NORA
La liberación de un pasado
“Tengo un plan”. Esta frase es un buen resumen de toda una generación de jóvenes que en un momento de la vida quieren huir para encontrarse a sí mismos. Una generación perdida, sin sueños, sin futuro y con unas expectativas que cumplir y que solo llegan a plantear en su cabeza. Esta es la premisa de Nora, la segunda película de la directora vasca Lara Izaguirre. En torno a esta idea gira el film donde la protagonista treintañera, a quien todo el mundo acude y la cámara le concede centralidad en el relato, tiene un anhelo enorme de conseguir dedicarse a viajar por el mundo realizando reportajes. El sueño de una vida se permuta en el peso de una muerte y el deseo eterno que nunca llega. A partir del prólogo, Nora se embarca en un viaje hacia fuera para la búsqueda de sí misma. Una catarsis forzosa que sugiere la propia forma de la cinta, la convivencia entre la asfixia de un futuro y la liberación de un pasado.
Izaguirre vuelve al mismo terreno que en su ópera prima, Un otoño sin Berlín (2015). Regresa de nuevo a su tierra, a los problemas en las relaciones familiares, a los 30, incluso devuelve a algunos actores y actrices de Un otoño sin Berlín a Nora interpretando el mismo arquetipo de personaje. La eterna amiga vuelve a aparecer, una amiga que siempre comparte plano con la actriz y nunca la deja sola en cuadro. O el padre de Nora, interpretado por Ramón Barea, que aquí establece un vínculo con su hija más optimista pero con mucha menos profundidad como personaje que en su primer film. Pero el tronco de las dos películas es el viaje. Un viaje que en Un otoño sin Berlín la protagonista realiza hacia sus raíces para recuperarse así misma y en Nora lo realiza hacia fuera de su tierra para escapar y volver a empezar de cero. Esta contradicción atiende a toda una generación llena de dudas profesionales y personales, rodeados de crisis económicas y de salud mental. La mirada documental nos traslada al presente, al universo que la propia directora conoce, se contradice y se comprende al mismo tiempo, lo que es la vida.
La muerte
Nora comienza con rechazos: familiares, laborales, antiguos amores,… “Podría ser muchas cosas pero no soy ninguna” se repite una y otra vez Nora. Una protagonista fuerte pero atada a su familia para agarrarse a algo. Revestida por una contradicción en su personalidad; sus intentos de irse de su pueblo se intercalan con su sentimiento de cuidar de sus sobrinos y de su abuelo, mientras que una agradable banda sonora recubre sus momentos más frágiles. Todo con un aura de belleza y optimismo, luminosidad y sonrisas que guarda un drama e insatisfacción promulgado por una completa generación de jóvenes sin trabajo y sin apoyo de sus padres.
El abuelo tiene un peso muy grande en la vida de Nora y en la propia película, pero poco a poco, narrativamente, se convierte en un objeto de cambio para sanar sus heridas y cerrar un capítulo de su vida. Lleva a cuestas sus cenizas durante todo el viaje, pero cuando llega a su fin se transforma en un recuerdo que la ha hecho llegar a ser lo que es Nora. El film alcanza aquí su apoteosis; la muerte muta en un objeto y después en un recuerdo que permanece para siempre, la música, el cine. Un ejercicio de guion estructurado a través de un ritmo apacible y un tono tragicómico.
El viaje
En la película Wild (Jean-Marc Vallée, 2014) la protagonista se enfrenta a sus miedos para superar traumas y promesas que no ha cumplido en su vida. Lo hace a través de un trayecto, un viaje sanador donde se hace preguntas y no encuentra respuestas, inicia ciertas relaciones pero no cuaja ninguna. Ese es el sentido del viaje y esa es la esencia que plantea Nora como obra audiovisual y que viene precedida por algunas de esas películas sobre la redención pero que acaban siendo demasiado obvias. En Nora, antes de iniciar el camino, a través de una idílica naturaleza y problemas de primer mundo, el espectador puede intuir que aquella acabará logrando lo que el film plantea, la solución de un plan de vida alternativo al de su familia. Pero la acumulación de personajes que va dejando por el camino sin poder escucharles y la exaltación de continuas emociones positivas dejan un poso frío en el hipotético viaje de redención de Nora.
Un lugar
Es perceptible en Nora el evidente cuidado de las imágenes, tanto en una posproducción de color excesivamente plástica y artificial, tratándose de un road trip aventurero, y en la introducción de la música, totalmente encorsetada por medio de una estructura narrativa basada en las emociones. El film presenta a personajes como el pescador, el surfista o la periodista que se encuentra Nora por el camino como un misterio, fantasmas que solo le hacen recordar un pasado que nunca tuvo. Aunque, en este caso, la música desvela todo lo contrario; entre alegres sinfonías forja fortuitos encuentros con estos arquetípicos personajes, breves pero suficientes para que Nora siga buscando su lugar esperado.
Dejando atrás a estos personajes, y, sin ayuda de una música que los devuelva a la vida, estos encuentros se quedan perdidos por el camino. Como solitarias almas que solamente en un recap final deja distinguir lo poco que la hicieron avanzar, a Nora en el camino y al propio film en una amalgama de relaciones personales confusas. Lo que realmente se deja entrever en la cinta es la relación de Nora consigo misma. La directora juega con esas sonrisas cómplices y esos gestos en los que el diálogo importa poco. Es ahí donde reside la mirada de Izaguirre. Pero la envoltura de road trip aventurero para redimirse con la compañía de las cenizas de su abuelo ensombrece lo que se quiere plasmar: una propuesta humilde sobre el amor a uno mismo, el deseo de trabajar, de vivir y de soñar. ¿Es necesaria la redención para construir un nuevo plan en nuestra vida, por pequeño y atrevido que sea? Evidentemente sí.
Nora (España, 2020)
Dirección: Lara Izaguirre / Guion: Lara Izaguirre / Producción: Garazi Elorza Vadillo, Jokin Etcheverria, Lara Izagirre / Fotografía: Gaizka Bourgeaud / Música: Pascal Gaigne, Paula Olaz / Montaje: Ibai Elortza / Diseño de vestuario: Iratxe Sanz / Reparto: Ane Pikaza, Héctor Alterio, Naiara Carmona, Ramón Barea, Klara Badiola, Loli Astoreka, Iñigo Arambarri, Itziar Ituño, Joseba Usabiaga, Kepa Errasti, Aia Kruse, Peio Berterretche