OUT OF NATURE
Soliloquios existencialistas
Un águila planea sobre montañas de exigua vegetación y bajo un grisáceo cielo en la secuencia inicial de Out of Nature, antes incluso de aparecer el título. Para el cristianismo, esta ave rapaz simboliza el bautismo, la regeneración. En el Salmo 103:5 aparece: “Tu juventud se renovará como la del águila”. Inmediatamente después se muestra en escena, contemplando el devenir a través de una ventana y absolutamente ensimismado, a Martin, protagonista de esta tragicomedia noruega que dirige, escribe y protagoniza Ole Giæver, quien aborda en su segundo largometraje preocupaciones existenciales cada vez más numerosas en personas de mediana edad de países denominados como del primer mundo. Aunque la inquietud por el significado de la vida ha conformado nuestro pensamiento desde el origen de nuestra especie, el vacío que asola a individuos de comunidades que reciben el sobrenombre de “estados de bienestar” es tan amplio que constituye ya casi un subgénero dentro de la literatura y el cine nórdicos. Cuando el hambre, las guerras, la miseria, la enfermedad o la violencia afectan de forma minúscula a una sociedad, la angustia es provocada cuando se percibe la certeza de que se es finito, de que el tiempo pasa inexorablemente y que la muerte nos alcanzará, sin mediación posible, en algún momento. “¿Qué puedo hacer por ti? ¿No tienes de todo?” le pregunta una amiga a Martin. “No estés tan segura”, responde.
Al igual que en su ópera prima, el entorno natural le sirve a Giæver para mucho más que un hermoso paisaje de fondo, pues tal entorno se incrusta en la narración imponiéndose como un personaje más del filme. Si en Fjellet (Ole Giæver, 2011) el paraje inhóspito y nevado servía como metáfora de la desolación que sufrían las dos protagonistas de la historia, en Out of Nature el bosque, ubicado en las ciudades noruegas de Mosjøen y Tromsø, y bellísimamente filmado por Øystein Mamen, es utilizado por el director para desnudar a Martin (literal y simbólicamente) y con ello desprenderse de la civilización, de lo material y superficial, de la supuesta blancura que supone su vida, para finalmente quedarse a solas con sus cábalas, insertadas mediante la voz en off y que plantean reflexiones acerca de la vejez, el trabajo, la familia o el sexo.
Sin abandonarlo jamás, la cámara se sitúa sobre el rostro de Martin con bastantes primeros planos desde casi todos los ángulos, muchas veces como si quisiera adentrarse en su cabeza para que el espectador pudiese observar cómo fluyen sus pensamientos. Unos pensamientos que transitan el cinismo cuando delibera sobre la vida en pareja y la posibilidad de divorciarse, la mordacidad al tratar aspectos de sus compañeros de oficina y amigos, o la melancolía al cavilar sobre su juventud y sus progenitores, todo ello bañado por un humor que, por momentos, resulta negrísimo. En otras ocasiones, la cámara captura a Martin entre multitud de árboles, pudiéndose distinguir mínimamente entre esa cárcel de ramas, atrapado como está en esenciales interrogantes de difíciles respuestas.
Aunque la naturaleza sea el verdadero telón de fondo (que nos remite a los clásicos tópicos literarios latinos de la vida como camino que transitar o como un río que fluye), los monólogos interiores se acompañan también por pequeños flashbacks o por ingeniosas ensoñaciones. Como Lester Burnham, envuelto en una crisis personal y desquiciado de una sociedad frívola que continuamente finge la felicidad en la extraordinaria American Beauty (Sam Mendes, 1999), a Martin le incomoda todo lo que le rodea, pero este decide huir hacia lo salvaje abandonando durante un fin de semana la vida que había construido en sus últimos años. Escapando corriendo. Intentando desaparecer para dejarlo todo atrás. Para cavar su propia tumba. Para claudicar de las normas civilizadas autoimpuestas. Al contrario de Cheryl Strayed en Alma salvaje (Jean-Marc Vallée, 2014), quien también se refugia en solitario en la naturaleza atravesando el Sendero de las Cimas del Pacífico para encontrarse consigo misma, a Martin no le han llovido las desgracias: él posee empleo, una casa bonita y grande, una esposa e hijo que le esperan, así como una vida social en apariencia placentera. Pero ante la próspera monotonía, las cuestiones vitales emergen. “¿A dónde irán los peces del río cuando llega el invierno?” se pregunta Martin ante una duda que recuerda a la que se planteaba Holden Caulfield sobre dónde van los patos de Central Park una vez llega el invierno y se congela el lago en la célebre novela El guardián entre el centeno, otra obra igualmente de corte existencialista.
Presentada en los festivales de Berlín y Toronto, Out of Nature muestra los sueños y temores de un treintañero padre de familia en unos divertidos a la par que amargamente profundos 80 minutos que revelan que somos seres pensantes y que, como tales, no podemos cesar de meditar, de cuestionarlo todo, de dudar hasta de nosotros mismos. Llegados el momento de sincerarse, se ha de dejar atrás los autoengaños y analizar con perspectiva nuestro paso por el mundo hasta la fecha, el rumbo escogido para nuestra existencia. Se vislumbran, además, temas universales como los sueños de infancia frustrados, las expectativas rotas, la nostalgia por un tiempo pasado que jamás retornará, la infidelidad o la soledad del hombre en el universo.
“Podría empezar de nuevo”, se interpela Martin al principio de la cinta, como si tuviese la facultad del águila, capaz de rejuvenecerse según la tradición bíblica, o convertirse directamente en ella, como ilusiona en una de sus fantasías y, de paso, poder volar y mirar el mundo desde arriba. Como indica el título original de la película, Martin desea ir contra la naturaleza, detener el tiempo, volver atrás, permanecer en una soñada eterna juventud, sin responsabilidades ni compromisos. Pero toca afrontar la madurez, la vida en pareja, la paternidad, los compromisos como ciudadano. Rejuvenecer no, pero sí puede impulsar una especie de renacimiento, un viaje que le sirva como catarsis, como parada en el camino y, después, alzar el vuelo de nuevo. Al fin y al cabo el ser humano ha de asimilar que, como reza el poema de Gil de Biedma, “envejecer, morir, es el único argumento de la obra”. Y mientras, a seguir viviendo.
Out of Nature (Mot naturen, Noruega, 2014)
Dirección: Ole Giæver/ Guion: Ole Giæver/ Producción: Mer Film / Música: Ola Fløttum/ Fotografía: Øystein Mamen/ Reparto: Ole Giæver, Trond Peter Stamsø Munch, Marte Magnusdotter Solem, Rebekka Nystabakk, Sivert Giæver Solem
Gracias por la reseña, hace un muy buen resumen de la obra, me ha gustado.