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FESTIVAL DE SEVILLA 2020 – LAS NUEVAS OLAS

La memoria del tiempo

Las Nuevas Olas de este año del Festival de Sevilla parecen querer abrir un debate entre estas dos luchas internas, la de la memoria vs. la desmemoria, el recuerdo frente al olvido… y cómo sobrevivir a cualquiera de los dos. La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido, decía Milan Kundera; a la vez otro poeta decía: El olvido está lleno de memoria

¿Cómo sobrevive una Europa cuyas heridas siguen abiertas? ¿Traer la memoria al presente sea quizá la mejor manera de exorcizarla? Los fantasmas del pasado siguen llamando a las puertas de la vieja memoria europea, una memoria colectiva hecha a través de guerras, totalitarismos opresores, ideologías extremistas, telones de acero, y las particulares y claustrofóbicas consecuencias para el individuo que de todo ello se derivaron. Estas capas de un pasado no tan lejano, reverberan aún sobre un presente, el de una Europa todavía en duelo que no olvida, lo que nos hace preguntarnos sobre si no será el tiempo circular, pues esta frustración y claustrofobia ante un tiempo histórico no muy optimista tampoco están hoy más presentes que nunca.


El cine del presente

La sección más vanguardista del certamen, se caracteriza por descubrir una mirada múltiple y caleidoscópica de las cinematografías europeas más jóvenes, frescas y renovadoras. Su vocación ecléctica y rupturista trae consigo películas que defienden la libertad formal y la independencia creativa de su autor, pero también la reflexión y el compromiso (una también exploración crítica hacia los conflictos sociopolíticos de la realidad europea, que este año se inclina hacia los mecanismos de la fabulación y opta por la sugerencia más que por la observación directa de éstos).

Esta vanguardia fractura también la imagen cinematográfica, rompiendo la pantalla y fragmentando el relato en una multiplicidad y diversidad de formatos, que van desde las pantallas rectangulares del teléfono móvil a la inclusión de imágenes de archivo, animaciones 2D, interfaz de aplicaciones de redes sociales, emoticonos, etc., cuestionando si este entorno digital nos acerca a lo que podría denominarse el nuevo cine del presente. Desde luego, sí podemos afirmar que la imagen cinematográfica está constantemente resignificándose al remitir continuamente al presente, y que esta hibridación radical de formatos define y determina de alguna manera el cine contemporáneo actual. Por lo que esta porosidad de la imagen nos hace plantearnos cierta cuestión: ¿es el cine la obra de su tiempo?

Fucking with Nobody. Revista MutacionesFucking with Nobody, de Hannaleena Hauru

Tiempo y memoria

Hay un lado invisible (esa sugerencia de la que hablábamos antes) que concede a la fábula el protagonismo casi completo de los relatos de estas Nuevas Olas. Sin imaginación no hay memoria, dice la cineasta Margarita Ledo. Así, la memoria se puede convertir en memoria poética o, recordar, en un acto de redención (como le sucede a la protagonista de Walden (Bojena Horackova, 2020), como si evocar un recuerdo pasado lo convirtiera en presente y le diese sentido a este para cerrar su herida). O en un acto de justicia, que también tiene algo de poesía y de lucha -aunque más de terapéutico-, como ocurre con la protagonista de Conference (Ivan I. Tverdovskiy, 2020) al reabrir tragedias/heridas del pasado político de su país (Rusia): las consecuencias de los estados totalitarios y policiales y de las ideologías extremistas, como el yugo del comunismo soviético durante la Guerra Fría (presente también en la Lituania de Walden), y cómo aún todo ello reverbera en el presente; la memoria no lo olvida. Los personajes de Conference están atravesados aún por el drama ocurrido en el teatro Dubrovka de Moscú en el 2002, donde unos terroristas chechenos secuestraron y asesinaron al público asistente para reclamar la expulsión de las tropas rusas de su país. Los supervivientes de la masacre recrean oralmente a modo de exorcismo colectivo la tragedia en un acto conmemorativo, defendiéndose así que frente al olvido nos queda la recreación, la construcción, la lucha por querer volver a recordar. En este caso el archivo es oral e imagen mental.

Conference. Revista MutacionesConference, de Ivan I. Tverdovskiy

Muchos argumentos giran en torno a la idea de libertad: son seres apresados por el yugo de su tiempo histórico y sus consecuencias represivas. Oprimidos también por sus circunstancias, en las que se explora la también claustrofobia del presente desde una crítica hacia la ‘sociedad del bienestar’ y el sistema alienador y de clases. Exil (Visar Morina, 2020) es el mejor ejemplo de ello, buceando en esta idea a través de un personaje que encarna la crisis de la mediana-edad burguesa occidental.

