PARA CUANDO OSCURECE
El orden de los factores sí altera el producto
Hay cuatro nombres que resuenan en el panorama cinematográfico tailandés actual. Apichatpong Weerasethakul, Uruphong Raksasad, Boonsong Nakphoo y Anocha Suwichakornpong —sin olvidar al emergente Phuttiphong Aroonpheng—. Cada uno de ellos lidia, de una forma u otra, con el dualismo patente entre lo viejo y lo nuevo. Entre la tradición budista del país y su occidentalización progresiva. En el caso de Anocha, el dualismo se hace visible a través de la invisibilidad del mismo; de la frágil y fina relación que existe entre su imaginario y la forma de mostrarlo. En Para cuando oscurece (Dao Khanong), como en Mundane History (Jao nok krakoj), la narración se diluye a medida que el film va conformando una serie de motivos visuales que reverberan a modo de detalles auditivos (las cigarras) o visuales (la luna). La composición (crono)lógica de las escenas, imperante en el cine actual y heredera de una narrativa clásica o si se prefiere, de una visión del cine similar a la literatura o el teatro, se va al garete en cuanto el orden de los planos se desorganiza y adquiere la naturaleza de la que hace gala. Anocha construye su película en base a tres relatos que se intercalan y conviven en una especie de magma en perpetuo cambio. Mutación que relaciona sucesos en forma de escenas que ubican a sus personajes en distintos momentos y espacios desorganizados en torno a su propia cronología.
Para cuando oscurece es una construcción deconstruida, un relato lleno de perpetuos giros, vueltas y acotaciones que se apoya en la pura transición visual para generar un discurso. Para jugar con el lenguaje y devenir experimento artístico. Desde la “historia” de un actor de cine taciturno, la de una camarera que cambia continuamente de trabajo y la de una cineasta que está filmando una película sobre una escritora y activista hasta las escenas en que los hongos crecen, las que muestran la recolección de la planta tabaquera y la postproducción de una película —¿la misma película que vemos?— hay un sinfín de transiciones tanto visuales como sonoras, diegéticas y extradiegéticas, que hacen del film algo tan críptico como sugerente. El hecho de colocar un plano determinado detrás de otro que, aparentemente está totalmente desconectado, para lograr establecer una emoción concreta, un sentido más allá de la lógica del montaje narrativo, es lo que hace del film un viaje sensorial y una experiencia audiovisual basada en el instante más que en un todo.
Viendo la última película de Anocha Suwichakornpong podemos afirmar sin temor a equivocarnos que una obra cinematográfica no es el conjunto de sus planos sino el orden de los mismos. Hay pues, una demostración por parte de la tailandesa de que el orden de los factores sí altera el producto; si pensamos en un film como la suma de sus planos, escenas o secuencias, admitiendo así la propiedad conmutativa y cayendo de lleno en un error garrafal. La realidad es que un film “al revés” o “seccionado” supone otro tipo de lenguaje, otra visión del conjunto. Para cuando oscurece se debate entre la sensación de no-continuidad y la perpetua vuelta al origen. El plano final, el de un amanecer surgido de la descomposición del vídeo digital, nos hace ver que no ha oscurecido, tal como avecinaba el título, sino que empieza a clarear. Al igual que en Mundane History, donde el plano final era la imagen de un parto, el papel de la cronología y, por tanto, del espacio y tiempo cinematográficos, se invierte, haciendo del final inicio y del inicio algo todavía por desentrañar. Semejante a un collage o a una pieza llena de contrapuntos que difícilmente puede ligarse de manera convencional, que supone un empuje a centrarse en los tenues lazos que atan la sorpresa y se convierte en una expresión de lo real en perpetua lucha con su estabilidad. Quizá lo que suceda realmente es que las películas de Anocha no empiezan, sino que aparecen.
Para cuando oscurece (Dao Khanong (By the Time It Gets Dark), Tailandia, 2016)
Dirección: Anocha Suwichakornpong / Guion: Anocha Suwichakornpong / Producción: Parinee Buthrasri / Fotografía: Ming Kai Leung / Diseño de sonido: Akritchalerm Kalayanamitr / Diseño de producción: Parinda Moongmaiphol, Vikrom Janpanus / Reparto: Visra Vichit-Vadakan, Arak Amornsupasiri, Atchara Suwan, Intira Charoenpura, Soraya Nakasuwan