NOMAD: IN THE FOOTSTEPS OF BRUCE CHATWIN
Los límites de la identidad
Durante una de las numerosas entrevistas sembradas a lo largo de Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin (Werner Herzog, 2019) como altos en el camino, su director, guionista y narrador se ve en la tesitura de recordarle al escalador y actor Stefan Glowacz que este documental firmado por el autor de Fitzcarraldo (1982) no gira alrededor de él, si no sobre su amigo el viajero, periodista y reputado escritor Bruce Chatwin (1940-1989). Una afirmación que planea sobre todo el metraje de la película y que resulta tan irrefutable como, simultáneamente, cuestionable, en una aparente paradoja que se debate entre la posibilidad de que la omnipresencia de Herzog, delante y detrás de la cámara, responda simple y llanamente al narcisismo, o, por el contrario, ejerza de subrayado a la marcada subjetividad desde la que el director contempla a su objeto de estudio hasta el punto de asumirlo como propio.
Pero, en cualquier caso, su elección de Glowacz como entrevistado no es gratuita, ya que fue el intérprete de uno de los protagonistas de Grito de piedra (Werner Herzog, 1991). Película de ficción que, pese a tratarse de uno de los filmes menos valorados por el propio Herzog de todos los que componen su más que coherente filmografía, se planteó como una oda a Chatwin, fallecido tan solo dos años antes tras contraer el sida. Un sentido homenaje que en aquel momento se sintetizó en el hecho de que uno de los personajes principales de aquella película llevara la mochila que acompañó al escritor en muchos de sus viajes, y que en Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin adquiere los rasgos de una invocación a su memoria, que empieza desde la simbiosis entre Chatwin y Herzog y culmina con la inequívoca sensación de que la identidad del director y su muy personal punto de vista han acabado por devorar la figura de su homenajeado.
Y es que treinta años más tarde, la mochila reaparece, pero esta vez para dar pie a uno de los últimos recuerdos que Herzog guarda sobre Chatwin, avivado durante una conversación con su biógrafo Nicholas Shakespeare. Un testimonio, puntuado por las terribles imágenes de la última entrevista televisada del escritor en la BBC, en el que Herzog rememora de viva voz una agónica conversación con Chatwin, a un par de días de la muerte del escritor, en la que éste le pidió acabar con su vida mientras deliraba sobre su necesidad de poder “reemprender el camino” pese a que su mochila “pesaba demasiado”. Súplica que Herzog amansó asegurándole que sería él quien cargara con esa mochila, como ocurrió después de que la viuda de su amigo, Elizabeth Chatwin, se la hiciera llegar a poco de que este falleciera. Metáfora quizás fácil del traspaso de poderes que se produjo entonces entre ambos hombres, no en vano hermanados entre otras cosas por una común fascinación por el mundo como lugar misterioso e inabarcable en su complejidad, pero que deviene en una interesantísima forma, igualmente compartida por Herzog y Chatwin en sus respectivos oficios, de comprender la plasmación de la realidad desde una perspectiva más interesada en explorar activa y creativamente sus límites que en ejercer de neutrales testigos.
Y es que Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin es, efectivamente, un afectuoso documental en ocho capítulos sobre la amistad del director con Chatwin, su magnética personalidad, su éxito profesional y su sexualidad. Una película construida sobre la relectura de algunos de sus más famosos libros como En la Patagonia (1977), Los trazos de la canción (1987), e incluso trabajos inacabados como The Nomadic Alternative, y de entrevistas a amigos, familiares, conocidos y colaboradores como el propio Herzog, quien adaptó para el cine su novela El Virrey de Ouidah (1980) con Cobra verde (1988). Pero Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin es también, y sobre todo, un nuevo recorrido de los caminos tomados por el escritor durante la escritura de algunos de sus libros de viajes y ensayos por parte de Herzog, quien mal que le pese termina por hacerlos intrínsecamente suyos. Un particular abordaje a la figura del autor literario, que inicialmente provoca una cierta impresión de dispersión debido a una falta de concreción en la biografía de Chatwin, pero que pronto deriva en una visión tan particular de su forma de entender el mundo que termina por parecer más propia de un personaje del cine de Herzog que la de alguien que una vez tuvo una vida autónoma, ajena a los designios del director.
