NACIÓN SALVAJE
Empoderamiento salvaje
El inicio de Nación Salvaje es cuanto menos impactante. Una cámara baja persigue a un niño montado en su triciclo mostrando a su paso pinceladas de lo que parece un típico barrio residencial americano. Se detiene y mira a cámara mostrando su rostro oculto tras una máscara roja, blanca y azul. Una avalancha de imágenes acosa al espectador a continuación como un rápido vistazo a lo que vendrá después. Una secuencia rápida marcada por una rítmica letanía infantil cargada de pena y resignación. Palabras como sangre, abuso, asesinato, sexismo, homofobia, transfobia o nacionalismo, entre otras, acompañan cada clip resumiendo en apenas un minuto el espectro temático del film, el cual empieza con la protagonista, Lily (Odessa Young), asegurando que lo que veremos a continuación es una historia cien por cien real.
Conviene destacar esto como punto importante teniendo en cuenta que la trama de Nación Salvaje se desarrolla en el pueblo de Salem. Sam Levinson tiene claras sus referencias y el paralelismo entre los conocidos Juicios de Salem y su película son más que evidentes. Un hackeo masivo a los ciudadanos de la localidad y la revelación de todos sus secretos vía online coloca a un grupo de amigas en el punto de mira de la ira colectiva, como “brujas” contemporáneas que actúan de chivo expiatorio para una sociedad que se avergüenza de sí misma.
Teniendo claro el punto de partida de todo el proyecto podría decirse que el resultado final adolece en algunos momentos de pretender abarcar demasiado. Además de lo evidente por el propio planteamiento del film, la hipocresía, la doble moral, y un discurso anti-Trump que amenaza con convertirse en cliché, la película nos habla, por ejemplo, de empoderamiento femenino, de sexualización de la imagen femenina, de estereotipos de masculinidad tóxica, de violencia machista y, por último, del descontrol sobre nuestra vida privada en la red. En general, salvo excepciones, la película planea sobre todas estas problemáticas de forma superficial. Sin embargo, la fuerza de sus argumentos y el ímpetu en su exposición hacen del cómputo final una experiencia estimulante más allá de lo lúdico. Mención aparte requiere la transfobia estudiada a través de Bex, personaje transgénero interpretado por Hari Nef que tiene el mérito de abordar su idiosincrasia sin paliativos ni paños calientes, pero sin caer en victimismos infantiles ni soluciones fáciles.
El discurso feminista, así como el proceso de empoderamiento de las jóvenes protagonistas, es otra excepción a la superficialidad general, hasta el punto de que la estructura formal de la película se siente afectada por él. Durante el primer tercio de metraje Lily, Sarah, Em y Bex gobiernan sobre sus vidas guiadas por el desenfreno y los excesos de la juventud, por momentos recordando videoclips de Miley Cyrus en su etapa más rebelde, como puede ser su We Can’t Stop (Diane Martel, 2013). Su control trasciende el plano ficcional llegando a, por ejemplo, romper la cuarta pared para dar la entrada a la siguiente pista de la banda sonora, dando inicio a una secuencia a cámara lenta de pura exhibición de poderío. Esta perspectiva se ve truncada a continuación en el film, donde su actitud es duramente reprimida a través del rechazo y la violencia machista endémica. Pasan a ser víctimas de varones anónimos dispuestos a purgar sus propias inseguridades a través de la sangre, y toda acción narrativa viene condicionada por su voluntad. Para la recuperación del control perdido sobre sus vidas las jóvenes precisarán una vez más romper la ilusión, renacer de la sangre como guerreras reinantes en y sobre la ficción, construyendo la experiencia estética que les representa a través de una referencia explícita a Delinquent Girl Boss: Unworthy of Penance (Zubekô banchô: zange no neuchi mo nai, Kazuhiko Yamaguchi, Japón, 1971). En resumen, el acto de empoderamiento en Nación salvaje se produce en el momento en que sus protagonistas rompen los barrotes de la ficción que las mantiene presas.
Nación salvaje (Assassination Nation, Sam Levinson, EEUU, 2018)
Dirección: Sam Levinson / Guion: Sam Levinson / Producción: Foxtail Entertainment / Phantom Four / Bron Studios / Creative Wealth Media Finance / Fotografía: Marcell Rév / Música: Ian Hultquist / Montaje: Ron Patane / Diseño de producción: Michael Grasley / Reparto: Odessa Young /Abra / Suki Waterhouse / Hari Nef/ Colman Domingo / Danny Ramirez / Joel McHale / Maude Apatow / Cody Christian / Bill Skarsgard / Cullen Moss / Bella Thorne.
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