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TODAS LAS VECES QUE NOS ENAMORAMOS

Una primera temporada que se tropieza con varias de sus capas

La nueva serie de Carlos Montero, Todas las veces que nos enamoramos (2023-), dice muchas cosas. Por momentos, demasiadas. Si bien da un paso adelante hacia la madurez y la búsqueda de una estabilidad en la juventud -antítesis de su exitosa Élite (2018-)-, se tambalea al abarcar tantos temas que luego no puede balancear.

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Irene (Georgina Amorós) y Julio (Franco Masini) se conocen en el cenit de su juventud, pero su cruce de caminos llega en un momento donde son dos polos opuestos. Irene, deseosa de convertirse en directora de cine, deja su vida atrás y a su pareja en Castellón para asentarse en Madrid y estudiar en la universidad; Julio, por el contrario, estudia Derecho sin una visión. Ella tiene sus deseos y ambiciones muy marcadas, él siente que todo se le ha dado y por eso no sabe exactamente qué quiere.

Su primer encuentro y conexión se da en un cine y después de una noche de muchas casualidades y coincidencias, empieza su historia de amor que, como anuncia la propia Irene, va a estar llenas de idas y venidas. Mientras tanto, la serie navega por dos líneas temporales: el pasado, cuando ella le propone ser el protagonista de su cortometraje- y el futuro, cuando él es un actor-director en medio de una espiral de autodestrucción mientras hace un intento más por recuperarla. La historia zigzaguea entre casi veinte años de diferencia, aunque usando a los mismos actores -para los que pareciera que los años no pasan- y provocando que el espectador desconecte.

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Y si profundizamos, Irene no es capaz de realmente entregar una motivación para su sueño de ser directora de cine, solo está ahí y empieza a ocurrir. En ese sentido, Georgina Amorós, debido a dichas limitaciones del rol, decide enfocar su interpretación bajo otra lente: la del sentimiento. En pantalla, logra imprimir la frustración, la indecisión y la ansiedad que siente su personaje, que en cualquier momento podría resultar irritante, y consigue hacernos conectar con ella.

Alrededor de la pareja principal encontramos al resto de los personajes: Da (Carlos González) y Jimena (Blanca Martínez), los compañeros de piso; Fer (Albert Salazar), el ex de Irene que anda rondando por ahí, y muchos más. Afortunadamente, no aparecen para únicamente ser un comic relief o un detonante de situación, sino que les presenta con unas personalidades muy marcadas y unos arcos dramáticos que, conforme la serie avanza, van generando más y más subtramas. Su camaradería traspasa la pantalla y realmente hace sentir al espectador como parte del grupo, gracias principalmente a la química entre los actores -tanto de la pareja principal como del resto del elenco-. Tal es el caso de Da y Jimena, quienes llegan a robarse el show, incluso llegando a opacar la historia central. La naturalidad que entregan hace que el espectador empatice con ellos y realmente se preocupe por sus problemáticas, al mismo tiempo que presentan suficientes dosis de comedia para entretener pero sin convertirlos en caricaturas.

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Todas esas abundantes subtramas funcionan como una base para ir abriendo caminos que resultan sorpresivos y refrescantes y, en un inicio, la serie logra hacer malabares con ellas sin perder al espectador. El problema es que, en un intento de hacer crecer su contexto, llegan a ocurrir tantas situaciones que la historia se hace repetitiva. Paralelamente, al desechar características -la voz en off, por ejemplo-, que por un momento parecían marcar una esencia, la narrativa tambalea.

Todos las veces que nos enamoramos es ligera, tanto que podría verse en un fin de semana sin nada que hacer. La sorpresa para el espectador es que tiene más profundidad y alma de la que aparenta, sigue varias líneas del género “rom-com” correctamente y los temas sensibles los trata con humildad. Pero también pudo economizar y ser más efectiva como una miniserie para aprovechar mejor sus ocho capítulos. Al final, esta se reincide y se tropieza con tantas cosas que, para cuando llega a su final, nos entrega un capítulo anticlimático. Aunque para ese punto, los espectadores ya se encuentran encariñados (y con motivo) de los personajes; lo suficiente para esperar una siguiente ronda de episodios.

 


Todas las veces que nos enamoramos (España, 2023-)

Creador: Carlos Montero / Dirección: Ginesta Guindal, Mateo Gil, Bàrbara Farré, Carlota Pereda / Guion: Carlos Montero, Guillermo J. Escribano, Almudena Ocaña / Producción: Netflix, El Desorden Crea / Fotografía: Alfonso Postigo, Raquel Fernández Nuñez, Juana Jiménez / Intérpretes: Georgina Amorós, Franco Masini, Carlos González, Albert Salazar, Blanca Martínez, Jorge Suquet, Silvia Abril

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