MANUAL DE CINE PARA PERVERTIDOS
Slavoj Zizek o el cine como arte perverso and so on
”Para entender el mundo actual necesitamos el cine, literalmente. Solo en el cine encontramos la dimensión crucial que no estamos listos para enfrentar en nuestra realidad. Si buscas aquello que, en realidad, es más real que la propia realidad, busca en la ficción cinematográfica.”
Slavoj Zizek
Slavoj Zizek, el polémico filósofo y psicoanalista esloveno, es una figura innegablemente interesante en el panorama intelectual de nuestros días. Más allá de sus manierismos exacerbados, su imagen descuidada y la sobre-simplificación de su obra en el mundo de la cultura meme, sigue siendo un pensador muy relevante. Tal es el caso de su famoso documental Manual de cine para pervertidos (Sophie Fiennes, 2006), donde el esloveno usa el arte cinematográfico como eje central para apoyar sus teorías. Aquí, Zizek parte desde la tesis de la no espontaneidad de los deseos humanos; es decir, de que nuestros anhelos más profundos no son meros impulsos instintivos, sino producto de una compleja red de moralidad, convención y restricciones no basadas en la realidad física más tangible. Por tanto, estos deseos, hasta cierto punto, se establecerían a través de una ficción construida artificialmente, aunque no por esto deberían ser considerados algo irreal.

Si, entonces, la realidad ya está interconectada y tejida a través de ficciones que no pueden ser derrumbadas sin derrumbar la realidad misma, ¿qué papel tiene el cine en medio de todo esto? Mediante el ejemplo sacado de Matrix (Lana y Lilly Wachowski, 1999) con la mítica elección entre las dos pastillas (recordemos que una despertaría del letargo ficticio a Neo, mientras que la otra le permitiría permanecer en la ilusión y olvidar la realidad), Zizek plantea una tercera opción. Quiere una pastilla alternativa que le permita ver lo que hay de realidad en la propia ilusión, lo cual se establece como punto de partida y propósito en Manual de cine para pervertidos: un análisis cinematográfico desde ópticas filosóficas y psicoanalíticas para demostrar el potencial simbólico, a veces relativamente oculto, de diversas obras del séptimo arte. Así pues, el esloveno examina algunas escenas icónicas del cine de Alfred Hitchcock, Francis Ford Coppola o Charles Chaplin (por poner algunos ejemplos), buscando lugares comunes y pulsiones soterradas. Esta tarea se lleva a cabo de manera muy interesante, normalmente con Zizek poblando dichas escenas a modo de recreación re-contextualizada, permitiendo al filósofo, de hecho, habitar esos no-lugares desde el punto de vista más pervertido posible.
La palabra “pervertidos”, claro está, no es casual en el título del documental. Ampliamente conocida es la acepción del cine como el arte voyeurístico definitivo, en el que el espectador, ante una pantalla, observa indecentemente las venturas y desventuras de otros. No obstante, al contrario de lo que la idea anterior puede indicar, no es la audiencia quien tiene el control pervertido sobre lo mostrado en pantalla, es la imagen cinematográfica la pervertida por excelencia, manejando a su receptor a través de mecanismos simbólicos. Entendiendo el símbolo, claro, desde una perspectiva psicoanalítica lacaniana. Esto es: lo Simbólico sería el espacio donde se produce la articulación social del sujeto, la bisagra entre la sociedad y el individuo, plagada de reglas, ideologías, deseo, identidad… En consecuencia, Zizek afirma que el cine es el arte más perverso de todos, ya que nos dice cómo debemos desear, en tanto en cuanto es productor de arquetipos, estereotipos o valores culturales, entre otras cosas. El cine actúa como mediador del deseo. Lo provoca, juega con su influencia y, al mismo tiempo, se distancia de él de forma segura, en una tensión constante entre su domesticación y su liberación.

Es muy pertinente, en este sentido, el constante flujo de imágenes sacadas de tests de Rorschach a lo largo del documental, como motivo sugerente relacionado con la multiplicidad de interpretaciones que pueden ser descodificadas en una obra. Dicho motivo incide en otra idea: aquella del cine como recipiente de subjetividades y, por supuesto, de ideologías. En relación a esto es muy interesante una de las reflexiones de Zizek en el posterior documental Guía ideológica para pervertidos (Sophie Fiennes, 2012), en torno a la película Tiburón (Steven Spielberg, 1975). Describe éste cómo la misma película tuvo distintas interpretaciones ideológicas de índoles opuestas y que, mientras desde un punto de vista estadounidense el tiburón encarnaba miedos como la inmigración o el terrorismo, Fidel Castro afirmaba que el animal simbolizaba el salvaje capitalismo devorando a sus propios ciudadanos. Quedaba así de manifiesto cómo el tiburón adopta la exteriorización de miedos comunes, siendo el posible recipiente de un solo miedo concreto y totalizador dependiendo de la óptica ideológica con que se observase. Esto prueba dicha multiplicidad interpretativa desde distintas subjetividades, todas ellas hasta cierto punto válidas, que reafirman al cine como un poderoso artefacto cargado de relevancia semiótica.
En definitiva, Slavoj Zizek tiene algo clarísimo: nuestro mayor problema no residiría en tomarnos las ficciones de forma seria, sino en no tomarnos dichas ficciones lo suficientemente en serio. Teniendo en cuenta el innegable poder manipulativo de la imagen, más presente que nunca en la actualidad, el estudio del cine es indispensable para desentrañar la maraña de discursos y deseos ocultos que nos pueblan a nivel subconsciente. La paradoja del cine, dice Zizek, no es otra que la paradoja de la creencia humana como tal, en la que la ilusión nos sigue fascinando incluso aunque ésta se esfuerce por recordarnos constantemente su falsedad. El individuo cree siempre de forma condicional, pero no quiere renunciar a ser afectado emocionalmente por dicha creencia.
Manual de cine para pervertidos (The Pervert’s Guide to Cinema, Reino Unido-Austria-Holanda, 2006)
Dirección: Sophie Fiennes / Guion: Slavoj Zizek / Producción: Sophie Fiennes, Martin Rosenbaum y Ralph Wieser (para Amoeba Film, Kasander Film Company y Lone Star) / Fotografía: Remko Schnorr / Música: Brian Eno / Montaje: Sophie Fiennes y Marek Kralovsky / Diseño de producción: Ben Zuydwijk / Reparto: Slavoj Zizek
is a 2006 documentary directed and produced by Sophie Fiennes, scripted and presented by Slavoj Zizek. It explores a number of films from a psychoanalytic theoretical perspective.