Porque si bien el Chatwin de Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin es un ser humano cuyo retrato se compone de los recuerdos que de él tienen los diferentes entrevistados, la forma en que Herzog desarrolla el resto de elementos de la película hacen de él un personaje tan increíble desde los preceptos realistas generalmente vinculados a este género audiovisual como pudieran serlo los protagonistas de Aguirre, la colera de Dios (1972) o la también documental The wild blue yonder (2005), por poner solo dos ejemplos de seres iluminados y/o sabios, capaces de generar su propia concepción de lo real, entendido como sinónimo de lo posible, dentro de una filmografía particularmente abundante en ellos. Bajo estos preceptos, podría decirse que Herzog asume como propias las acusaciones que cayeron sobre Chatwin como tergiversador de la realidad que retrataba en sus libros de viajes, contando “la verdad y media” y contaminando así con sus apreciaciones la realidad que pretendía retratar como única y veraz. Una sentencia que parece ser tomada por el director y guionista de Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin como una brújula desde la que establecer un retrato sobre Chatwin, hecho a partir de la traslación a imágenes de la forma de entender la realidad que se desprendía de sus escritos.
En este sentido, lo que entendemos por realidad en Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin no es solo lo que recoge la cámara y que, por tanto, existe como ente tangible, si no la interpretación que de ella se hace a través de la recontextualización a la que la someten la inconfundible voz en off de Herzog como narrador, el montaje de las diferentes imágenes que componen la película y sus encuadres, o la credibilidad de algunos de los testimonios que aparecen en la película. Herzog despoja a su documental de la capacidad para reflejar una realidad más o menos estable que se le presupone a este formato, revelando su condición de construcción audiovisual destinada a generar un sentido determinado a partir de la combinación de todos sus elementos. Un cuestionamiento mayoritariamente sutil, aunque ocasionalmente pletórico y hasta exhibicionista en algún momento puntual, que desemboca en la asunción de que si el formato documental, planteado como el vehículo cinematográfico de un punto de vista humano, no es capaz de asimilar lo real, la igualmente limitada perspectiva que toda persona tiene para acceder y entender el mundo que le rodea tampoco es, en consecuencia, capaz de hacerlo. Lo que, a decir de Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin, deriva en una visión necesariamente inconclusa de la identidad de Chatwin equiparable, en su alergia a lo cartografiado y hasta lo entendible por su grado de alteridad, al inhóspito y por ello fascinante mundo por el que transitó en vida.
Un lugar que no por ello resulta menos atractivo, sino todo lo contrario, para aquellos que, como el escritor o el propio Herzog, parecen vivir o haber vivido como exploradores de la realidad que les rodea, convirtiéndola en sus periplos en el reflejo de sus propias obsesiones y fracasando así en sus empresas, como en este caso la de retratar a un amigo, sirviéndoles sin embargo como involuntarios vehículos para reafirmar su insobornable alteridad. Lo que hace de Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin una película capaz de contagiar la fascinación de su búsqueda de lo inexplorado como motor vital desde una perspectiva, sin embargo, muy ligera tanto en lo tonal como en lo formal. Pero también es la historia de la imposibilidad de hacer de esta película una sobre la vida y obra de Bruce Chatwin, reafirmando la identidad de Herzog frente a la realidad de lo que pretende documentar en cada uno de los elementos que la componen. Así pues, ¿es este interesantísimo documental una victoria o un fracaso? Como todo en el cine de Herzog, cuestión de punto de vista.
Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin (Reino Unido, 2019)
Dirección y guion: Werner Herzog/ Producción: Lucki Stipeti? y Steve O’Hagan/ Fotografía: Louis Caulfield y Mike Paterson/ Montaje: Marco Capalbo/ Reparto: Werner Herzog, Nicholas Shakespeare, Elizabeth Chatwin, Bruce Chatwin.
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