NUESTRAS MADRES
Paciencia histórica
La paciencia se manifiesta de forma constante durante el relato que recorre a Nuestras madres, ópera prima del guatemalteco César Díaz. Desde una perspectiva narrativa la paciente espera del pueblo guatemalteco para juzgar a los militares culpables del genocidio de su país parece encontrar la luz en 2013, punto de inicio de la película. Ernesto, un antropólogo que trabaja desenterrando fosas comunes, encuentra indicios de lo que podría ser la fosa de su presunto padre, un guerrillero que combatió en la selva contra la dictadura y al que nunca conoció. De ahora en adelante, la aspiración de Ernesto por conocer la verdad sobre su padre se enfrenta a la burocracia estatal en torno a las fosas comunes. Paciencia es lo que exige Ernesto a los familiares de los desaparecidos y paciencia es lo que precisa él para poder soportar su ansiedad.
Pero no solo es la paciencia el motivo central al que retornan las conversaciones sobre los desaparecidos, también la forma del relato se mimetiza con el fondo. La cámara se mueve de manera sosegada, minuciosa en el recorrido de gestos y rostros y la puesta en escena rezuma tranquilidad en contraposición a los cuerpos cansados de los familiares. Los tonos apagados de la ciudad y los verdosos de la selva contraponen los escenarios en los que se desarrolla la trama. Fondo y forma entran en comunión hasta el momento en el que la investigación personal de Ernesto choca contra su labor profesional. Así, el relato parece transitar por esa trayectoria repleta de desesperanza y desazón sobre las consecuencias de una dictadura que consumió a todo un país. Tan recurrente como necesario es hablar sobre la historia reciente de los pueblos latinos. No solo para conocer sus repercusiones, sino también para identificar sus resonancias contemporáneas. Películas como Los Perros (Marcela Said, Chile, 2019) o Migas de Pan (Manane Rodríguez, Uruguay, 2016) son dos buenos ejemplos que se sumergen en las dolorosas heridas no sanadas de un pasado cercano para explorar las consecuencias en la actual sociedad. En Nuestras madres un giro de guion matiza el desenlace, aportando luz a la paciencia de las familias de los desaparecidos.
Asegura César Díaz que el pueblo guatemalteco necesita reflexionar sobre la dictadura de su país a través del arte, una memoria histórica que exige raíces legislativas lo suficientemente asentadas como para asegurar un proceso de reparación y dignificación de los desaparecidos.
No queda ninguna duda del posicionamiento del director, ni de la dirección hacia la que apunta la película. Su protagonista no separa lo personal de lo político, ni lo político de lo personal. Su ahínco en la búsqueda de los desaparecidos desprende la misma intensidad y ganas que los deseos por descubrir sus raíces, por conocer su pasado, por escuchar la voz de aquellas madres, esposas e hijas que pacientemente esperan desenterrar a sus seres queridos.
Nuestras madres (Guatemala, 2019)
Dirección: César Díaz / Guion: César Díaz / Reparto: Armando Espitia, Emma Dib, Aurelia Caal, Julio Serrano Echeverría, Victor Moreira / Producción: Jean-Pierre Garrabos, Pamela Guinea, Delphine Schmit, Géraldine Sprimont / Fotografía: Virginie Surdej / Montaje: Damien Maestraggi / Música: Rémi Boubal