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MUDAR LA PIEL

El Otro es un misterio

Mudar la piel - Revista Mutaciones

“En el Otro hay misterio. Ese misterio puede regalarse, pero no sonsacarse con sacacorchos”, dice Juan con el lenguaje y la generosidad de quien ha dedicado su vida a la mediación de conflictos y ha reflexionado mucho sobre la conciliación y la amistad: los dos temas principales de Mudar la piel (Cristóbal Fernández y Ana Schulz, 2018). A ellos incorpora Ana Schulz, también guionista e hija de Juan, una voluntad inquisitiva opuesta a la de su padre, pues trata de penetrar en las verdades bajo la piel y bajo la amistad incondicional (¿la hay de otro modo?) de este con Roberto, quien estuvo espiándole al servicio del CESID (hoy, el CNI). Del conflicto entre ambas perspectivas surge uno de los mayores atractivos de esta película repleta de aristas e incertidumbres. También de la conciliadora y sabia actitud de Juan ante ellas. Reconoce, por ejemplo, que tiene dudas acerca de Roberto, y “ninguna intención de resolverlas”.

Juan Gutiérrez ejerció como mediador durante algunos de los años más calientes del conflicto vasco en los años 80 y 90. Fundó y dirigió el pionero Centro de Investigación por la Paz Gernika Gogoratuz y estableció distintas negociaciones para la conciliación con ETA, tanto bajo gobierno del PSOE como del PP. No cree en quien afirma estar en contra de la violencia, y mucho menos en distinciones entre buenos y malos o acuerdos en términos de vencedores y vencidos (o rendidos). Tristemente en España no abundan tipos como Juan. Aunque él contaba con el apoyo del gobierno vasco y de Rafael Vera, secretario de Estado de Seguridad, el CESID asignó a un agente para espiarle y estar al tanto de su actividad como mediador: Roberto. Bajo una identidad falsa, Roberto se convertiría en mano derecha de Juan en Gernika Gogoratuz y en amigo suyo incluso tras el descubrimiento de su identidad y de las abundantes sospechas de que el CESID aprovechó su información para forzar la dimisión de Vera y enturbiar las negociaciones por la paz del ministro de interior Mayor Oreja. En una carta posterior a su amigo, Roberto confiesa cómo el CESID se sentía orgulloso de haber acabado con Vera y echado su trabajo por tierra. El itinerario de Roberto, que acabaría abandonando el CESID, reconstruyendo su vida como mediador de conflictos y protagonizado el primer juicio por traición de nuestra “democracia” es interesantísimo, oscuro y material para un thriller; circunstancias perfectamente aprovechadas por Ana Schulz y Cristóbal Fernández en la película.

Mudar la piel - Revista Mutaciones

Mudar la piel nace de una fotografía, la del póster, que participa ya de los códigos del thriller; al fin y al cabo la película trata del misterio del Otro. En ella aparece Juan el día de su cumpleaños bajo la presencia de un Roberto, recién reaparecido, fuera de foco. Hasta la mitad del metraje no veremos mucho más del rostro sin rasgos del espía, que suele aparecer desenfocado, en claroscuros o filmado a través de espejos, siempre acompañado de estridente música de cuerda que producir el suspense. Y es que Mudar la piel insiste en remarcar el misterio de la identidad del otro -en especial la de un espía, semejante a la del actor- sin llegar a resolverlo. Lo que no quita que el documental adopte la forma de una investigación en su estructura o en el uso de material de archivo, entrevistas inquisitivas y hasta una confesión epistolar y una escena con escuchas. También incluye un sorprendente giro final que lanza nuevas sombras sobre lo visto y sobre la propia película (e incluso sobre el género documental).

Pero, pese a su tema político, en cierto modo Mudar la piel es un documental doméstico. Una película familiar bajo las circunstancias de que la atraviesa un fragmento de la historia de España. Fue por esclarecer un asunto familiar que la acompañó durante años en casa de sus padres que Ana comenzó a filmar. Necesitaba entender “esa amistad” generosa y desprejuiciada de su padre hacia Roberto y, al contrario que Juan, alcanzar algún tipo de revelación y de verdad en un encuentro catártico entre los dos amigos.

A menudo los críticos confundimos oportuno con oportunismo y abusamos del término necesario, pero, ahora que el fin de ETA parece un hecho y urge más el diálogo y la conciliación con otras comunidades, una película como Mudar la piel parece necesaria, pues incita a varias reflexiones como corolario. Como que “el conflicto vasco” y el “independentismo catalán” no son fenómenos aislados, sino distintas manifestaciones de un mismo rechazo al diálogo. En estos momentos en que se está construyendo el relato sobre el fin de ETA, hay quienes quisieran fijarlo -y actuar en consecuencia- como un triunfo de la agresividad, del odio al otro, de la negativa al diálogo y de las categorías de vencedores y vencidos contra las que siempre se posicionó Juan, olvidando la importancia de mediadores como él, o que esa actitud, más que acabar con nada (o ‘destruir’, que es un término más de su gusto), ha desplazado el conflicto a otro lugar bajo otras circunstancias. Mudar la piel nos recuerda que aún hay otras formas de entender la conciliación y la amistad. Y explora inquisitivamente las aristas de todo ello.

Mudar la piel - Revista Mutaciones


Muda la piel (España, 2018)

Dirección: Ana Schulz y Cristóbal Fernández Guion: Ana Schulz Producción: Leire Apellaniz y Juan Barrero para Labyrint Films y Señor & Señora / Fotografía: Cristóbal Fernández / Montaje: Ana Schulz y Cristóbal Fernández

2 comentarios en «MUDAR LA PIEL»

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