BLACK MIRROR (T4): SAN JUNIPERO
Tan ficticio como real
“Oh, baby, do you know what that’s worth?”. No parece casual que San Junipero comience al son de la ochentera Heaven is a place on Earth (Belinda Carlisle, 1987); toda su historia parece sacada de esta canción. Con ella nos situamos en una época y conocemos a la primera de las protagonistas del cuarto capítulo de la tercera temporada de Black Mirror, Yorkie (Mackenzie Davis), una joven tímida y algo desubicada que llega por primera vez a San Junipero, el lugar donde todo es posible. Su mirada se cruza con Kelly (Gugu Mbatha-Raw), una chica aparentemente decidida y con agallas que trata de librarse de un chico cuando se adentran en “Tucker’s”, una discoteca cuya música cambia dependiendo del año escogido por los “viajantes”. Yorkie les seguirá hasta el interior sin saber que un nuevo mundo de sensaciones está a punto de abrirse ante ella. (Absténganse los que quieran llegar vírgenes a la visualización del capítulo. Cualquier detalle puede ser spoiler con Black Mirror).
Junto con Tu historia completa (primera temporada) y Vuelvo enseguida (segunda temporada), este forma parte de los capítulos sobre la tecnología usada directamente en humanos. Si bien todos los episodios de la serie están dedicados a advertirnos sobre la peligrosidad de los avances tecnológicos, San Junipero centra su atención en el amor; más concretamente, en el amor entre dos mujeres, Kelly y Yorkie, que se conocen en un mundo irreal. Ahí está la paradoja. Tan ficticio es el lugar como real el amor que surge entre ambas. Un sentimiento que finaliza a las doce de la noche en este “mundo paralelo”, como la Cenicienta que debe volver a casa antes de romperse el hechizo. Y es que todo lo que vivas y experimentes en él sucederá por la noche, en un escenario de colores fríos opuestos a los de la calidez de la vida.
¿Vivir o morir? Este es el gran debate del capítulo, morir en una vida real o tener la posibilidad de vivir por el resto de la eternidad junto a las personas que quieres en una existencia artificial en la que, mientras sean los ochenta, no habrá inseguridades. El deseado vivir para siempre pasa a ser factible en este lugar, pero nada es tan sencillo como parece. El guionista, Charlie Brooker, regala diálogos llenos de vida, de justa emoción, de miedos, de nuevas experiencias y sensaciones para Yorkie (nunca se había enamorado de una mujer), que alcanzan su punto álgido cuando a Kelly le asalta la duda sobre los pros y los contras de este universo: “¿Quieres pasar la eternidad en un sitio donde nada importa?”. La respuesta a priori parece clara: no importa el lugar ni las circunstancias cuando encuentras algo tan real gracias a la tecnología.
Un capítulo impregnado de frescura e inocencia hasta su inesperado final. La calidez vuelve a ser visible; se cierra un ciclo; los sentimientos quedan almacenados; suenan los perfectos ochenta: “Oh, heaven is a place on Earth. They say in heaven, love comes first. We’ll make heaven a place on Earth”.
Cristina Moreno
SAN JUNIPERO (ESTADOS UNIDOS)
Director: Charlie Brooker, Owen Harris / Guión: Charlie Brooker / Producción: Netflix UK / Fotografía: Gustav Danielsson / Música: Clint Mansell / Diseño de producción: Joel Collins / Reparto: Mackenzie Davis, Gugu Mbatha-Raw, Gavin Stenhouse, Adele Armas, Paul Blackwell, Leigh Daniels, Paul Kitson, Jeff Mash, Raymond McAnally, Nick Donald.
Pingback: La batalla de los sexos de J. Dayton y V. Faris. Revista Mutaciones