Estrenos

O QUE ARDE


Una naturaleza que protege y demanda ser protegida

Tras el éxito internacional cosechado con sus dos primeras películas, Oliver Laxe regresó este año a Cannes, festival que parece haberse convertido en su hogar durante los primeros días de mayo de cada año. En esta ocasión, con O Que Arde se alzó con el premio del jurado en la categoría de Un Certain Regard, después de haber obtenido allí el premio Nespresso en la Semana Internacional de la Crítica con Mimosas y el premio de la Fédération Internationale de la Presse cinematográfica con Todos vós sodes capitáns.

O que arde - Revista Mutaciones 2

Sencillez en el plano, complejidad en la ejecución

Parece que los franceses han conectado con su sensibilidad, algo que no es de extrañar ya que Oliver, aunque gallego de corazón, nació y pasó parte de su vida en Francia. O Que Arde supone un retorno en cuerpo y alma a los prados, a los árboles, a los huertos, a las formas y a los gestos de los lugareños que habitaron  en las tierras que filma, teniendo siempre presentes a sus padres y a sus antepasados. Al presentar su película en el Festival gallego Curtocircuito  nos habla en repetidas ocasiones de que esta vez ha querido hacer una película sencilla y precisa. La separación con sus trabajos previos es evidente, las imágenes se sienten más claras y directas, al igual que el desarrollo de los acontecimientos. Aun así en ningún momento se pierde ese naturalismo casi documental que envuelve su filmografía. La forma en la que filma los distintos paisajes es fácilmente reconocible, permite que hablen, que las ramas ondeen con el viento y que el espectador pueda sentir frío en esas tierras y que busque al igual que sus protagonistas el refugio en un viejo castaño o el calor en los fogones de la cocina. La sencillez está en la película y nos ayuda a sentir más. Acciones como preparar el fuego o tostar el pan sobre la plancha resuenan en el imaginario colectivo gallego. Laxe parece querer extraer la máxima expresividad a partir de esta sencillez a la vez que aporta información sobre la tradición gallega al espectador ajeno a estos paisajes.


Para lograr esta simpleza, que permite que los pequeños movimientos, los parpadeos y los desplazamientos tengan un valor narrativo, es necesario un arduo trabajo de planificación e imaginación. La secuencia inicial es un claro ejemplo de ello. El relato se nos presenta con la caída de unos eucaliptos. La máquina que los derrumba emerge de entre la oscuridad imperiosa e inquebrantable. No hay conciencia porque no vemos a ninguna persona que la controle, la máquina está sola frente a la naturaleza. Una es mecánica, la otra respira.

Los árboles comienzan a caer y Laxe dirige la mirada al movimiento de sus troncos, bañados por una gran luz frontal. Da la impresión de que estamos ante una maqueta ya que la elección del plano resulta muy minimalista para la magnitud de aquello que se nos presenta. Sin embargo los árboles son reales y al tratarse de un rodaje nocturno tuvieron que buscarse alternativas para que la filmación fuese posible. Nunca se sabe cómo va a caer el árbol, por esta razón no se pudo rodar desde tierra. El plano se rodó con drones, unos encargados de la cámara y otros de la luz. Para obtener un plano aparentemente sencillo del batir de la vegetación fue necesario todo este despliegue. La sencillez está en el plano pero no en la acción.

O que arde - Revista Mutaciones 1

A los hijos, su recompensa

 O Que Arde nos presenta uno de los problemas más frecuentes y actuales de Galicia: la piromanía y la deforestación. Durante el relato acompañamos a Amador, un hombre del que por medio de terceros a los que no vemos la cara sabemos que ha estado arrestado por provocar un incendio y que acaba de quedar en libertad. Vuelve a su casa materna ubicada en las montañas lucenses y allí se reencuentra con su madre, Benedicta, una fuente incansable de amor y comprensión.

El personaje de Amador se nos presenta primero a través de terceros y de esta forma conocemos lo que ha hecho. Después, mediante su rostro durante su regreso en autobús. Sus ojos observan melancólicamente los paisajes de los montes, desprenden tristeza y fascinación. Su presentación va acompañada por “Nisi Dominus ” de Vivaldi, nuevamente la sencillez va de la mano de la magnitud y logra poner los pelos de punta. Sus versos traducidos del latín dicen:

A su amado dará el Señor el sueño
He aquí la herencia del señor
A los hijos su recompensa
El fruto de su vientre
He aquí, herencia del Señor son los hijos

 Con estas líneas regresa aquel que ama y es amado a su hogar. La luz verde que penetra las ventanas del autobús no proviene de ningún foco, proviene de Galicia. Es el reflejo de la inmensidad que cubre y fascina al supuesto pirómano.

Una de las mayores virtudes de O Que Arde es precisamente presentar a su protagonista como un pirómano y a través de sus acciones encontrarse únicamente con su humanidad y amor por la naturaleza, por los animales y por el prójimo. El contraste baña el relato. Aquel que supuestamente ha quemado bosques es el mismo que camina bajo la lluvia con su paraguas cerrado. Apagando su fuego interior quizás o mojándose por el gusto de volver a casa para calentarse, algo que fascina a su director.

O que Arde es una película que nos invita a amar la tierra. Una historia de una madre y su hijo que resulta fresca y poco convencional sin abandonar la universalidad del amor materno. Los incendios no dejan de ser el fondo de la película, lo que realmente arde es el amor.

O que arde - Revista Mutaciones 3


Dirección: Oliver Laxe / Producción: Coproducción España-Francia-Luxemburgo; 4A4 Productions / Miramemira / Tarantula / Guion: Santiago Fillol, Oliver Laxe / Fotografía: Mauro Herce  / Montaje: Cristóbal Fernández / Reparto: Amador Arias, Benedicta Sánchez.

4 comentarios en «O QUE ARDE»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.