POBRES CRIATURAS
Escapar de la pecera
Cuando en la novela de Mary Shelley la criatura le ruega a su monstruoso creador, el doctor Frankenstein, que le cree una compañera, este se niega, ya que se imagina un segundo monstruo, esta vez femenino, más cruel, violento y egoísta que el anterior. Fue quien imaginó la creación de esta mujer: un cerebro de bebé en un cuerpo de adulta. Y, ahora, Yorgos Lanthimos en Pobres Criaturas (2023) lleva la historia de Bella Baxter, una mujer creada por hombres para su estudio, a la pantalla.
La película, como la novela de Gray, se plantea como un ejercicio de discusión sobre el control discursivo en torno a la verdad y la libertad. En la novela el juego de palimpsestos epistolares constantemente contradictorios permiten acceder a la historia de Bella Baxter desde la distancia, desconfiando de los hombres que se apropian de su cuerpo, su cerebro e inocencia. Lanthimos y el guionista Tony McNamara, colaborador previo en La favorita (2018), escogen deshacerse de este juego de perspectivas equivocadas, para centrar la atención en el punto de vista de la joven que intenta vivir su propia vida, ser libre y conocer el mundo. Frente a eso, la elección de blanco y negro durante la primera estancia en Londres lo imagina demasiado lúgubre y opresivo para las curiosidades todavía infantiles de Bella. Cuando se produce la explosión de color, a través de su experiencia sexual, el ambiente gótico se combina con una concepción fantasiosa de la realidad decimonónica donde los incipientes guiños a una estética steampunk se materializan por completo.
La búsqueda de Bella por la libertad la convierte en una especie de Eva: no es coincidencia que sea fruta lo que se introduce para descubrir las “cosquillas” del placer sexual, pero a diferencia de la mujer de Adán, Bella no es expulsada del paraíso sino que se permite explorarlo. La fotografía de Robbie Ryan recurre al uso de planos rodados con grandes angulares con la intención de deformar los espacios y señalar aún más el ambiente de fábula que atraviesa la película. Presentes también en La favorita, en Pobres criaturas parecen resultar más acordes narrativamente con la mirada curiosa de la protagonista que se enfrenta por primera vez al mundo que la rodea.
Será la sexualidad de Bella lo que despierte su curiosidad, y lo que condene a venerarla a los hombres que la rodean. Duncan Wedderburn (Mark Ruffalo) se refiere a ella como una femme fatale, digna sucesora de Salomé o Dalila. Bella Baxter es la Lilith de los cuadros de Rossetti, con su cabello largo, sus gestos tentadores y vestimentas que la confunden con una flor. Entra aquí en juego la interpretación de Emma Stone, mimetizándose por completo con el personaje de movimientos erráticos mientras navega los espacios, sin resultar impostado. En un universo, como el que acaba creando Lanthimos, lleno de color, viajes y fantasía, Stone se camufla con su ambiente en cada ocasión, pero sin ignorar nunca la crueldad y frialdad del mundo que ahora ha aprendido que habita y que se hace notar en las sutiles evoluciones que sufren su forma de caminar o gesticulación facial.
En ocasiones parece que Bella busca escapar de una serie de imágenes circulares que la encierran en una forma de existir predeterminada, desafiando las normas burguesas, pero nunca acaba de hacerse con el control sobre su propia representación. Lanthimos propone una aventura visual, pero es incapaz de comprender el personaje de Bella fuera de los marcos de un cine que la espectaculariza, la espía por mirillas y la guía por los escenarios visuales sin permitir que pueda sorprender a quien la observa. Todo el desarrollo audiovisual está construido para que Bella sea percibida como un artefacto sobre una mesa de operaciones que está siendo meticulosamente examinado. Dice Bella al final a su creador, Godwin Baxter (William Dafoe), que su historia todavía está por escribir y que se encargará ella de hacerlo. Así pone en evidencia lo artificial de su propia existencia, que Lanthimos perpetúa en lo visual, pero que abre una puerta a imaginar otra vida para Bella Baxter.
Alicia descubrió al adentrarse en la madriguera del conejo un mundo lleno de violencia, acertijos que la internaban en lo profundo de un laberinto y peculiares personajes que la engañaban. Bella se encuentra con hombres que la manipulan bajo la excusa de hacerla libre, confinándola en sus modos de actuar decorosos, o cínicos, que la acompañan en el camino a la madurez, e incluso otras mujeres que le permiten recuperar las cosquillas placenteras. Usando a Frankenstein como pretexto y la novela de Carroll como trasfondo Yorgos Lanthimos firma con Pobres criaturas una fábula cinematográfica sobre una identidad femenina que intenta comprender el mundo en toda su complejidad y contradicción, pero que todavía se ve sujeta a los convencionalismos de una representación que la encarcela y castiga.
Pobres criaturas (Poor Things, EE.UU., 2023)
Dirección: Yorgos Lanthimos / Guión: Tony McNamara / Producción: David Minkowski, Andrew Lowe, Ed Guiney, Emma Stone, Ildikó Kemény, Yorgos Lanthimos, Kasia Malipan / Fotografía: Robbie Ryan / Música: Jerskin Fendrix / Interpretación: Emma Stone, Mark Ruffalo, William Dafoe, Ramy Youssef, Christopher Abbott, Suzy Bamba