OASIS
Elegía para jóvenes amantes. Los amores equiláteros
En una de sus posibles lecturas, Oasis (Ivan Ikic, 2020) propone una exploración de las pasiones humanas desde unos personajes que no pueden controlar sus emociones. Pasiones arrebatadoras y amores enfermizos de las historias propias del Romanticismo alemán de Goethe o de las tragedias griegas, y casi desde la mirada de un Dios que arroja a un destino irrevocable a sus personajes.
La fábula sobrevuela el sentimiento del relato, como si la dureza de la historia que vemos solo pudiese ser contada mediante los mecanismos del cuento, que le aportan ese matiz irreal e imaginado. La crudeza y radicalidad del relato que se cuenta (una historia sobre una trinidad de amantes con discapacidad intelectual) es, sin embargo, tan real como el pasado en el que sucedió, y donde los actores son discapacitados reales. Toda una elegía de estética naturalista.
Tres historias de un triángulo amoroso que se cruzan en distintos capítulos, y donde la crítica a las contradicciones de un sistema que los intenta educar y guiar -también emocionalmente-, acaba proponiendo que sus protagonistas son más inteligentes que el propio sistema, (sus sentimientos no se pueden corregir o educar).
Un espíritu reivindicativo reclama la libertad que les es negada (también la emocional); libertad que les es devuelta mediante un acto de justicia (dolorosamente bello y poético), rompiendo así con el calculado orden sentimental y comportamental, y defendiendo su integridad personal.
El nacimiento y la muerte como destino liberador son evocados a lo largo del film, concediéndosele a ambos un tratamiento casi milagroso. La existencia de una femme fatale que coacciona al hombre y el personaje derrotado y abatido son elementos también insinuados que, aunque más propios del cine de género (el noir), parece que aquí son compartidos en un cambio radical de registro; una búsqueda que se parece más a un estudio del silencio, y donde se rompe completamente con la dramatización.
La película deja un poso amargo, y expresa una distancia en el acercamiento a sus personajes, como la austeridad y sobriedad de un Jaime Rosales en estado de gracia, o como si quisiera respetar el microuniverso de los tres amantes (ese oasis) y sus pactos y reglas. A pesar de ello, hay ocasiones en las que la cámara insinúa una mirada cómplice, como si necesitara revelarnos verdaderamente el sufrimiento de sus protagonistas, y permitirnos ser partícipes de sus pactos secretos y decisiones.
Oasis (Oaza. Serbia, 2020)
Dirección: Ivan Ikic / Guion: Ivan Ikic / Producción: Kepler Creative, Les Films d’Antoine, SENSE Production / Fotografía: Milos Jacimovic / Montaje: Dragan von Petrovic / Reparto: Marijana Novakov, Tijana Markovic, Valentino Zenuni