THE CORNER
No hay trabajo más duro que ser drogadicto
La esquina, más conocida como The corner, es el nombre que recibe la serie que HBO emitió en el año 2000. Compuesta por seis episodios, se la considera la antesala de The Wire (David Simon. 2002-2008), misma zona, mismo problema. Por ello, en esta crítica abordaremos el mensaje que esta miniserie comunicó y transmitió al espectador, temas que el propio Simon expandiría con más detalle en The Wire.
Nos situamos en Baltimore, Maryland, donde un reportero explica qué es el concepto de “esquina”, significante utilizado para denominar al lugar donde se vende y compra droga, el foco de vida (si es que se le puede denominar vida) del barrio.
En todos los capítulos se comienza y finaliza con una entrevista a uno de los personajes que se irán conociendo en la serie. Sin embargo, The corner se centra en Gary y la que hasta entonces era su familia. Gary era un hombre exitoso, pero Fran, su actual exmujer, se adentró en el que, en un inicio, era el divertido mundo de las drogas. Pero esa diversión desencadenó la ruptura familiar, pérdida de amistades y, sobre todo, un cambio total de estilo de vida.
Así conocemos a todos los integrantes de esta familia, que vive por y para la droga. Gary revende electrodomésticos y chatarra para conseguir dinero para estupefacientes; Fran se busca la vida para poder chutarse; el hijo en común, André, deambula en las esquinas vendiendo droga, aunque afortunadamente no la consuma. Además de él, hay otro hijo pequeño que permanece ajeno a la desdichada vida que su familia lleva.
A medida que se suceden los capítulos, se clarifica que el pilar fundamental es la droga, tanto su venta como su consumo. Aunque muchas veces Gary, Fran y otros amigos del barrio son conscientes de lo perjudicial de la situación, no intentan salir. Sin embargo, fantasean con la idea pero sin intención de llevarla a cabo. Solo lo expresan en voz alta para que su alma se calme en esos instantes de remordimiento.
Para hacer más patente el drástico cambio de la familia, The corner introduce flashbacks de lo que una vez fueron, donde se ve que la droga estaba comenzando a carcomerles lentamente. Entre todo el caos aparece la Srta. Ella, una mujer que regenta un centro para los jóvenes. Un lugar seguro donde las drogas no existen. De esta forma, Ella parece un halo de salvación para André y sus amigos, ya que deciden crear un grupo de baloncesto (CMB), volver a la escuela y buscar un trabajo.
Esto provoca un punto de inflexión en André. Decide ser legal. Este hecho incita a su madre (Fran) a intentar recuperarse y reconducir su vida por lo que procura entrar en un centro de desintoxicación. Y como una cadena, Gary pretende, a su manera, hacer lo mismo.
Lo más atrayente (además de la historia) es la manera en la que está realizada. Escenas de corte documental que va alternando con escenas de la rutina diaria de esta familia, el director graba como si fuera amateur, sirviéndose de la luz natural. En los espacios abiertos deja un halo azulado como si el balance de blancos de la cámara no quisiera ser corregido. Tal vez por deseo expreso de reflejar la cotidianidad, mostrar la realidad lo más natural posible. Sin buscar planos perfectos, ni pretensiones de profesionalidad. Destaca, eso sí, la diferencia de colores, vistiendo a los personajes con tonos muy vivos, mientras donde viven solo hay oscuridad. Oscuridad en la que tendremos que adaptar la vista para entrever a los personajes.
Siguiendo con la trama, toda caída tiene un tropiezo. En el caso de Fran, la muerte de su hermana, en el caso de Gary, la caída en la droga de Fran. Esta serie te hace darte cuenta de que un acto puede desencadenar múltiples consecuencias a nuestro alrededor y lo plasma a la perfección.
Los jóvenes viven como adultos. Es el caso de André, que tiene mentalidad callejera y consciencia de la importancia del dinero. Añadiendo a su situación que Taerica, su novia, está embarazada, le hace más consciente de que en las drogas, “si juegas a esto, no puedes llorar si pierdes”. Del mismo modo, Fran, como madre, se responsabiliza de sus actos y decide salir de ese mundo entrando en el programa de rehabilitación de 28 días. Y parece que todo está reconducido: las luces son más brillantes, hay más sonrisas y menos jeringuillas, pero como de lo que se ve se aprende, André empieza a esnifar.
Esta docurealidad es el espejo de unas vidas que se encuentran continuamente en una montaña rusa. Cuando crees que van a salir, que todo estará estable durante un tiempo, sucede algo que desequilibra el orden y destroza lo construido.
Lo más impactante es que, al final del último episodio, el reportero entrevista a los verdaderos personajes en los que se basa esta historia. En ellos, observamos la mella que ha provocado la droga. Algunos consiguieron ganar la batalla y rehacer sus vidas, otros, se quedaron en el camino.
La visión que recoge el espectador es la degradación, falta de dignidad, de lucha constante por buscar donde sea dinero para drogarse. Del egoísmo que crea, pero de la hermandad que nace. Como en The Wire, en el comienzo de cada uno de los capítulos había una frase que resumía en breves palabras lo que se iba a ver o lo que uno de los personajes pensaba.
Drogas y decadencia. Con estos significantes se podría resumir The Corner, sin olvidar, por supuesto, la superación y, sobre todo, la lucha.
THE CORNER (EEUU, 2000)
Director: David Simon (Creador), Charles S. Dutton /Guion: David Simon, Edward Burns, David Mills / Música: Corey Harris, Henry Butler / Fotografía: Ivan Strasburg / Productoras: Blown Deadline Productions / Home Box Office (HBO) / Knee Deep Productions / Reparto: T.K. Carter, Khandi Alexander, Sean Nelson, Clarke Peters, Glenn Plummer, Toy Connor, Maria Broom, Sylvester Lee Kirk, Corey Parker Robinson, Reg E. Cathey, Yuval David, Tyra Ferrell, Charles S. Dutto.