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TOM Y JERRY (2021)

Los dos mosqueteros al servicio de la Warner

«Yo no soy mala, es que me han dibujado así», le decía Jessica Rabbit al inspector Eddie Valiant en ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (Robert Zemeckis, 1988), intentando hacerle ver que los ‘dibus’, al contrario que los seres humanos, tenían una idiosincrasia predeterminada, cada uno estaba hecho para una función concreta aunque luego se pudiera emplear para cualquier otra tarea, como sucedía en la película. El film de Robert Zemeckis (y, por qué no decirlo, de Richard Williams), más allá de conservarse en un gran estado frente a ejemplos actuales de animación mezcladas con acción real (como el de Tom y Jerry que nos ocupa), ya exponía esta interesante idea de que puedes intentar poner un personaje animado en el contexto que sea, que éste siempre terminará por rebelarse ante él y mostrar su verdadero carácter.

Tom y Jerry (2021), de Tim Story
Tom, incapaz de contenerse de sus instintos felinos en una escena de Tom y Jerry (2021)

Partiendo de esta base, da igual que Tom y Jerry comience con música actual o clásica, que la acción se desarrolle en un hotel o en una bolera, que el clímax se dé en una boda o en una barbacoa e incluso que tu partenaire sea Spike, el primo de Jerry o Chlöe Grace Moretz. La cabra tira al monte, y el gato tira al ratón. Tal dinámica puede verse plasmada en el film de Tim Story, en el que los personajes de Hanna-Barbera poco o nada tienen que ver con toda la trama en torno a una boda de dos celebrities (hola Nick Jonas, quiero decir Colin Jost) que parece un sketch de Saturday Night Livemás que un episodio del gato y el ratón.

La idea de poner a Tom y Jerry en una situación completamente ajena a ellos como excusa para darse de palos y adherirse de alguna manera a un hilo narrativo tampoco es nueva. Si en la serie original era común verlos mezclados con monstruos de la Universal y demás parodias, en el formato cinematográfico han pasado en los últimos años por la fábrica de Willy Wonka, el bosque de Sherwood, el planeta Marte e incluso por el mundo de Oz en repetidas ocasiones. Su primera aventura en pantalla grande, Tom y Jerry: La película (1992), tremendamente fallida por ser un remedo de Los rescatadores y por cometer la osadía de ponerles voz a gato y ratón, ya advertía de que felino y roedor no necesitan de un mundo en el que desarrollar sus historias. Porque no se ven cómodos en ellas, y porque realmente no hace falta de un gran escenario para dedicarse a lo que mejor saben hacer, darse mamporros hasta cansarse.

Lo único que diferencia la versión de Tim Story de todas estas es la inclusión del elemento real y humano, más en la línea de Los pitufos (Raja Gosnell, 2011) o las recientes Pokemón: Detective Pikachu (Rob Letterman, 2019) y Sonic, la película (Jeff Fowler, 2020). Y la película puede llamarse Tom y Jerry, pero en realidad el personaje que lleva el peso en todo momento es Kayla (Chlöe Grace Moretz), pese a que sea como nexo entre el mundo real y el animado más que como personaje en sí mismo, con su propia personalidad y su arco narrativo. Kayla vive, como el Eddie Valiant de ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, en un mundo en el que ‘dibus’ y personas conviven en armonía, pero la película nunca termina de explorar realmente ni el mundo de unos ni el de otros, como si Tom y Jerry se amparase más en una nostalgia hacia la película de Zemeckis que al propio universo de Hannah-Barbera. Curioso, cuando menos, si pensamos que el gato y el ratón fueron los dos únicos excluidos en una película en la que estaban Bugs Bunny, Mickey Mouse, Betty Boop, El pájaro loco y hasta el mencionado Spike, tercero en discordia en muchos de los episodios de Tom y Jerry y que aquí queda relegado a un papel muy secundario.

Por todas estas cosas uno puede preguntarse qué sentido tiene para la Warner seguir echando mano de sus fieles mosqueteros (Tom y Jerry no son los únicos si tenemos en cuenta las películas de Scooby-Doo o los Looney Tunes que estuvieron y están por venir en Space Jam: Nuevas leyendas (Malcolm D. Lee, 2021)). Para qué hacer una película sobre Tom y Jerry que ni explora su mundo original (aunque se haya vendido en algunos sitios como una historia de orígenes no tiene nada que ver con eso, algo que sí sucede en ¡Scooby! (Tony Cervone, 2020)), ni el que construye, ni siquiera apela con todo a la nostalgia de la serie original. Porque de nada sirve actualizar el escenario y poblarlo de chistes millenials (en su temática, que no en su ejecución) y demás clichés si te olvidas por completo de la verdadera esencia de tus personajes. De nada sirve llamar a dos de tus mosqueteros más fieles para librar una batalla en la que nada pintan. Tom y Jerry no están viejos ni son aburridos, aunque toda la película parezca apuntar a lo contrario. Simplemente los dibujaron así, hace más de 80 años y con un único propósito: hacer reír a base de mamporrazos.


Tom y Jerry (Estados Unidos, 2021)

Dirección: Tim Story / Guion: Kevin Costello / Producción: Warner Bros. Animation / Fotografía: Alan Stewart / Música: Christopher Lennertz / Montaje: Peter S. Elliot / Reparto: Chlöe Grace Moretz, Michael Peña, Rob Delaney, Colin Jost, Pallavi Sharda.

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