Este presente hostil asoma también en Ghosts (Azra Deniz Okyay, 2020). La película y sus personajes son atravesados constantemente por las circunstancias de los dilemas sociales y económicos por los que recorre el país, una Turquía que quiere modernizarse y que desencadena problemas relacionados con la gentrificación, el encarecimiento de precios, la especulación urbanística que se aprovecha del éxodo masivo de los refugiados sirios, etc., y que genera individuos frustrados y alienados, a la vez que desata la violencia interna de la persona.

La crítica se dirige así también hacia una modernidad europea que obliga a sus ciudadanos a adaptarse a las políticas neoliberales; en una sociedad ya instaurada (la Alemania de Exil), en otra, llamando a sus puertas (la Turquía de Ghosts). Una modernidad que no les deja espacio (el deambular por las calles y edificios vacíos de los personajes de Ghosts), y que les empuja a estar a su altura (como al paranoico protagonista de Exil, creándole sentimientos de autorechazo distorsionados).

Este clima de hostilidad, soledad, individualismo y atmósfera claustrofóbica es retratado mediante decisiones formales estratégicas e innovadoras, rompedoras. Que van desde acotar a los personajes a ambientes fríos, lúgubres, que evocan opresión y encierro, a eliminarles el relieve que les rodea utilizando paletas de colores muy pálidas, sin apenas saturación. O mediante el empleo de planos que cortan sus cuerpos y cabezas, sin boca, encapsulando al personaje en un plano cerradísimo.

Exil. Revista MutacionesExil, de Visar Morina

Estas sociedades modernas alienan formas modernas de relacionarse, como hacen a través de Instagram en la poliédrica autoficción finlandesa Fucking with Nobody (Hannaleena Hauru, 2020), donde se plantea cómo las redes sociales pueden influir y modificar los sentimientos y comportamientos ajenos. Una película dentro de otra película, dentro de otra…, hecha a la manera de Instagram: narrativas fragmentadas, y clara y evidente muestra del cine del presente que mencionábamos al principio: multiplicidad de pantallas, diversidad de formatos, teatralizaciones…

Si la anterior película adivinaba una representación del cine del presente, Seven Small Coincidences (Péter Gothár, 2020) es una demostración de la libertad formal que caracteriza a las Nuevas Olas. Donde la integración de diferentes texturas de imagen (imágenes de archivo, animaciones…) y la fragmentación de su relato casi a modo de sketches o unidades dramáticas independientes liberan a la película del corsé de cualquier lenguaje. De fabulación excesiva, naíf (¿o quizás evocación de la idea de la “juventud eterna”?) deja asomar el pasado histórico de su país, la Hungría comunista, en una (quizás) ¿reinterpretación de la historia del nazismo? No se sabe muy bien qué pretende, o pretende tantas cosas que resulta exagerada.

Seven Small Coincidences. Revista MutacionesSeven Small Coincidences, de Péter Gothár

La fábula tamiza también el relato de Oasis (Ivan Ikic, 2020) para contar la historia de una trinidad de amantes que son discapacitados intelectuales, un cuento que encierra debajo una acertadísima y dura crítica hacia las contradicciones del sistema que los intenta educar y guiar; los fallos del supuestamente “bien mayor” establecido desde las instituciones. La película señala hacia las instituciones de salud mental, proponiendo que sus protagonistas son más inteligentes que el propio sistema que los corrige -en lo que a las emociones más humanas de la vida se refiere-.

Ejemplo también de ello es el fracaso de la distópica institución creada en Apples (Christos Nikou, 2020) para resolver la pandémica amnesia que sufren sus pacientes desmemoriados. Un programa de la conducta -y los sentimientos- que los automatiza para generarles nuevos recuerdos y una nueva identidad (que en realidad los deshumaniza). El absurdo de las convenciones sociales para perseguir la supuesta felicidad -identidad- establecida, canónica, aséptica. La burocracia de la felicidad. Quizás sea en esta película donde la lucha de la memoria contra el olvido se haga más física, una memoria en este caso emocional (madre de todas las memorias), la de un duelo, una pérdida de un ser querido.

A esta Europa que se pasea por las ruinas del tiempo y la memoria quizá debería preguntársele: ¿es el olvido la forma más profunda de recuerdo? Que se lo pregunten al Aris de Apples, quizá él tenga la respuesta…

Apples. Revista MutacionesApples, de Christos Nikou

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