Muestra Syfy 2020

LAS 5 PELÍCULAS MÁS DESTACADAS DE LA MUESTRA SYFY 2020

Un año más, Leticia Dolera fue la maestra de ceremonias durante los 4 días de la Muestra Syfy 2020, una selección de películas de corte fantástico que el canal de pago exhibe en la capital. La 17ª edición de este festival proyectó películas de las que ya hablamos en nuestra cobertura del Festival de Sitges, como Bacurau (Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles), The Lodge (Severin Fiala y Veronika Franz) y Le Daim (Quentin Dupieux), pero además hubo un buen puñado de obras interesantes (algunas sin estreno previsto en España) que rescatamos en este artículo para que no escapen a vuestro radar. Estas son las 5 películas más destacables de la Muestra Syfy 2020:

onward - mutaciones

Onward (Dan Scanlon)

La nueva película de Pixar fue la inauguración por todo lo alto de la 17ª Muestra Syfy, un día antes de su estreno comercial en salas. Una fantasía en un mundo de elfos, centauros, dragones y animales mitológicos claramente estructurada en torno a los juegos de rol del estilo de Dragones y mazmorras. La factoría Disney/Pixar vuelve a utilizar la pérdida de un ser querido (Disney, traumatizando a menores desde 1923), en este caso el padre de los protagonistas Ian y Barley (voces de Tom Holland y Chris Pratt) que murió sin que ambos pudieran apenas conocerle. En el 16º cumpleaños del más pequeño, Ian, su madre les entrega un regalo que dejó su progenitor para ellos: la posibilidad de pasar un último día juntos gracias a un hechizo activado por una piedra de poder. Pero la piedra se rompe, y los hermanos tendrán que unir fuerzas en una aventura mágica para conseguir otra. En un alegato optimista por el frikismo, la aceptación de uno mismo y el soñar con los ojos abiertos, la estrategia del filme pasa por gustar a pequeños y adultos con una apuesta segura: los mayores reconocerán los guiños a los juegos de rol y a las películas de aventuras y de ‘espada y brujería’, mientras que para los peques es un excelente punto de partida para adentrarse en el mundillo (algo que seguramente Disney aprovechará sacando juegos de mesa, de cartas…). Divertida y emotiva, la mejor inauguración de las últimas tres colaboraciones entre Disney y la Muestra, tras la correcta Capitana Marvel en 2019 y el fiasco absoluto de Un pliegue en el tiempo en 2018.


color out of space - mutaciones

Color out of space (Richard Stanley)

El combo más esperado de toda la Muestra. La productora de Elijah Wood y el casi olvidado director de culto Richard Stanley adaptando al maestro del horror cósmico H.P. Lovecraft con Nicolas Cage de protagonista. Con estos argumentos, la película está vendida desde el primer minuto. Y el resultado está a la altura de las expectativas. El color que cayó del cielo es un relato de 1927 en el que un meteorito caía cerca de la granja de los Gardner, acompañado de un resplandor de un color imposible, nunca visto. El meteorito provoca extrañas mutaciones en la fauna y la flora de la granja, así como violentas alucinaciones en la familia Gardner. La nueva versión de Richard Stanley (las anteriores tuvieron éxito residual pero, si hay que destacar alguna, sería Granja maldita de David Keith en 1987) adapta de manera bastante fiel el material original, ambientándolo en la actualidad y valiéndose de los efectos digitales de la compañía española USER T38. Los animales, al interactuar con la «radiación» alienígena, se transforman y se fusionan al más puro estilo La Cosa: El enigma de otro mundo (John Carpenter, 1982), Re-sonator (Stuart Gordon, 1986) o Society (Brian Yuzna, 1989), por nombrar algunos de los referentes del terror viscoso lovecraftiano rescatado por James Gunn en Slither: La plaga (2006) y el dúo Jeremy Gillespie y Steven Kostanski en El Vacío (2017).  Y, en cuanto al reparto, ¿quién mejor que Cage para ejemplificar el viaje a la locura de un padre de familia? La colección de idas de olla y de futuribles memes justifican su fichaje.


