PETITE MAMAN
El sueño de ser niño contigo
Después de las pinceladas que trazaba Céline Sciamma en la hermosa y desoladora relación que introducía Retrato de una mujer en llamas (2019) -donde las miradas y los silencios se convertían en la herramienta que articulaba la conmovedora historia de amor entre Marianne (Noémie Merlant) y Héloïse (Adèle Haenel)-, el siguiente proyecto de la directora francesa concentraba grandes expectativas para aquellos admiradores de su obra. Petite Maman condensa en escasos 72 minutos una historia muy diferente pero que en ningún caso pierde ni la sensibilidad, ni la fuerza con la que Sciamma moldea sus personajes y el universo en el que estos se encuentran. Su aproximación a lo que podríamos definir como su obra más fantástica nos habla sobre la muerte, las relaciones maternofiliales y el decir adiós.
La película abre con un plano secuencia en el que vemos a Nelly (Joséphine Sanz) despidiéndose una a una de diferentes ancianas que comparten residencia con su recientemente fallecida abuela. Ella solo les dice “adiós” porque, según le comenta a su madre más adelante, con su abuela no tuvo la oportunidad de expresarlo bien en la última ocasión que tuvo. Despedirse será algo difícil tanto para la madre como para la hija, que afrontarán juntas esos primeros días tras la pérdida de un ser querido (re)descubriendo épocas y lugares del pasado. El duelo se traslada entonces a la infancia para cambiar por completo la relación madre-hija y recuperar la memoria de un tiempo que jamás podría haberse compartido.
Y es que el universo al que nos trasporta la película recupera como protagonistas a unas niñas, personajes centrales dentro de la filmografía de la directora; cuyo interés por retratar el imaginario infantil y los cuestionamientos referentes a la sexualidad y al género propios de esa temprana edad pueden identificarse desde su primer largometraje, Water Lillies (2007). En este caso, Nelly y Marion –interpretadas por las hermanas gemelas Joséphine y Gabrielle Sanz– son las dos niñas de ocho años que construyen la historia de Petite Maman (además de una cabaña en el bosque). Su encuentro se produce poco después de que la madre de Nelly se aleje de su familia tras enfrentarse a los recuerdos que encierra la casa de su infancia, lugar que deben vaciar y en el que la pequeña descubrirá un camino al pasado. Allí es donde aparece Marion, la madre de Nelly, cuando tenía la misma edad que ella. Y no lo hace mediante ningún portal mágico, ni gracias a ningunos superpoderes extraordinarios, sino a partir de un contraplano que une ambas realidades. Así aborda Sciamma todo el carácter fabulístico de su película, sin artificios ni cuestionamientos, con la espontaneidad tan propia de la niñez. Las dos pequeñas juegan y comparten silencios juntas y cuando se dan cuenta de la relación que las une, no tratan de comprender la naturaleza de ese hecho insólito, más bien continúan divirtiéndose y examinándose con discreción.
Todos los detalles de Petite Maman develan la meticulosidad con la que Sciamma afronta sus obras, desde esos pequeños gestos y miradas que pueden encontrarse en sus anteriores películas hasta el propio diseño de vestuario, del que la directora es responsable. Nada escapa al azar, ni siquiera el uso que realiza de las piezas musicales, empleadas únicamente en momentos donde su inclusión se convierte en una necesidad para los personajes. En este caso, la única canción que aparece -compuesta por el artista francés Para One– irrumpe en una de las secuencias más sorprendentes de la película para decirnos “ton coeur est dans mon coeur” (tu corazón está en mi corazón) y conducir a las dos pequeñas hasta el lugar donde convergen los lazos familiares de tres generaciones distintas (no en vano, ese espacio adopta una forma triangular, como el de la cabaña).
Cuando finalmente Nelly se despide de la pequeña Marion y de su abuela (esta vez, con el “adiós” que le fue arrebatado anteriormente) y vuelve a su casa, no sabemos si aquello que ha vivido no es más que un producto de su imaginación o el sueño de una niña que anhela conocer el pasado de su familia. Para Nelly, los breves días que comparte con la Marion de ocho años le permiten comprender mejor a una madre cuyos sentimientos todavía no logra descifrar. La barrera generacional que las separa se rompe en el momento en el que se encuentran con la misma edad, por eso, el último –y magnífico- plano final con el que cierra Petite Maman las une de nuevo para siempre.
Petite Maman (Francia, 2021)
Dirección: Céline Sciamma / Guion: Céline Sciamma/ Producción: Lilies Films y MK2 Films / Fotografía: Claire Mathon / Música: Para One / Montaje: Julien Lacheray / Reparto: Joséphine Sanz, Gabrielle Sanz, Nina Meurisse, Stéphane Varupenne, Margot Abascal
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