TERRIFIER 2
Art, estás fatal de lo tuyo
Cada vez que salen titulares como “la película que ha conseguido que la gente se salga de la sala / se desmaye / vomite del asco en ‘equis’ certamen” suelen referirse a dos tipos de cine:
1) Aquel con una historia más bien tirando a pobre, que recurre a la violencia gratuita e impactante para que la gente hable de él.
2) Una revolución artística originada por “la mente de un enfant terrible”, donde “el público no ha sabido ver más allá de los temas fuertes que presenta”, “cine en mayúsculas que solo podrá ser reconocido en el futuro si pasa a ser considerado obra de culto”.
Terrifier 2 (Damien Leone, 2022) es de las primeras.
Esta segunda parte comienza (literalmente) donde se quedó la primera, con Art, el payaso homicida supuestamente muerto, resucitando en la morgue y preparándose para una nueva oleada de violencia en el condado de Miles. De ahí en adelante, la película nos muestra un reguero de muertes tan violentas que parecen salidas de una viñeta de Prison Pit (Johnny Ryan, 2009) o del primer borrador de Martyrs (Pascal Laugier, 2008). Los protagonistas en esta ocasión son Sienna, una cosplayer alocada y distante, y su hermano Jonathan, un incel pre-adolescente que se tira horas investigando sobre asesinos en serie. Cuando este se entera de que Art ha vuelto a las andadas, Sienna descubre que su hermano no es el único obsesionado con el payaso, ya que su padre tenía decenas de dibujos de las víctimas de la primera película. Incluso un retrato de ella como una valquiria frankfrazettiana, con una espada en una mano y la cabeza del payaso en la otra. Rechazando al principio su legado, como dicta el camino del héroe, Sienna acabará peleando contra Art en la batalla final. La trama no tiene más, pero la cuestión no es si Terrifier 2 tiene una historia mala: la pregunta es si tiene acaso una historia.
Vamos a retroceder un poco…
De aquellos Barker, estos gores
Estados Unidos. Años 80. Época Reagan. El cine violento está en su apogeo a pesar del puritanismo que recorre el país, pues años de películas exploitation han dejado al público queriendo historias más duras e intensas. Ahí es cuando entra un director canadiense llamado David Cronenberg con la doctrina de la Nueva Carne, planteando que el cuerpo humano es un objeto más que puede ser creado, destruido y modificado, y abriendo un nuevo enfoque más académico para el gore. Junto a él, llegaron nombres como John Carpenter, Wes Craven, Katsuhiro Otomo, Clive Barker, Troma Entertainment o Shin’ya Tsukamoto que empezaron a experimentar con los límites del cuerpo, contando historias polémicas pero adaptadas a los nuevos tiempos; adentrándose en los terrenos del terror cósmico y el body horror, dedicando mucha atención al departamento de arte y efectos especiales. Y, de esto, el director de Terrifier 2 sabe bastante.
Damien Leone, aparte de dirigir, también es el guionista y el director de arte de la película. Ha trabajado bastante haciendo prótesis y sangre falsa. Los efectos prácticos y las mutilaciones de Terrifier 2 están hechas y supervisadas por él y, teniendo en cuenta los presupuestos que suelen manejar este tipo de películas, hace valer su peso en sangre. Es obvia la influencia del gore de los 80, al igual que en otros tantos directores indies que cabalgan la ola nostálgica de los sintetizadores y los litros de sirope de maíz. Podríamos hablar de Hobo with a Shotgun (Jason Eisener, 2011), de Turbo Kid (François Simard y Anouk Whissell, 2015), de Psycho Goreman (Steven Kostanski, 2020)… Pero Leone no juega en la misma liga, porque su nostalgia va por otro lado. Ha querido hacer las películas que sus padres no le dejaban ver de pequeño, cogidas en secreto del videoclub. No quiere reflexionar sobre un tema peliagudo o revolucionar el género: lo que quiere es dar asco. Quiere ese nivel de morbo que tenían las secuelas de Saw donde daba igual la historia; lo importante era ver qué se habían inventado para matar a la gente.
Terrifier 2 ha tenido una campaña de marketing perfecta, convirtiéndose en “la película más violenta del año” (un título totalmente caduco porque al año siguiente va a venir otra barbaridad mayor). Un fenómeno viral al mismo nivel que Smile (Parker Finn, 2022) o M3GAN (Gerard Johnstone, 2022), con muy buenos resultados en taquilla. Y posiblemente sea la película más violenta del año, pero ya está. Solo eso. (Es un film que a mi yo “edgy” de 15 años le habría encantado, pero ya tengo una edad y espero unos mínimos de este tipo de propuestas). No necesita que veas un vídeo de 40 minutos “explicando el final” o que hagas una comparación gafapasta con Cronenberg que nadie te ha pedido.
Es un payaso que mata gente. “¿Qué más quieres?”
Terrifier 2 termina prometiendo una tercera entrega y, viendo los números, es más que posible que se haga realidad sin dar señales de frenar, cambiar el tono o intentar tener una historia que importe. Ya decía la canción inmortal Vivía con tu madre de El Payaso: “Me esforcé en que funcionara pero, cuando las cosas se rompen, que se arreglen solas es cosa rara”. Y supongo que, cuando hablamos de este payaso, si algo no está roto no hace falta arreglarlo, sino romper más cosas.
Terrifier 2 (EE.UU., 2022)
Dirección, guion y montaje: Damien Leone / Producción: Dark Age Cinema, Fuzz on the Lens Productions / Fotografía: George Steuber / Música: Paul Wiley / Interpretación: David Howard Thornton, Lauren LaVera, Elliott Fullam, Sarah Voigt