Synchronic (Justin Benson y Aaron Moorhead)

En 2017, el dúo Benson y Moorhead deslumbraron en festivales de todo el mundo con El infinito, una película de bucles espacio-temporales que, en un giro desprevenido, englobaba su corta filmografía como si de un universo cinematográfico se tratase. Fue una apuesta bastante arriesgada, con los propios directores protagonizando el filme por la falta de presupuesto. Y, sin embargo, triunfaron. El siguiente paso era meter un pie en el mainstream con un presupuesto algo más holgado y un reparto más comercial, algo que están intentando con Synchronic. Los protagonistas elegidos han sido Jamie «50 sombras» Dornan y Anthony «The Falcon» Mackie, que dan vida a dos médicos de emergencias sanintarias que descubren los efectos de una nueva droga. El guion escrito por Benson, quizá el más «accesible» de su carrera, no deja atrás sin embargo los rasgos argumentales que definen el estilo de la pareja de directores: ciencia ficción de andar por casa, que apuesta todo al encaje de bolillos espacio-temporal de la historia descartando grandes efectos especiales. Synchronic, aunque mantiene el tipo y no deja de ser una película a la altura de lo esperado, pierde la frescura y el desparpajo de su trabajo anterior, y le está costando encontrar distribuidora en salas. En la Muestra tuvimos la oportunidad de ver un montaje distinto al proyectado en Sitges (lo que provocó un lío vergonzoso con los subtítulos, que no se correspondían con el metraje), más explicativo y a mi parecer más aburrido, que no es otra cosa que un intento por mejorar la distribución de la obra. Ojalá tengan suerte.


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Rabid (Jen Soska y Sylvia Soska)

Remake de la película homónima de David Cronenberg de 1977, Rabid retoma la esencia de los inicios del maestro del «terror venéreo» adaptándolo a un presente superficial y poser, además de profetizar por unos meses la respuesta social a una pandemia mundial desconocida. Las hermanas Soska, que poco a poco se están consolidando como un valor seguro dentro del circuito gore de la serie b, ofrecen una historia clásica con mad doctor y experimentos médicos que al principio salen bien, pero luego (oh, sorpresa), resulta que no. La protagonista, Laura Vandervoort, es una diseñadora de moda que ve cómo su vida personal y profesional da un vuelco tras sufrir un accidente que le desfigura la cara. Desesperada, acude a una clínica que ofrece un casi milagroso nuevo tratamiento con células madre. Que en la clínica se vistan como en el Palmar de Troya y el ego mesiánico del director no hacen saltar las alarmas, emocionada por la rapidez y la eficacia de los resultados. Los lloros vienen cuando descubre que está conviviendo con un parásito que la convierte en una depredadora asesina, y que dicho parásito se transmite a nuevos huéspedes con cada contacto. Resulta un tanto curioso (por decir algo) recordar a los médicos desbordados y a los políticos ocultando la pandemia para no cancelar eventos multitudinarios, llegando a decir que «es una tontería como un resfriado».


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First Love (Takashi Miike)

El incombustible Takashi Miike, con más de 100 títulos a sus espaldas, regresó a la Muestra con la clausura «oficiosa» (Vamos a olvidarnos del desastre que supuso The Boy II: La maldición de Brahms), y lo hizo con el género que mejor maneja y, quizá, con su película más redonda para el gran público desde hace unos cuantos años. First Love recoge el estilo gángster de Tarantino y Guy Ritchie y lo traslada al mundo yakuza con una mezcla de comedia, acción, romance, drama y thriller aderezada con los toques de locura propios de Miike, que aun así resulta bastante contenido en esta ocasión. El guion de Masa Nakamura, colaborador en otras grandes películas de Miike como Sukiyaki Western Django (2007), entrelaza los destinos de un boxeador, una prostituta, un policía y varios miembros de la yakuza japonesa y la mafia china en una persecución de hora y media, repleta de giros genuínamente inverosímiles, que culmina en un «todos contra todos» apoteósico donde no falta el característico humor negro del polifacético cineasta nipón. First Love iba a suponer el regreso a las salas españolas de Miike tras varios años (demasiados) en los que solo podíamos disfrutar de su cine en festivales. No poder disfrutarla finalmente en pantalla grande es una de las peores consecuencias del coronavirus.


 

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