NOMADLAND
Viaje a ninguna parte
En la recesión del 2010, Empire, una colonia industrial del estado de Nevada, quedó abandonada cuando la empresa cortó la producción de materiales de la construcción, convirtiendo la colonia en un pueblo fantasma. Más de setecientas personas, entre empleados y familiares, se vieron afectadas. De esta manera comienza Nomadland (Chloé Zhao, 2020), advirtiendo del pasado de su protagonista, Fern, una mujer viuda que vive en una caravana y trabaja en empleos temporales.
Una vida llena de soledad, que no en solitario, desapegada de todo bien material superfluo donde prima la relación con un entorno natural, pero a la par con una fuerte conciencia de comunidad sostenida por el apoyo mutuo. En Nomadland emerge un discurso contra el materialismo, no es baladí que la empresa en la que trabajaba Fern fuera de materiales de la construcción, ni que en una conversación con unos amigos a los que visita se discuta acerca de la idoneidad de firmar una hipoteca a cuarenta años para adquirir una vivienda o que no aparezca ni una moneda ni billete en toda la película. Sin embargo, Zhao no pretende ser dogmática, la vida nómada tiene también sus penurias y contradicciones, Fern festeja sola el año nuevo con un sombrerito y una bengala, o no puede compartir lo que siente al observar los atardeceres y amaneceres. Similitudes que recuerdan a Hacia rutas salvajes (Into the wild) (Sean Penn, 2007), aunque bien es cierto que la película de Penn armaba una diatriba contra el sistema capitalista e idealizaba una existencia en solitario, mientras que Nomadland evita cualquier pretensión de aleccionar.
Durante su vagar por diferentes condados y parajes, Fern se cruza con otros nómadas con los que intercambia inquietudes, recomendaciones de próximos destinos u objetos. Un montaje en planos cortos y conversaciones deshilvanadas, con actores no profesionales, nómadas en la vida real, que aportan a Nomadland una perspectiva realista. Aunque, desafortunadamente, Zhao cercena la espontaneidad de algunas actuaciones cuando los personajes con los que se cruza Fern cumplen una funcionalidad narrativa, como le sucede, por ejemplo, a Swankie. Tampoco parece ayudar a contextualizar el nomadismo la elección de un compositor como Ludovico Einaundi, el piano de su archiconocida Nuvole Bianche convierte la vida de Fern en mucho más televisiva de lo que se debería esperar de alguien desapegada del estilo de vida moderno. En ese sentido Zhao se aleja de The Rider (2017), su anterior trabajo, cuando elementos tan sumamente rígidos parecen transformar el nomadismo de su protagonista para adaptarlo a la mirada urbana.
En una de sus mudanzas sin rumbo en busca de su próximo empleo temporal, Fern pasa por Empire y entra en su antigua vivienda prefabricada. Un pueblo vacío y una casa deshabitada que están llenos de vida en los recuerdos de Fern. Un pasado repleto de melancolía en el que aflora el trauma, aunque también la consciencia de un estilo de vida. Todo ello amparado tras la visión lírica de Zhao que revela la belleza del nomadismo.
Nomadland (EEUU, 2020)
Dirección: Chloé Zhao / Guion: Chloé Zhao, Jessica Bruder / Reparto: Frances McDormand, David Strathairn, Linda May Kallestein, Charlene Swankie, Linda May, Bob Wells / Producción: Searchlight Pictures, Walt Disney Pictures. Highwayman Films, Cor Cordium Productions, Hear/Say Productions / Fotografía: Joshua James Richards / Música: Ludovico Einaudi / Edición: Chloé Zhao
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