaux, Chris Offutt, Will Ralston, Chris Rose, Chris Yakaitis / Producción: Joe Incaprera, Eric Ellis Overmye, Laura A. Schweigman, David Simon, Karen L. Thorson, Jessica Levin, Anthony Hemingway, Nina Kostroff-Noble, Carolyn Strauss, George Pelecanos / Diseño de producción: Chester Kaczenski / Música: Karen Kaia Livers, Blake Leyh, Gabe Hilfer, Matt Coby, Kyle Lamy, Jim Black, Joel C. High, Matthew Rosenback, Jimbo Walsh, Stafford Agee, Matt Coby, Leon Brown, Corey Henry, John Boutte / Montaje: Alex Hall, Malcolm Jamieson, Naomi Geraghty, Brian A. Kates / Fotografía: Irek Hartowicz/ Reparto: Wendell Pierce, Steve Zahn, Clarke Peters, Khandi Alexander, Melissa Leo, Kim Dickens, Rob Brown, Lucia Micarelli, Michiel Huisman, John Goodman, Jon Seda, David Morse, India Ennenga, Phyllis Montana LeBlanc, Michael Showers, Lance E. Nichols, Venida Evans, Ntare Mwine, Otto DeJean, Davi Jay, Elvis Costello, Hong Chau

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