Estrenos

TODOS LOS NOMBRES DE DIOS


El poder de una imagen

Todos los nombres de Dios

Daniel Calparsoro pertenece a una generación -como Enrique Urbizu, Alberto Rodriguez o Dani de la Torre– que se mueven con comodidad en lo que en otro lugar hemos venido a llamar el thriller ibérico, donde el gusto por la acción y el suspense suele combinarse con un telón de fondo político y social en el que reina la corrupción, la delincuencia o el terrorismo. Todos los nombres de Dios (2023) forma parte de un subgénero del thriller en el que un tipo corriente se enfrenta a situaciones extremas a las que tiene que hacer frente con su talento, tenacidad y espíritu inquebrantable de lucha. Clásicos como 39 escalones (1935) y Con la muerte en los talones (1959) de Alfred Hitchcock o Frenético (1988) de Polanski son hitos de este tipo de películas. En nuestros lares, Bajocero (2021) de Lluís Quílez sería otro buen ejemplo o la misma Hasta el cielo: la serie, dirigida por Calparsoro. La nueva pelícual del director participa también de elementos propios de un subgénero igualmente reconocido por el espectador, el thriller con una bomba humana: el episodio 6 de la segunda temporada de La unidad (2020) oEl desconocido (2015), ambas de Dani de la Torre, pertenecen a esa tradición. El thriller se adapta muy bien a un director como Calparsoro con una mirada crítica, voluntad de estilo y vocación de autoría que desea además integrarse en el cine industrial.

 La explosión en el aeropuerto con la que se abre Todos los nombres de Dios remite inevitablemente al 11 M. Su protagonista, Santi (Luis Tosar), es secuestrado tras ese atentado por Hamza (Nourdin Batan). Tras un giro de guion -resuelto en un fundido en negro- el propio Santi se convierte en una bomba humana caminando por la Gran Vía madrileña con un chaleco cargado de explosivos. Al cineasta, sin embargo, no le interesa el terrorismo yihadista como tema, ni sus métodos, ni su organización, ni su financiación, ni su implantación en las redes sociales locales, ni los daños de sus actuaciones. Tampoco los entresijos del poder, a los que presta una atención distraída. Nada de esto es el objeto de la película. Lo que le interesa a Calparsoro es sumergir a Santi en una situación que le desborda, conocer cómo reacciona y ver cómo afecta todo ello a su vida personal y familiar. Algo parecido pasa con el personaje interpretado por Nourdin Batan. Los acontecimientos le hacen cuestionarse sus valores y comportamientos y ser consciente del impacto de sus decisiones sobre su entorno. Calparsoro busca (y logra) congeniar dos centros de interés diferentes: por un lado, la acción y el suspense y, por otro, las emociones, sentimientos y circunstancias personales de los protagonistas.


La estructura del guion de Gemma Ventura ayuda a lograr este efecto gracias a la alternancia de los puntos de vista. Así, la acción principal se complementa con la de la policía y los terroristas, pero sobre todo con el impacto en los dos entornos familiares. Todo ello sin abusar del flash back (muy escasos) que solo hubieran distraído al espectador y ralentizado el ritmo de la película.

Todos los nombres de Dios

La película está concebida para culminar en una secuencia en plena la Gran Vía madrileña convertida en un gran plató. Una imagen icónica del cine español donde todo aficionado recuerda la calle vacía de Abre los ojos (1997) de Alejandro Amenábar, el anuncio de Schweppes de El día de la bestia (1995) de Alex de la Iglesia o los paseos de la cámara de Jose Luis Garci en El crack (1981). Muchos de los comentarios en los medios de comunicación sobre esta secuencia se han centrado en el anecdotario de su difícil rodaje: 4 horas, de 8 de la mañana a doce del mediodía, en dos domingos consecutivos, un total de 8 horas, la Gran Vía cerrada para el ciudadano…. Muy poco tiempo en el que había que tener todo planeado y nada podía fallar. Sin embargo, lo que da sentido a este tipo de secuencias –más que el anecdotario de su rodaje- es su planificación y montaje, que es la fuente del suspense y la emoción: la corta duración de los planos, la combinación de planos medios y primeros planos fijos, los planos aéreos de situación, los movimientos de cámara funcionales, la mezcla de diferentes puntos de vista… En realidad, no importa el desenlace (previsible) sino que el espectador se sienta involucrado con las emociones, los miedos y las dudas de un protagonista superado y confundido por las circunstancias.

Hay actores y actrices que alcanzan su esplendor en la madurez, cuando ya no necesitan excesos para transmitir emociones. Luis Tosar está en ese momento de su carrera. Son actores que hacen mejores también a sus partenaires. El dialogo entre Luis Tosar y Nourdin Batan, sentados en el monte, muestra un recorrido emocional de ambos personajes que no necesita de muchas palabras, ni de explicaciones para que el espectador entienda lo que está pasando por sus cabezas. El plano-contraplano une e individualiza a ambos protagonistas.

La canción de Bebe con la que se cierra la película resume muchas de las intenciones del autor: te matarán, te matarán mil veces, pero tú vuelve a nacer. Estamos bastante lejos de aquel otro final de la primera película de Calparsoro, Salto al vacío(1995), donde el personaje interpretado por Najwa Nimri maldecía, nada sale bien, nada sale bien, incapaz de salir del agujero en el que se encontraba.  La mirada de Calparsoro con el tiempo se ha suavizado.

Precisamente, el escaso interés de Calparsoro por la trama política y social resta profundidad a la historia. El resto de los personajes – incluida la comandante de la Guardia Civil interpretada con energía por Inma Cuesta- son de una pieza, no tienen aristas. Todos los nombres de Dios se convierte así en un producto mainstream, solvente técnicamente, pero al que le falta sutileza y radicalidad. Queda de todos modos la potencia de una imagen de un hombre solo cargado con explosivos en la Gran Vía de Madrid.

 


Todos los nombres de Dios (España, 2023)

Dirección: Daniel Calparsoro / Guion: Gemma Ventura / Producción: Felipe Ortiz y Marc Vergoz / Fotografía:  Tommiue Ferreras / Música: Carlos Jean / Montaje: Antonio Frutos / Reparto: Luis Tosar, Inma Cuesta, Patricia Vico, Lucas Nabor, Nourdin Batan

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.