SILENT NIGHT
…And to all a good night
Ha llegado de nuevo ese esperado día del año. Cuando nos reunimos con nuestros seres queridos, intercambiamos regalos debajo del árbol y nos sentamos alrededor de la mesa a comer y celebrar la Nochebuena. Una noche que, por segundo año consecutivo, no será nada normal para nosotros. Y mucho menos lo será para los protagonistas de Silent Night. Porque parece que van dos años de nuestro propio relato distópico, y la comedia negra de Camille Griffin es hija de estos tiempos.
Presentada en el pasado Festival de Sitges, Silent Night es uno de los últimos estrenos del fantástico en 2021: una propuesta original que, no obstante, está lejos de cerrar el año con broche de oro. La película parte de una premisa apocalíptica con un claro comentario político: un grupo de amigos y sus familias se reúnen en Nochebuena para pasar juntos la que será la última noche de sus vidas y de la humanidad entera. Sin caer en el pecado de dar muchas explicaciones sobre la naturaleza del fenómeno que ocasionará el fin del mundo, Griffin pone en evidencia desde el comienzo un discurso crítico en torno al cambio climático y la gestión del gobierno británico -añadiendo incluso una sutil burla al Brexit-. Una moraleja sobre lo que, como especie humana, tenemos que sufrir para poder renacer.
El filme brilla en el primer tercio de metraje gracias al humor negro con el que la directora plasma la angustia y el miedo que sienten sus personajes ante la inminente muerte. Un miedo que intentan esconder detrás de una falsa tranquilidad, haciendo creer que todo está bien entre copas y bailes. Pero, como suele suceder con estas veladas entre amigos, las tensiones entre unos y otros empezarán a surgir, y cada vez se hará más difícil evitar la dura realidad que les sobreviene. En esta primera parte, la película se acerca a propuestas como La invitación (Karyn Kusama, 2015) -aunque claramente con un tono cómico- o Noche de bodas (Tyler Gillett y Matt Bettinelli-Olpin, 2019). Pone las relaciones interpersonales en primer plano y presenta un conjunto de personajes pintorescos con gran química entre sí, gracias a un notable elenco en el que destacan Annabelle Wallis -en su segundo papel del año tras la exitosa Maligno (James Wan, 2021)- y Roman Griffin Davis (Jojo Rabbit), quien lleva en sus hombros la mayor parte del conflicto central.
Sin embargo, tal como sucede con el ánimo de los personajes, ese atrayente arranque se viene abajo muy pronto. En un intento por moverse en un terreno entre la tragedia y la comedia, Griffin añade demasiados elementos dramáticos, muchos de ellos innecesarios y rayando incluso en la explotación. Es el caso de la secuencia en la que el personaje de Griffin Davis encuentra un coche lleno de gente muerta, o de los planos repetitivos en los que la cámara vuelve sobre los cadáveres una y otra vez, haciendo explícito algo que sería mucho más potente si se quedase en lo sugerido -por no hablar del plano final-. En últimas, tienen tanto peso estos elementos que lo que parecía estar dando forma a una comedia del más agudo humor negro termina por quedarse en una sátira a medio camino que, si bien funciona en su discurso, no consigue hacerlo en su forma.
Silent Night se perfilaba como una de las grandes sorpresas del año. Una que, además, llevaba la promesa de convertirse en un clásico navideño para los fans del género. Pero su exceso de ambición la convierte en una película que probablemente no será recordada mucho más allá del tiempo que esté en cartelera. El mero fantasma de una Navidad pasada.
Silent Night (Reino Unido, 2021)
Dirección: Camille Griffin / Guion: Camille Griffin / Producción: Marv Films, Maven Screen Media / Música: Lorne Balfe / Fotografía: Sam Renton / Montaje: Martin Walsh / Diseño de producción: Franckie Diago / Reparto: Keira Knightley, Matthew Goode, Roman Griffin Davis, Annabelle Wallis, Kirby Howell-Baptiste, Lucy Punch, Lily-Rose Depp, Rufus Jones, Holly Aird, Sope Dirisu, Davida McKenzie, Dora Davis, Gilby Griffin Davis, Hardy Griffin Davis