ROJO
Una verdad insoportable de callar
Rodolfo Walsh publicaba en 1957 Operación Masacre, una novela de no-ficción periodística en la que detallaba los fusilamientos en la localidad de José León Suárez, en Buenos Aires. En el epílogo de su primera edición, Walsh escribía: “Cosas he sabido que resulta difícil callarlas, pero que en este momento sería insoportable decirlas. El exceso de verdad puede enloquecer y aniquilar la conciencia moral de un pueblo”. Walsh concluía que el asombro que pudiera producir la verdad superaría cualquier frontera imaginable en la sociedad argentina. Más de una década después y tras varios años de rodaje en clandestinidad, Operación Masacre fue llevada al cine por Jorge Cedrón y estrenada en Argentina en 1973. Entre el hecho histórico y el estreno de la película sucederían dos golpes de Estado que desembocarían en diferentes gobiernos de facto. Así no es extraño que la trama de Rojo, tercer largometraje de Benjamín Naishtat, esté fechada en el año 1975, durante un breve periodo democrático de tres años que desembocaría en 1976 en el golpe militar del general Videla.
Claudio es un abogado de provincias que una noche tiene una discusión en un restaurante con un desconocido. El altercado se cierra con la expulsión del forastero del local tras enfurecerse cuando Claudio realiza una diatriba contra él. Después del incidente Claudio cena junto a su mujer Susana. Al volver a casa, Claudio y Susana se cruzan de nuevo con el desconocido. Tras una breve pelea entre los dos hombres, el forastero se dispara en la cabeza, pero queda con vida. La pareja lleva al herido al centro de salud de la región, pero cuando le advierten que no trabaja ningún cirujano en el mismo, Claudio convence a su mujer para que se quede en casa mientras él traslada al hombre al hospital más cercano. Ya solo con el herido, Claudio decide abandonarlo en mitad del desierto.
Así presenta Rojo a su protagonista, mediante un juego de enfoques que desestima la profundidad de campo y sustituye el plano-contraplano por la multifocalidad. El abogado disfruta de la gratitud que le rinden sus vecinos por sus conocimientos legislativos y su capacidad de asesorar en pleitos y trámites: todos le reconocen, le saludan y algunos le llaman “doctor”. Claudio no vuelve a hablar ni del incidente ni del herido: “este es un lugar tranquilo, Señor Sinclair” le dice Claudio con posterioridad a un detective chileno que llega para esclarecer la desaparición. Y es que en la localidad sobrevuela una atmósfera de cierta impunidad, de abuso de poder por los que más tienen, de tensión implícita en las relaciones de los vecinos, de presión institucional que antecede la catástrofe política futura, pero también de tranquilidad y aparente calma.
La ambientación de época queda plasmada en Rojo a través del Valiant de Claudio, los frondosos bigotes, el humo de los cigarrillos que colman y opacan conversaciones, la publicidad de la televisión, los pantalones rectos y los chalecos de lana abotonados. Sin embargo, Naishtat prescinde de aportar hechos históricos reales para centrarse en la degradación moral de una sociedad. Una moral que también le interesó a Luis Puenzo en La historia oficial (1985) aunque, en aquella ocasión, sí se vinculaba la película con hechos históricos concretos. En Rojo, Naishtat no analiza explícitamente el convulso momento político de la Argentina, pero sí lo hace implícitamente: mediante un trámite para agenciarse una casa que no tiene propietarios, en las destrezas de un mago que desaparece gente, en un eclipse que tiñe de rojo un vasto mar, o en un grupo de jóvenes que se sienten libres de aplicar su propia justicia.
Elementos que no hacen más que referenciar a la Operación Cóndor que sobrevolaba el continente o a los inicios de la Triple A. Aquella verdad a la que se refería Walsh en sus investigaciones de Operación Masacre es de la que se sirve Naishtat para construir la trama policíaca de Rojo. Una verdad conocida desde el principio pero difícil de afrontar, imposible de callar pero insoportable de pronunciar. Una verdad (al igual que ocurre con los hechos de la desaparición de Walsh y la ubicación de su cuerpo) que es más cómoda cuando desaparece, cuando permanece ausente, cuando se entierra.
Rojo (Argentina, 2018)
Dirección: Benjamín Naishtat / Guion: Benjamín Naishtat / Producción: Ecce Films / Bord Cadre Films / Desvia Produções / Pucara Cine / Sutor Kolonko/ Música: Vincent van Warmerdam / Fotografía: Pedro Sotero / Montaje: Andrés Quaranta / Diseño de producción: Julieta Dolinsky / Reparto: Darío Grandinetti, Andrea Frigerio, Alfredo Castro, Diego Cremonesi, Claudio Martínez Bel.
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