THE FAREWELL
Elogio de la mentira
The Farewell (Lulu Wang, 2019) bien podría funcionar como rotunda objeción al imperativo categórico kantiano: si para el filósofo alemán la mentira no admite excepciones, para la realizadora de origen chino aquella deviene incluso en deber moral, si es en aras de un fin superior. En la trama de la película, ese fin será el bienestar emocional de la matriarca de una familia en estado terminal, cuyos hijos y nietos deciden no contarle la verdad, trasladando así la carga del sufrimiento del enfermo sobre sí mismos como obligación moral.
Billi (interpretada por Awkwafina) es una joven afincada en Nueva York, hija de inmigrantes chinos que abandonaron su país natal huyendo del racionamiento de alimentos, cuya máxima aspiración es convertirse en escritora. La noticia de la incurable enfermedad de la abuela de Billi moverá a su familia a orquestar una farsa en torno a la boda de un primo, con el único propósito de reunirse todos junto a la enferma en el país asiático. En este sentido, The Farewell halla su referente más próximo en la comedia dramática Goodbye, Lenin! (Wolfgang Becker, 2003), donde también se recreaba una falsa realidad para ocultar la verdad.
Estamos, así pues, ante un relato que sitúa el elogio de la mentira (piadosa) en su centro narrativo, ya no solo presente en lo que respecta a su trama principal (la ocultación de la enfermedad a la abuela), sino que también habita en el transcurso de las pequeñas conversaciones cotidianas. El engaño preña el film de principio a fin, desde la inaugural conversación telefónica entre nieta y abuela (donde ambas ocultan sus preocupaciones íntimas la una a la otra), y del que todos los personajes son partícipes, incluida la propia abuela en su empeño por adornar el relato fundacional del noviazgo de su nieto frente a las posibles habladurías. Quizás la escena que mejor resume esta apología de la farsa que impregna The Farewell es el diálogo en inglés entre un médico del hospital y la joven Billi con su abuela presente, incapaz de comprender lo que ambos dicen respecto a su deteriorada salud.
Lulu Wang introduce en segundo plano el subtema de las diferencias culturales entre Oriente y Occidente: Billi, educada en EE. UU., es la única que se cuestiona la moralidad de la decisión familiar de no informar a la abuela sobre su estado terminal, algo que choca frontalmente con los derechos legales occidentales de los pacientes, mientras que durante su estancia en China el coro de personajes al unísono insisten en el deber moral de sostener el engaño (“En China se dice que lo que mata es el miedo”, se afirma en una conversación). Para poner de relieve aquellas diferencias, Wang se sirve del punto de vista extrañado de Billi, la cual comparece en escena como testigo silenciado durante las copiosas comidas familiares, entreveradas por palillos que se cruzan y boles repletos de arroz y empanadillas, mientras los comensales dialogan en torno a cuestiones tales como la importancia del dinero en la sociedad china actual o la visión idealizada extranjera de la educación universitaria estadounidense.
En The Farewell abundan los planos medios cortos, donde los personajes en grupo son mostrados por encima de la cintura y sin que asomen sus extremidades apenas, sobre fondos amplios y poco profundos, que transmiten la idea de unidad familiar en torno a la enferma moribunda. La abuela es un personaje diseñado a modo de sinécdoque, quien representa la parte de un todo, la familia en conjunto. La individualidad solo es recobrada en el tramo final del film, que se cierra con un plano abierto en el que Billi aparece caminando entre las abarrotadas calles neoyorquinas, como contraplano a la masa familiar homogénea que impregna el segmento situado en China.
El paisaje vertical asiático inundado de altas torres de apartamentos -como solución a la sobrepoblación- es mostrado a través de la mirada de Billi en su condición de extranjera, para poner de relieve la sociedad china contemporánea, producto de la imparable economía de mercado socialista. Por su parte, el tema de la inmigración encuentra su reflejo en los personajes del padre y del tío de Billi, quienes se muestran culpables por haber abandonado a la abuela emigrando a EE. UU. y Japón en busca de un futuro mejor, mientras sus hijos, representantes de la segunda generación, hablan el mandarín aprendido de sus progenitores pero no lo saben leer. Las dificultades idiomáticas, junto a la educación recibida en un país extranjero, permiten la oposición en el film entre los diferentes modos de ver la vida en la tradición occidental y oriental, articulada aquí sobre la concepción de la muerte y sus ritos.
The Farewell transita del drama a la comedia y viceversa con asombrosa fluidez, en un delineado melancólico trufado de escenas hilarantes (la esperpéntica boda o el saludo reiterado con la cabeza en señal de respeto en el cementerio), con un humor elemental pero bien dosificado y con la envoltura de una delicada chinoiserie.
The Farewell (EE. UU., 2019)
Dirección: Lulu Wang / Guion: Lulu Wang / Producción: Coproducción Estados Unidos-China; Big Beach. Distribuida por A24 / Fotografía: Anna Franquesa-Solano/ Música: Alex Weston / Montaje: Michael Taylor, Matthew Friedman / Diseño de producción: Yong Ok Lee / Reparto: Zhao Shuzhen, Awkwafina, A Mayo, Lu Hong, Lin Hong, Tzi Ma, Diana Lin, Yang Xuejian, Becca Khahil.